Aniversario tórrido

25 años de ‘Les eXXcursionistes calentes’: cuando el porno habló con las voces de ‘Els Pastorets’

El Cerdanya Film Festival reivindica el primer y único gran hito del cine para adultos en catalán y presenta la última película de su director, Conrad Son, un drama íntimo sobre la salud mental

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Conrad Son, en el Cerdanya Film Festival

Conrad Son, en el Cerdanya Film Festival / CFF

Rafael Tapounet

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No es habitual que un actor, director, productor y guionista de películas pornográficas reciba una llamada del Parlament de Catalunya. Por eso, cuando la voz al otro lado del teléfono se identificó como representante de la Cámara legislativa, Conrad Son (Barcelona, 1966) se alarmó más de la cuenta. “Si te llaman de Hacienda, no piensas que te van a regalar dinero”, apunta. El temor era esta vez injustificado. El afán de Conrad Son por promover el porno en catalán había despertado el interés del entonces líder de ERC, Josep Lluís Carod-Rovira, que con el tiempo llegaría a dedicar grandes elogios (y alguna subvención) al cineasta barcelonés. Todo eso ocurrió hace un par de décadas; “ahora algo así sería completamente imposible”, dice Son. El desencadenante fue una película, ‘Les eXXcursionistes calentes’, que acaba de cumplir 25 años y que ha quedado para la historia como el primer -y hasta la fecha único- gran hito del cine para adultos en lengua catalana.

La conmemoración de las bodas de plata de ese filme seminal ha sido el objeto de una de las sesiones del Cerdanya Film Festival que se celebra estos días en Puigcerdà (del 1 al 11 de agosto). La muestra ha acogido también el estreno de la última película de Conrad Son, ‘Tot allò que no et vaig dir’, un drama centrado en la salud mental que nada tiene que ver con los trabajos del director en el terreno del entretenimiento para adultos. La conexión del cineasta con la Cerdanya es estrecha, puesto que la cinta a la que debe su fama se rodó íntegramente en parajes de la comarca.

"Fot-li, que és de Reus"

El argumento de ‘Les eXXcursionistes calentes’ se despacha rápido: varias parejas y tríos se entregan en un entorno rural a variadas prácticas dionisíacas que siempre conllevan quitarse la ropa. El gran acierto de la película está en un doblaje al catalán, responsabilidad de Agustí Díaz Balanza, trufado de expresiones y referencias toponímicas que parecen sacadas del ‘Costumari’ de Joan Amades. Frases como “Això és un túnel i no el del Cadí”, “fot-li que és de Reus”, “te la fotré pel broc gros”, “vols botifarra amb seques?” o “xarrupa, que vessa”, junto a escenas hilarantes como una en la que un tipo corteja a unas muchachas cantándoles ‘L’estaca’ de Lluís Llach (“si tu m’estires fort per aquí…”), propulsaron la popularidad del filme mucho más allá del mundillo del cine porno.

“No había ninguna doble intención más que pasarlo bien, trempar y reír -señala Conrad Son-. Todo era una coña marinera, una broma de catalanes para catalanes. Y por eso metimos en el doblaje esas voces tan exageradas, como de ‘Els Pastorets’. En la película no hay malos rollos ni cosas raras, todo es pura alegría. Y que se convirtiera en un fenómeno mediático, político y social tan bestia nos pilló un poco por sorpresa. Pero creo que la gente se lo tomó todo con mucha inteligencia y sentido del humor. Hoy quizá sería diferente porque las pieles se han vuelto más finas”.

Conrad Son, en la charla sobre 'Les eXXcursionistes calentes' en el Cerdanya Film Festival

Conrad Son, en la charla sobre 'Les eXXcursionistes calentes' en el Cerdanya Film Festival / CFF

Al margen de la gracia que hicieran en Catalunya la carta lingüística y el uso de localismos, ‘Les eXXcursionistes calentes’ se las apañaron para cruzar fronteras y triunfar también en otros mercados y otros idiomas. El filme se tradujo al inglés (‘Hot trippers’), el francés, el italiano y el alemán. “Aquí la repercusión tuvo que ver con la lengua -comenta Son-, pero fuera llamó la atención por ser una de las pocas películas de este tipo que se hacían al aire libre, porque hace 25 años todo el cine porno se hacía en apartamentos y hoteles donde fuera fácil controlar la temperatura y la presencia de gente ajena al rodaje”. Precisamente, para evitar perturbar la jornada de alguna familia montañera, el equipo rodaba siempre a primerísima hora de la mañana, lo que, a esa altura, obligaba a los actores a despelotarse con temperaturas por debajo de los 10 grados. “Hacía frío, pero no recuerdo que hubiera problemas”, aclara el director.

Películas y contenidos

Conrad Son abandonó la realización de películas para adultos en 2012. “Lo dejé porque me pedían cosas que no me apetecía hacer. A mí, todo lo que no dé la sensación de que la gente se lo pasa bien no me apetece. Ahora ya no se hacen películas, se hacen contenidos. Y, además, ha dejado de ser un negocio, porque tú coges a tu pareja, os grabáis con el móvil y lo subes a internet y ya estás compitiendo conmigo directamente. Se ha abaratado mucho. No dramatizo, ¿eh? Es lo que hay y a mí no me va”. También ha cambiado, añade, la relación de la sociedad con el porno, que, tristemente, parece haber dejado de ser cine y para adultos. “La cortinilla negra en el videoclub podía tener mala fama, pero era un elemento determinante. El problema es que ahora un chaval de 12 años puede ver porno coreano en una red social y a mí eso me parece aberrante. ¿De quién es la culpa? Si un niño se compra una botella de vino y se emborracha, el culpable no es quien hace el vino, sino quien se lo vende”.

Entre otros proyectos, el cineasta barcelonés anda embarcado en la preparación de un documental sobre ‘Les eXXcursionistes calentes’. “Quiero hablar del fenómeno que supuso e intentar explicar cómo han cambiado las cosas en estos 25 años”. Son asegura que no le molesta haberse convertido en un ‘one hit wonder’ y ser recordado por un único título después de una vida de trabajo. “Georgie Dann hizo cientos de canciones y era un saxofonista extraordinario, pero la gente se acuerda de ‘El chiringuito’. Pues aquí hay algo de eso. Pero no me sabe mal, aún gracias que me recuerdan”.

Una imagen de 'Tot allò que no et vaig dir'

Una imagen de 'Tot allò que no et vaig dir' / CS

Por el momento, le toca presentar ‘Tot allò que no et vaig dir’, un drama intimista rodado en escenarios naturales de Blanes y Malgrat de Mar “con el presupuesto que otras películas dedican a cafés”. Es, dice, “una tragedia mediterránea”, algo así como el mar de fondo que no se ve en los anuncios de Estrella (cuya estética copia deliberadamente en un par de planos). “Mira, al final me gustaría pensar que la gente se ha reído y ha trempado con una película mía y ha llorado con otra -declara Conrad Son-. Eso sería maravilloso, porque en la vida tiene que haber momentos para todo”.

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