Novela negra

Toni Hill: "Los psicópatas no son superhombres. Quiero que el lector sienta su miedo"

El escritor barcelonés profundiza en el tema de la traición en 'La hora del lobo', segunda entrega de la trilogía protagonizada por la criminóloga Lena Mayoral y el Verdugo, ambientada en el valle de Boí

15 novelas negras para combatir el calor del verano

Toni Hill convierte a un verdugo de garrote vil en asesino en serie

El novelista Toni Hill, el pasado mes de julio.

El novelista Toni Hill, el pasado mes de julio. / Laura Trives

Anna Abella

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Hace un año, en ‘El último verdugo’, Toni Hill (Barcelona, 1966) ‘regalaba’ al lector a un original villano, un psicópata y asesino en serie instalado en la capital catalana que mataba a sus víctimas con un decimonónico garrote vil porque, según él, se lo merecían. Frente a él, la criminóloga Lena Mayoral, psicóloga como su creador, que debía hacerle frente. Fue uno de los ‘thrillers’ del verano. Ahora, el autor de ‘Tigres de cristal’, uno de los nombres indiscutibles del ‘noir’ autóctono, ha regresado con ambos protagonistas en ‘La hora del lobo’ (Grijalbo), segunda entrega de una bienvenida trilogía, cuyo título, inspirado en la película de terror homónima de Ingmar Bergman, apela al “tiempo que separa la noche de la aurora, cuando la mayoría de la gente muere”. 

En el primer libro, que Hill escribió sin pensar que tuviera continuación, se acercó al concepto de justicia. En el futuro tercero, desvela, tratará del rencor. Aquí es el concepto de la traición, cuyas raíces llegan al bíblico Judas Iscariote, que entregó a Jesús por 30 monedas de plata, el que domina una acción que se traslada al valle de Boí, en el Pirineo catalán

"Todos hemos sido traicionados o hemos traicionado a alguien en algún momento"

Es en uno de sus pequeños pueblos donde se refugia e instala Marta con su hijo de 8 años, Daniel, que desaparece la noche en que ella es estrangulada en su casa. Siete años después, un chico de 15, la misma edad que tendría Daniel, es hallado asesinado en la iglesia con tres equis marcadas. No será el último. Mientras, una terrorífica secta de Judas mueve los hilos en absoluto secreto y un grupo de amigos adolescentes ‘juegan’ a convocar fantasmas con una tabla Ouija. (Sí, el joven Hill, que hoy no cree en fantasmas, también hizo espiritismo, confiesa con una gran sonrisa. "No pasó nada de nada. Pero es una forma de lidiar con el tema de la muerte cuando se es joven".)      

"A lo largo de nuestras vidas, todos en algún momento hemos sido traicionados o hemos traicionado a alguien -explica Hill en entrevista-. La palabra ‘traición’ tiene tanta fuerza y contundencia que por eso se usa poco. Con ella pasa como con el maltrato, que antes nunca se verbalizaba pero eso no significaba que no existiera. Las traiciones existen, aunque nadie hable de ellas. Da mucho juego, Judas, lo que sienten los adolescentes de la novela, o la traición a uno mismo, que ejemplifica el propio Verdugo en la prisión, cuando se pregunta quién es, cómo es y qué quiere hacer. La verdad desnuda es que él y muchos psicópatas buscan una coartada para explicar por qué matan. Él se dice que hace justicia, que castiga infieles o elimina prostitutas, pero, sencillamente, le gusta matar".

Por ello, su protagonista, una criminóloga autora de ‘best sellers’ de ‘true crime’ que mantiene una relación con el subinspector de los Mossos Javid Jarque, defiende "que en los casos de psicópatas la reinserción es muy difícil. Quizá se reprimirán más o menos tiempo, pero siempre volverán a hacerlo. Todos los expertos coinciden en ello".  

El Verdugo, un personaje que ya ha despertado el interés por llevarlo a la pantalla, coincide en prisión con El Gusano, un violador y asesino de niñas. "Intento que en algún momento el lector sienta su miedo, para que les pierda el respeto y vea que tienen un lado vulnerable, que no son superhombres", relata el autor de ‘El oscuro adiós de Teresa Lanza’. Son individuos concretos que encarnan el mal, però en ‘La hora del lobo’, añade, también "hay un mal más difícil de combatir, con más poder y que se dispersa en mucha más gente de la que uno cree, es un mal que puede estar por todas partes porque no sabes quién es miembro de esa secta". 

"La figura del lobo -cuenta Hill- encajaba bien con el medio rural y con el ambiente claustrofóbico de la película de Bergman. A la vez es interesante porque este animal es el malo en todos los cuentos y en cambio ahora es una especie protegida, que mata por instinto. Además, esa hora del lobo nocturna me permitía estructurar la novela de manera natural". 

"El lector ahora prefiere a los autores españoles de novela negra. Hace unos años consumían sobre todo novelas de anglosajones, franceses y nórdicos"

Celebra el también creador del inspector Héctor Salgado que el género negro "ha alcanzado una voz propia y un estatus". "Siempre ha sido popular, pero hoy, gracias en parte a las librerías y los medios de comunicación, se ha establecido como un género que no tiene nada de menor. Hay muchos más autores y si durante años la gente consumía muchas novelas de anglosajones, franceses o nórdicos, creo que ahora prefiere claramente al autor español -opina-. Los géneros funcionan cuando se los respeta. Al contrario de lo que algunos decían no es fácil escribir género. Quieres conseguir que la novela enganche y que el lector empatice con los pesonajes, como en cualquier libro, pero debes mostrar el cóctel para que parezca que eso no se ha explicado antes". Es lo que logró con ‘su’ Verdugo.