Festivales

Chris Isaak, caballero del sur con brillos ‘kitsch’ en Cap Roig

El cantante californiano ofreció un exquisito concierto en Calella de Palafrugell en el que recorrió sus clásicos y homenajeó a Roy Orbison y Elvis Presley 

Concierto de Chris Isaak en el Festival de Cap Roig. FOTO FERRAN SENDRA

Concierto de Chris Isaak en el Festival de Cap Roig. FOTO FERRAN SENDRA / "FERRAN SENDRA "

Jordi Bianciotto

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Hace casi 40 años que Chris Isaak dio que hablar con un primer álbum, ‘Silvertone’ (1985), que recibió elogios aun yendo muy a contracorriente: tupé a lo Elvis juvenil, rockabilly de acordes claros y baladismo turbio, Roy Orbison “singing for the lonely” en el retrovisor y aires ‘vintage’ antes de que esta palabra diera aires mundanos a quien la pronunciara. Ahí sigue, más o menos, el californiano, desarrollando una estética sonora (y no solo) con reflejos de otros tiempos, y haciéndolo con clase, pulcritud y sentido del espectáculo, como pudimos apreciar este sábado en el Festival de Cap Roig.

No hacía falta, pero Chris Isaak nos quiso dejar claro que él es el “original American boy” en la primera canción, paseándose con su estridente atuendo rojo con brillos incrustados de estrella country pasada por Las Vegas. “Si ustedes no hubieran venido esta noche, ¿quién se lo hubiera puesto entonces?”, bromeó agradeciendo a los presentes “el apoyo a la música en directo” y apoyando moralmente a los que hubieran repostado en las barras. “Beber ayuda en nuestros shows”. Y en un plis-plas ya lo teníamos adentrándose en la platea, trepando a las gradas y disfrutando de que lo fusilaran a selfis. Se mostró impresionado con el jardín botánico de Cap Roig (lo visitó durante la mañana) e hizo notar que el lugar “no se parece nada” a su pueblo, Stockton.

Orbison y Elvis

A juego con su porte risueño, alta competencia ejecutiva: quinteto finísimo, una voz que conserva la textura, el ‘punch’ y los agudos, indispensables en ese ‘Wicked game’, que no tardó en sonar. Distinguible variedad, con un par de homenajes (‘Oh, pretty woman’, de Orbison, y ‘Can’t help falling in love’, con vistas a Presley) y el receso acústico con unos ‘Forever blue’ y ‘Blue Spanish sky’ en los que pudo lucir tonalidades vocales. Las canciones sobre relaciones rotas, su especialidad, como ‘Baby what you want me to do’, sobre “un tipo que maltrata a novia y luego ella lo maltrata a él”.

Tipo simpático, Isaak, y generoso, que cedió el foco a su bajista-cantor Rowland Salley en la balada ‘Killing the blues’, que “grabaron Robert Plant y Alison Krauss, y John Prine”. Su lejano ‘Dancin’’ es uno de esos ejemplos de canción magnética sustentada en un único acorde. ‘Blue hotel’ enredó el lugar con su telaraña de una carretera perdida y, en el tramo final, ‘Baby did a bad bad thing’ nos hizo recordar las travesuras de Tom Cruise y Nicole Kidman en ‘Eyes wide shout’, invitándonos a pensar que más allá de sus aires de eterno ‘American boy’, en lo suyo siempre ha flotado algo de misterio, un pellizco de atrayente perversión.

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