Resuelto el misterio de la 'fotopolla' en la película 'Casa en flames', fenómeno del cine catalán

El éxito inesperado de 'Casa en flames', que ya se ha convertido en la segunda película más taquillera del cine en catalán, por detrás de 'Alcarràs', ha traído a su creador, Dani de la Orden, muchas alegrías. "Pero también algún conflicto", como él mismo afirma este jueves en sus redes sociales. Durante la película aparece una 'fotopolla' que recibe a través de un mensaje uno de los personajes y, más tarde, en los créditos finales de la cinta, se atribuye esa imagen "del (bien dotado) miembro" al propio De la Orden. "Debo comunicar, para no continuar con esta farsa, que no es la mía", ha informado ahora el cineasta en su perfil de X.

Una de las productoras del filme, Ana Eiras, bromeó con poner el nombre del director al lado de 'fotopolla' para atribuirle la fotografía y, De la Orden, convencido de que nadie iba a leer todos los créditos del filme, aceptó. "No quiero continuar con esa mentira viviendo una farsa que no ayuda ni al cine catalán ni a nuestra cultura. No quiero engañar a un pueblo haciéndole creer que puedo bañarme desnudo en el agua con total tranquilidad", ha bromeado el cineasta catalán a través de su comunicado.

"Pido disculpas por dejar que esta mentira se perpetúe", ha añadido. "Por suerte, la película todavía no se ha estrenado en Netflix y hemos podido evitar un conflicto internacional que pondría la cultura catalana en el punto de mira", ha comentado el director de 'Casa en flames' con cierto sarcasmo.

En el coloquio que organizó el cine Mooby Bosque hace una semana junto a Dani de la Orden y la protagonista de la cinta, Emma Vilarasau, al que este diario pudo asistir, el director ya anunció a los asistentes que esa imagen no era de su miembro y desveló la autoría de la fotografía. Al parecer, no tenían suficiente presupuesto como para pagar a un actor que posara de esa manera. Uno de los integrantes de su equipo había recibido recientemente esa 'fotopolla' en su teléfono móvil y decidió pedirle permiso a la persona que se la había enviado para poder usarla. Esa persona aceptó con la condición de que se preservara su anonimato. Y así fue. Ni siquiera De la Orden sabe realmente quién se esconde detrás de la imagen.