Festival Celsius 232

Fonda Lee y A. Y. Chao: también la fantasía llega de Asia

Encuentro con la consagrada Fonda Lee y la emergente A. Y. Chao, dos autoras sinocanadienses que introducen el trasfondo cultural de sus orígenes en sus libros

A. Y. Chao (izquierda) y Fonda Lee (derecha), en Avilés

A. Y. Chao (izquierda) y Fonda Lee (derecha), en Avilés / Rodrigo Solís / LNE

Avilés

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En 2017, la escritora canadiense Fonda Lee publicó ‘Ciudad de Jade’, la primera parte de la trilogía 'Huesos Verdes', que mezclaba mafia, magia y kung fu y cuya publicación en España culminó hace unos meses con ‘Legado de Jade’ (Insólita). 'Ciudad de Jade' le valió el World Fantasy Award de 2018. Más o menos por ese tiempo llegaron también ‘La guerra de la amapola’, de R. F. Kwang, y ‘La gracia de los Reyes’, de Ken Liu. “Y desde entonces ha habido un cambio increíble, en menos de una década, en la variedad de fantasía que puedes encontrar. En ese momento no teníamos referentes similares”, explica Fonda Lee, que ha participado en el festival Celsius 232 de Avilés, al igual que la también sinocanadiense A. Y. Chao, con su primer libro., ‘Shanghai inmortal’ (Minotauro). Como el año pasado lo hicieron Tasha Suri con su fantasía indo-queer o la británica-malaya Zen Cho, o el taiwanés Wu Ming-Yi en el último Festival 42 de Barcelona.  

“Yo crecí leyendo mucha fantasía tradicional. Europea. Tolkien, crecí leyendo mucha fantasía épica tradicional. Tolkien, C. S. Lewis… Pero la ampliación de inspiraciones culturales está trayendo una nueva edad de oro para la fantasía”, sostiene Lee. “Cuando era joven, lo primero que leí con presencia de personajes culturalmente mixtos fue ‘El club de la buena estrella’ de Amy Tan, y ya tenía 20 años. Pero todo estalló hacia 2017, con Kwang, los K. Dramas en Netflix… La industria ha visto que hay dinero, pero para mí, producto de una Canadá con múltiples referencias, verme reflejada es emocionante, y creo que eso será realmente bueno para los niños”, apunta A: Y. Chao,. Hemos hablado con ellas por separado: pero ambas conversaciones confluyen en más de un tema. 

La escritora canadiense Fonda Lee, en Avilés

La escritora canadiense Fonda Lee, en Avilés / Ricardo Solís / LNE

Tanto Lee como Chao son exponentes de los sinocanadienses de primera generación. Y como en todos los libros de los que hablamos, escritos por jóvenes autores nacidos o criados en EEUU, Canadá, el Reino Unido… el conflicto con la familia tradicional de sus padres y abuelos aparece siempre de una manera u otra. Pero los referentes culturales que manejan Lee y Chao son distintos. Aunque parecería propio de una mirada eurocéntrica tildar de ‘asiática’ una ambientación, en el caso de Lee sí opta por crear para su mundo secundario por una combinación de diversos países de Extremo Oriente. En la saga de los ‘Huesos Verdes’, Lee imagina una isla que tiene como recurso el jade, que da capacidades mágicas a sus luchadores y les permite convertirse como un país independiente y próspero, regido por clanes familiares más o menos enfrentados entre sí.

“Quería que esta isla, Kekon, tuviera una identidad propia. No hay ni una palabra específica de una cultura de Extremo Oriente, sino elementos comunes, como la importancia de la familia, y una amalgama de características de Singapur, Taiwán, Japón, China, Hong Kong...”, enumera. Chao tiene una inspiración mucho más acotada. Dos Shanghai que conviven en el mismo espacio, en 1935, el de las concesiones internacionales, la mala vida, la guerra civil y las heridas de la agresión japonesa, y un Shanghai paralelo en el que viven (y interactúan con el real) seres inspirados en la mitología china, como el rey del infierno, con su corte de espíritus. Incluyendo su inconformista protagonista, mitad vampiro y mitad zorro. 

En la trilogía de Lee aparecen otros referentes. Como la yakuza o las tríadas. Y el jade, porque (su carrera fue durante un tiempo de asesora corporativa) “quería explorar la idea de la magia como una mercancía, un recurso natural que proporciona poder, se puede exportar, robar, que puede funcionar como sustituto del dinero, o de las drogas. Me gusta escribir historias donde en realidad hay un solo elemento especulativo que cambia todo en el mundo, pero que ilumina nuestro mundo de alguna manera”. Aunque, además, el jade es un elemento que en numerosas culturas asiáticas es visto como más valioso que el oro, visto como un enlace entre el mundo real y el sobrenatural”.

Y además de familia y jade: artes marciales. Porque Fonda Lee es cinturón negro de karate y kung-fu, y “fanática” de las películas de artes marciales. “Sé que no se puede volar como en las películas, aunque lo desearía… así que busqué una forma de que fuese posible mágicamente. Pero traté de encontrar un lugar donde lo mágico y lo fantástico, se volviera más tangible, más real. Mis personajes no pueden usar esa magia y obtener inmediatamente esos poderes. Hay peligros, la gente resulta herida en lugar de recibir golpes y recuperarse al momento, muere…”

Ese componente de su obra atrajo, por cierto, a Shannon Lee, la hija de Bruce Lee, que le hizo una propuesta. Escribir a cuatro manos una serie de novelas juveniles basadas en la figura de su padre. Y en ello está: fecha de publicación prevista, enero de 2025. 

La escritora canadiense A. Y. Chao, en Avilés

La escritora canadiense A. Y. Chao, en Avilés / Ricardo Solís / LNE

En el caso de los seres sobrenaturales de Chao, ¿qué parte es tomada directamente del folclore chino y qué parte creación o recreación de la autora? Desde el desconocimiento, es difícil distinguirlo. “Eso es talento, cariño”, responde entre carcajadas. “Bueno, realmente casi todas las criaturas de ese Shanghai inmortal son personajes tradicionales que hacen un cameo en mi novela. La diosa de la Luna. El Rey del Infierno. Cabeza de Caballo, Cabeza de Todo, Cara de Caballo… lo único realmente inventado es que la protagonista sea también vampiro, eso no existe en la mitología china. Pero aun así es la protagonista de un relato tradicional, ‘El pastor y la tejedora’, una historia de amor muy famosa que inspira el ‘día de San Valentín’ de China”. 

La diáspora

Pese a la Nueva Ola en la fantasía que viene de Extremo Oriente, en realidad llega desde autores de la diáspora cultural que supone la emigración. “Sí, ese es un lugar único para escribir debido a la mezcla cultural. Como escritora de la diáspora, conozco a la audiencia occidental. Soy público occidental y al mismo tiempo tengo experiencia en diferentes tradiciones narrativas”, opina Fonda Lee. “Tenemos el mismo ‘hardware’ que los autores de la China continental o Taiwán. Pero tenemos un ‘software’ totalmente diferente, mis referentes culturales no son los de alguien que ha crecido en Pekín o Taipei”, añade Chao. 

Hablábamos del conflicto con la familia tradicional, con la familia que emigró o se quedó en el país de origen. “Particularmente en el Este de Asia hay un fuerte énfasis en la comunidad y la armonía. Si lees literatura china o incluso si ves una serie coreana, raramente los personajes dicen ‘yo’. A menudo se reprime al individuo en favor de la comunidad. A eso se añade lo que espera de ti tu familia, que ha trabajado muy duro. Y además el confucionismo es muy patriarcal. Has de encontrar un equilibro difícil entre lo que te satisface a tí y lo que honra a tus padres”, explica Chao. O rebelarte, como su protagonista. “Efectivamente -apunta Lee-, sabemos que nuestras familias renunciaron a algo, dejaron atrás a nuestros antepasados, a su tierra natal, para encontrar oportunidades para sus hijos. Tenemos una deuda con ellos. Y en una cultura en el que la importancia de la familia es muy alta. Pero además tenemos una educación occidental, que pone el énfasis en la individualidad. Ese tipo de conflicto se ve en muchos escritos de la diáspora, y aparece en el segundo libro de mi trilogía. Gran parte de la fantasía tradicional habla de linajes milenarios, pero tenía que explorar las señas de identidad de la diáspora”.

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