Entrevista

Álex de la Iglesia: "Todos queremos tener un entorno mítico en el que las cosas son como deberían ser y así tienen sentido"

"La industria de lo audiovisual en este momento se encuentra en un momento de oro: los productores tenemos muchas posibilidades de venta"

Álex de la Iglesia, ayer, en la escalera principal del hotel Palacio de Avilés.

Álex de la Iglesia, ayer, en la escalera principal del hotel Palacio de Avilés. / R. SOLÍS

Saúl Fernández

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El director de cine Álex de la Iglesia (Bilbao, Vizcaya, 1965) es uno de los nombres más destacados de este edición del Festival Celsius 232 de Avilés, la cita más importante del país con la fantasía, la ciencia ficción y el terror. Conversa con La Nueva España, del mismo grupo editorial que este diario, en el hotel Palacio de Avilés, que es donde se aloja estos días en que está en Asturias para participar en una charla conjunta con Sandy Petersen, el creador del juego de rol "La llamada Cthulu". Y también "para trabajar".

–Se estrenó en el cine con una de ciencia ficción –"Acción mutante"– a comienzos de los noventa, ¿notó que con aquella película se daba un meneo al cine de Guerra Civil que se estilaba de aquella?

–No. Yo no tengo visión de mí mismo: no estaba viendo lo que estaba haciendo, yo estaba haciendo, exclusivamente, lo que me apetecía, lo que había querido hacer siempre. Si que es cierto que el cine que se hacía entonces era un cine magnífico en algunos casos, pero siempre encorsetado en algún tipo de dirección concreta. Tenía una intención, digamos, endogámica desde mi punto de vista. Luego es curioso cómo he recuperado a esta generación como espectador. En ese momento, en el momento de "Acción mutante", lo que queríamos hacer eran cosas distintas.

–Y lo hicieron: le dieron un meneo al cine español de aquellos entonces.

–Sí. Lo que pasa es que me falta esa visión excéntrica: sobre todo no miro para atrás jamás.

–¿Y si echan "Acción mutante" en la tele? ¿Se para?

–Muy buena pregunta. Algunas veces solamente, de pronto, me atrae ver un poquito, pero luego llega un momento en que me voy.

–¿Y eso?

–Chico, pues porque los directores hacemos películas para corregir la anterior. Lo normal es que me ponga muy nervioso, vea muchos errores, muchas equivocaciones; empiezo a pensar: "Joer, podría haber mejorado muchísimo el sonido, la imagen". ¿Sabes? Es una sensación bastante desagradable porque tu capacidad como director consiste en intentar corregir los errores que has cometido. Básicamente.

–Observo que sus incursiones en el género se hacen bajo un punto de vista muy castizo. El personaje de Hugo Silva en "Las brujas de Zugarramurdi" es un héroe, pero está divorciado.

–(Risas). Eso sí que forma parte definitoria, creo yo, de las cosas que me gustan hacer: básicamente es inyectar dentro del género tu vida y la de los demás de una manera violenta; introducir la vida en un contexto en el que todo es enorme y mitológico, como en el cine de género. "Tenemos que salvar el mundo, pero antes, perdóname, tengo que ir a entregar este papel a Hacienda porque mañana vence el plazo y si no…" Ese tipo de cosas me fascinan porque es exactamente la vida. La vida es eso: todos queremos tener un entorno mítico en el que las cosas son como deberían ser y así tienen sentido. Sin embargo, la vida nos arrastra a lo contrario: a que todo sea un caos, que todo sea un sinsentido y, sobre todo, un sabor a tortilla de patatas, a pásame un poco de sal… Ese contraste entre lo cotidianísimo, lo costumbrista, digamos, y el género es donde yo creo que me encuentro a gusto. Porque yo soy así, porque mi vida es así.

–Cuando escribe usted o con Jorge Guerricaechevarría, que es de Avilés…

–Me acaba de llamar. Me ha dicho: "No te acompaño porque me recuerda mucho a mi madre".

–A lo que iba. Cuando hacen el guion, ¿están haciendo literatura o sólo la herramienta para hacer la película?

–Es la herramienta para hacer la película. Un guion es un pacto entre Jorge y yo de qué es lo que deberíamos rodar. Él tiene la elegancia de dejarme hacerlo. Y la buena educación, pero es un pacto. Vamos a rodar esto, esto y esto. Es una herramienta exclusiva para el rodaje. De hecho, como productor miro con mala cara los guiones que me parece que están pensando en algo más.

–O sea, vamos a lo práctico.

–No, vamos a lo que hay.

–Se lo decía porque una vez escuché a Jaime de Armiñán que él sentía la necesidad de poner en su guion: "Huele a cebolla", cuando, evidentemente, una película no huele a nada.

–Armiñán era un increíble director. Sí, entiendo lo que decía: también hay una necesidad de comprensión en el guion. Tú quieres que te comprendan con el guion y eso es maravilloso y por eso pone "huele a cebolla". Porque haces que el lector que puede que después decida financiar la película o tenga que interpretarla se coloque en un ambiente determinado, pero desde luego que no es necesario: en un guion tienes que escribir lo que pasa y solo lo que pasa. Recuerdo haber leído un guion que decía: "La sonrisa de la Luna minaba…" Y yo dije: "¿Y esto cómo lo hacemos?"

–¿Cómo es el proceso de gestación de una película vuestra?

–Actualmente, Jorge Guerricaechevarría es una persona muy ocupada, probablemente es uno de los guionistas más importantes de este país y, entonces, tengo que pedir audiencia, pero merece la pena lo que ocurre, merece la pena.

–Él piensa una película y...

–O yo pienso una película. O me acepta una premisa y entonces la vamos trabajando juntos. Nos demoramos en función de si el proceso tiene fecha de entrega. Pasó en "Treinta monedas", por ejemplo. Nos quedábamos por la noche o lo que hiciera falta.

–¿Su trabajo es igual en cine y televisión?

–Sí, es exactamente lo mismo. Lo único que se diferencian es que en la televisión tienes más tiempo para desarrollar los personajes: eso me gusta más. No hay tanta prisa, no hay que cerrar la historia en hora y media, no son las noventa páginas que, en definitiva, es una convención relacionada con el negocio de la exhibición. Uno aguanta sentado hora y media. Nada más. A partir de ahí tienes que ser Scorsese para que la gente se sienta y te aguante más de dos horas y media o tres. Eso sólo Scorsese. El culo te empieza a doler a partir de hora y media.

–Pero el cine ya no sólo se ve en el cine.

–¿Es bueno o malo, quiere decir?

–No, más bien si le influye a usted a la hora de hacer películas.

–En este momento, la industria se encuentra en un momento de oro: los productores tenemos muchísimas más posibilidades de venta. Hay muchísima demanda. Y eso mejora el producto: ahora estamos haciendo cosas muy interesantes, la industria de lo audiovisual español está entre las primeras del mundo, aunque nadie lo diga o nadie se lo crea.

–Está aquí, en el Festival Celsius, porque quiere ver a Sandy Petersen, el creador del juego de rol "La llamada Cthulu".

–Sandy Petersen es una persona absolutamente esencial y ese es el primer motivo de que yo esté aquí, en el Celsius. El segundo es trabajar: hay una base literaria que está surgiendo ahora en el mundo de la fantasía y la ciencia ficción que es superfresca y superinteresante. Y esto es alucinante. Ayer [por el jueves], pasando por los puestos, aluciné de la energía, las ganas y la pasión.

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