Crónica

Marisa Monte, carisma y embrujo brasileño en el Alma Festival

La cantante carioca recorrió su trayectoria en un exquisito concierto en el Poble Espanyol

Concierto de Marisa Monte en el Poble Espanyol

Concierto de Marisa Monte en el Poble Espanyol / FERRAN SENDRA

Jordi Bianciotto

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Figura estelar en Brasil, tal vez de contornos algo minoritarios a este lado del Atlántico, Marisa Monte mezcló públicos de allá y de aquí, este jueves en el Poble Espanyol con el reclamo de su magnetismo natural y ese repertorio donde el pop, el folclore y la vanguardia cruzan caminos. Hacía once años que no actuaba en solitario en Barcelona (en 2018 vino con Tribalistas) y fue gratificante el reencuentro con su porte elegante, rebosante de carisma, y con un repertorio que es a la vez refinado y popular.

Negro de pies a cabeza, largo vestido con perfiles tradicionales y modernísimos, y para empezar, ‘Maria da verdade’, con su mensaje acerca de la identidad libre y multifacética de la tal María, símbolo femenino. Tema de los tiempos en los que experimentaba con el probo músico ‘no wave’ Arto Lindsay. ‘Infinito particular’ y su sinuosa línea melódica con vistas a la inmensidad de la intimidad, con ella declarándose “porta-bandeira de mim” (abanderada de mí misma). Poco diestra con el castellano, empezó dirigiéndose al público en inglés, que combinó luego con el portugués, pidiendo ahí unas disculpas innecesarias ante esa audiencia con fuerte cuota lusófona.

Mirada al maestro

Dos años después de su hermoso último álbum, ‘Portas’ (del que cantó dos temas), el guion apuntó a la panorámica del conjunto de su obra. Lo cual deparó miradas a suculentas piezas lejanas, como ‘Diariamente’ o ‘De mais ninguém’, y la reivindicación de un “master of Brazilian music”, el insigne Pixinguinha, con ‘Carinhoso’, pieza de 1917 que interpretó sentada con la guitarra. Aullidos de aprobación en el patio de butacas. En su muy competente cuarteto figuraban el bajista Eduardo Carvalho, ‘Dadi’ (que en los 70 fue miembro de Un Cor Som, cómplices de Os Novos Baianos), y el batería Pupillo, ex-Nação Zumbi.

A veces, Marisa Monte llega a parecer demasiado extraordinaria para este mundo, y hay que celebrar su don para conjugar exquisitez y accesibilidad, esa voz pulcra y esbelta, y su presencia escénica con ángel. Así siguió en el tramo final, valiéndose del interiorismo de ‘A sua’, las cadencias sensuales en ‘Eu sei’ y ‘Tema de amor’, las cuatro citas a Tribalistas, con el jovial ‘Já sei namorar’ cruzándose en el bis con ‘Amor I love you’… Embrujo y fiesta final en el Poble Espanyol con esa grande de la música brasileña (y más allá).

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