Arte

El Museu Tàpies invita a recorrer y "habitar" la obra del artista barcelonés en una gran retrospectiva

La exposición antológica 'La pràctica de l'art' celebra el centenario del pintor con más de 100 trabajos de todas sus épocas

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Rafael Tapounet

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En algunos de los fascinantes autorretratos que Antoni Tàpies Puig (1923-2012) empezó a pintar en los años 40 durante una larga convalecencia provocada por una enfermedad pulmonar, el artista se presentaba a sí mismo caracterizado como un mago. El poder mágico que ya entonces pretendía encarnar era la capacidad de transformar la sociedad a través de la pintura, una ambición nada modesta que guio su carrera a lo largo de siete décadas en las que produjo casi 9.000 obras. Esa larga y fértil trayectoria que convirtió al pintor barcelonés en uno de los artistas europeos más relevantes de la segunda mitad del siglo XX se ve ahora resumida y celebrada en la exposición antológica ‘Antoni Tàpies. La pràctica de l’art’, que constituye el acto central de la conmemoración del centenario del artista y que podrá visitarse en el Museu Tàpies (nuevo nombre de la Fundació Antoni Tàpies) hasta el 12 de enero después de haber pasado por el centro cultural Bozar de Bruselas y por el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid.

“La exposición plantea un recorrido biográfico, aunque no en sentido literal -explica el comisario de la muestra, Manuel Borja-Villel, que fue director de la Fundació Antoni Tàpies entre 1990 y 1998-. El artista reflexiona constantemente sobre cuál es su papel en el mundo y qué relación tiene con su obra, y la evolución de ese pensamiento es la que va definiendo los distintos espacios que forman la exposición”. En esta presentación, apunta Borja-Villel, tiene gran importancia la idea de “ambiente”, un concepto desarrollado en los años 70 por el crítico italiano Enrico Crispolti y que Tàpies hizo suyo y que alude a un entorno en continua transformación en el que el espectador se ve invitado no solo a contemplar la obra sino a “habitarla”.

barcelona 18/07/2024 Icult. El Museu Tàpies presenta 'Antoni Tàpies, la pràctica de l'art', la exposición central de los actos del centenario del nacimiento del pintor catalán. AUTOR: JORDI OTIX

'Prajna=Dhyana', obra de 1993, en la exposición 'Antoni Tàpies, la pràctica de l'art'. / JORDI OTIX

La exposición que puede verse en el Museu Tàpies -y que difiere sensiblemente de las que se organizaron en Bruselas y Madrid a causa, entre otras razones, de la propia singularidad del espacio- está conformada por más de un centenar de obras procedentes de museos y colecciones de todo el mundo. Es una selección que abarca de 1943 a 2011 y que incluye algunas piezas que solo se han expuesto al público en muy raras ocasiones, como el óleo ‘Somac, el lleó’ (1949), perteneciente a una primera etapa en la que el artista barcelonés trabaja bajo la influencia de las vanguardias artísticas de principios de siglo, y muy en particular del surrealismo y el dadaísmo. Ya entonces se van perfilando el carácter introspectivo que caracterizará toda su obra y algunos de los asuntos, técnicas y símbolos (las cruces, los cuerpos, la sexualidad, las caligrafías…) que vertebrarán en el futuro su lenguaje artístico.

Pintura 'matérica'

Más adelante llega “el Tàpies clásico”, el que se rebela contra el academicismo de la pintura de caballete para convertir los lienzos en muros (tapias) en los que se funden la figura, el paisaje y la materia y en los que los valores táctiles predominan sobre los meramente ópticos. El artista mezcla en el cuadro todo tipo de materiales -polvo de mármol, arena, tierras de colores, trozos de tela, cemento, pelos, papel, cuerdas...- con el propósito de reflejar “una acumulación cósmica de millones de elementos”, según decía él mismo. Es en esta época, en la segunda mitad de los años 50, en la que el nombre del pintor catalán adquiere una enorme repercusión internacional.

barcelona 18/07/2024 Icult. El Museu Tàpies presenta 'Antoni Tàpies, la pràctica de l'art', la exposición central de los actos del centenario del nacimiento del pintor catalán. AUTOR: JORDI OTIX

'L'esperit catal'a', obra de 1971, en la exposición 'Antoni Tàpies, la pràctica de l'art'. / JORDI OTIX

Con los años, las obras de Tàpies crecen en formato y también en intención política. En 1970, en plena dictadura, el artista presenta ‘Pila de plats’, un homenaje a los monjes que colaboraron con los intelectuales antifranquistas y catalanistas que participaron en la Caputxinada de 1966 (entre ellos, él mismo), y solo un año después realiza ‘L’esperit català’, una gran obra presidida por las cuatro barras de la ‘senyera’ y que incluye, en forma de inscripciones en una pared, mensajes tan directos como “Sobirania popular” o “Dret al tiranicidi”.

Introspección y melancolía

La producción de las últimas décadas, desplegada en la última planta del museo, se hace más introspectiva y melancólica y, sin dejar de prestar atención a lo que ocurre en el exterior (la guerra de los Balcanes impactó profundamente a Tàpies), abunda en reflexiones sobre el deterioro del cuerpo, la enfermedad, el dolor y la muerte.

“Esta exposición retrospectiva nos tiene que permitir marcar más un principio de recorrido que un final”, asegura Imma Prieto, directora del Museu Tàpies, que considera que la conmemoración del centenario del artista barcelonés es, ante todo, “una oportunidad para hacer una relectura y un análisis sobre el lugar que Tàpies ocupa y ha ocupado en nuestra historiografía”. Con ese mismo propósito se desarrollará en los próximos meses un ambicioso programa de actividades, entre las que destacan el estreno, en noviembre, de un documental dirigido por Albert Serra y la celebración, ese mismo mes, de un simposio internacional en torno al legado tapiano.