Literatura de terror

Airbnb encantados y bombillas poseídas: el terror de Gemma Files

La escritora canadiense, galardonada con los premios Shirley Jackson y Bram Stoker, presenta su último libro, 'En ese infinito, nuestro final' en el festival Celsius de Avilés

La escritora canadiense Gemma Files, en Avilés.

La escritora canadiense Gemma Files, en Avilés. / Mara Villamuza / LNE

Ernest Alós

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Hay un relato, ‘El Motel de las Marionetas’, que define el tono del último libro publicado en España de Gemma Files (Londres, 1968), ‘En ese infinito, nuestro final’ (Biblioteca de Carfax). El tópico de la casa encantada pasa a reconvertirse en una forma de horror contemporáneo más reconocible, más inmediato y definitivamente más contemporáneo: un Airbnb embrujado, con visitantes que dejan detrás de sí más de lo que querrían dejar. Y así, sucesivamente, a las profundidades, las ruinas, los portales de la literatura de terror más gótica las sustituyen en estas 15 historias bombillas de bajo consumo y alta eficiencia, casas portátiles, grupos de escritura creativa, encuentros familiares o sectas preparacionistas y conspiranoicas que esconden horrores no menores. Esta escritora canadiense nacida en Londres, galardonada con los dos grandes premios a la literatura de horror, terror y misterio a cada lado del Atlántico, el británico Bram Stoker de 2021 y el estadounidense Shirtley Jackson de 2016, ha sido una de los nombres a seguir con atención en la edición de este año del Festival Celsius 232 de Avilés.

Aunque en ‘En ese infinito, nuestro final’ resuenan ecos de la pandemia (en este caso, otra aún más estremecedora, que lleva a la gente a duplicarse en dos copias de las que solo puede sobrevivir, como mucho, una) los relatos fueron escritos antes del covid. Sí hay en cambio otras afectadas por otra gran desgracia para la humanidad de los últimos años, la presidencia de Trump. O sea que parece que pronto tendrá más material. Espermos que no tan espeluznante como el de ‘Los viejos huesos del emperador’, el relato cruel sin contemplaciones con el que se hizo un nombre, incluido en otra antología publicada en España por Carfax, ‘Esto no es para vosotros y otras historias’.

Rebuscar en la basura

Lo de buscar las fuentes del horror el lo cotidiano en el caso de Files es radicalmente literal: “En la historia del Airbnb embrujado, muchos de los detalles provienen de mi vida. De hecho, gestioné dos [igual que la protagonista del relato]. Uno era un lugar muy espeluznante, aunque allí no pasó nada terrible…. Algo estaba muy mal en ese lugar. Así es como trabajo: encontrar un grano de arena de mi propia vida y utilizarlo para construir una perla de ficción, algo que te irrita la mente hasta que acabas pensando, ¿y si fuera tan espeluznante porque en realidad hay una grieta hacia otra dimensión y algo colgando en la oscuridad y hablándote a través de tu teléfono?”. “El terror -prosigue Files- siempre tiene el problema de la credibilidad. Vale, no hay fantasmas. Pero la vida de todo el mundo contiene dolor. Memoria. Trauma. Oscuridad de un tipo u otro. Así que tienes que empezar con algo que sea creíble y luego modificarlo hasta que la gente te acompañe en la oscuridad”.

Volviendo a los apartamentos turísticos (imaginarlos como una invasión de ultracuerpos en los centros de la ciudad también daría juego, por cierto), Files los ha visto desde el otro lado. El de ver qué sucede cuando se vacían. Y preguntarse qué ha pasado allí. “Entras y limpias los desechos de la gente, obviamente, y esperas encontrar ciertas cosas, pero… En el que inspiró ‘El Motel de las Marionetas’ hubo un padre y dos hijos cuya visita a la ciudad consistió en pasarse el día bebiendo cerveza hasta dejar una pirámide de botellas vacías que apenas se sostenía y peste a cerveza. Y piensas, ¿por qué harías esto? ¿Por qué irías a otra ciudad y luego te sentarías dentro de este departamento tan oscuro y beberías cerveza todo el día con tu papá y tu hermano? ¿Qué estaban haciendo? En las historias de terror buscas el lado oscuro de las personas, igual que revisar su basura”.

Horror sin fin

Hace unos meses, Stephen Graham Jones nos contaba que algo que explica el éxito del terror es que después del subidón de adrenalina, sabemos que todo se acaba. Más que el miedo, lo que da placer es el alivio. Pero en las historias de Gemma Files no han resolución final. No hay final, de hecho (a no ser que sea infinito como dice el título de su libro). El horror sigue allí. “Yo era crítica de cine y una vez tuve que entrevistar a Wes Craven sobre ‘La nueva pesadilla’, una meta-secuela de ‘Pesadila en Elm Street’, y también le pregunté por qué a la gente le gusta el terror. Me dijo que porque tiene reglas, y el mundo no. A nosotros en cualquier momento nos puede pasar algo terrible. En una película de terror eso sucederá si la cagas, y es tu culpa: si nos quedamos dormidos en Elm Street, porque el horror tiene reglas y el mundo no, o si decimos ‘Candyman’ cinco veces mientras nos miramos al espejo, si construimos un hotel sobre un cementerio indio… Has hecho eso, y has de solucionarlo. Pero para mí, todos tenemos que lidiar con el hecho de que vivimos nuestras vidas orbitando alrededor de un gran agujero, un gran agujero oscuro en el centro del universo. Y no sabemos qué hay en ese agujero, pero todos sabemos que vamos a entrar allí. Y creo que eso siempre está en mi mente. Quizás por eso mis historias son como son”.

A las clásicas distinciones entre horror y terror quizá se podría añadir esa. Que la amenaza desaparezca, o que siga siempre allí. “Sí. Pero el horror a menudo tiene que ver con la carne. Se trata de un cuchillo entrando en tu cuerpo, o de que contrajiste una enfermedad horrible y todo se vino abajo. Es algo que es muy, muy directo. Es muy físico. Y el terror es más grande, más extraño y más difícil de resumir. En muchos sentidos, es lo numinoso. Casi un sentimiento religioso. Como decían en ‘La Profecía’, cuando Dios envía un ángel, nunca envía nada bueno. Envía un ángel para convertir una ciudad en sal. ¿Querrías ver la cara de un ángel? Ese es el tipo de horror que me interesa. El momento de lo numinoso donde ves algo que te transforma por completo, pero de una manera terrible. Como en el verso de Rilke: ‘Todo ángel es terrible’”.

Aunque hay uno de los relatos, ‘Lugares oscuros y lejanos’, mucho más explícito, en general los relatos de Gemma Files son lovecraftianos sin necesidad de que haya horribles seres lovecraftianos. ”En el horror cósmico, que es Lovecraft, lo peor es que no hay nada. Somos tan pequeños, todo es tan grande y nada de lo que hacemos afecta nada. Mientras que con el horror popular, por otro lado, el verdadero terror es que hay algo. Hay una razón para todo, pero simplemente no es lo que piensas. La razón es que hay un Dios hecho de avispas que vive bajo tierra y que te odia. La razón es que naciste para ser un sacrificio a alguna criatura que ni siquiera sabes que existe ya que el mundo funciona a base de sangre”.

Como “una persona bastante autista, casada con alguien bastante autista y que por lo tanto ha tenido un hijo superautista”, Files está segura de que eso ha afectado su visión del mundo como escritora. “Cuando eres neurodiverso, pasas mucho tiempo pensando, ¿por qué siempre siento que hay algo terriblemente mal en mí? ¿Por qué el mundo me dice qué te pasa? ¿Por qué no puedes reaccionar ante las cosas como reaccionan todos los demás?”. Que se haya pasado toda la vida siendo señalada como extraña, ¿eso la hace más preparada para detectar lo extraño que hay en el mundo? “Es eso exactamente. Hay gente que se queja de que la definición del espectro autista se hace cada vez más amplia, hasta tal punto que podríamos decir que todos somos un poco autistas. Y bien, eso es verdad. Todo el mundo tiene algo. Así que acéptalo”.