Festival

Avril Lavigne presume de los hitos pop-punk que cruzan generaciones en el Cruïlla

La cantante y guitarrista canadiense lució éxitos como ‘Girlfriend’ o ‘Complicated’ en una jornada del festival que acogió también a atracciones como The Kooks y Rayden, este con su anunciado como último concierto en Barcelona, en su gira de despedida de los escenarios

Jordi Bianciotto

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Dos décadas después de entrar en escena como punk-popera adolescente, Avril Lavigne ve cómo sale de debajo de las piedras una nueva generación de fans que alaba aquel arrojo y aquellos ‘hits’. No visitaba Barcelona desde 2005 y este viernes lució ese catálogo con el que quienes podrían ser sus hermanas pequeñas o hasta sus hijas parecen identificarse.

Como bienvenida, un potente ‘Girlfriend’, el tema en el que, sin cortarse, le dice al chico que le gusta que debería dejar a su novia y elegirla a ella, que es más princesa y más maravillosa. Eso es creer en uno mismo. Fornido quinteto de apoyo y el símbolo del corazón sobrepuesto en una calavera con dos huesos cruzados. Rosa y negro, factor cursi y una pizca de rebeldía de chica mala (a los ya casi 40) para compensar. Lavigne conserva su voz de colegiala y vino a hacer ver que el tiempo no había pasado, invocando aquellos éxitos, uno tras otro, sobre crisis de identidad y trágicos cataclismos ‘teenager’. 

Gracia y profesión

No tardó en caer ‘Complicated’, con el canto general en el Fòrum y sin rastro perceptible de sentimientos de placer culpable. De ahí a ‘Smile’, y a la declaración de eterna juventud de ‘Here’s to never growing up’, previo descorche aparatoso de una botella de cava. Citando muy fugazmente su último disco, ‘Love sux’, Lavigne pudo tener ese aspecto de artista atada para siempre a lo que se espera de ella, pero el pop también puede ser eso, fantasía y ficción. Ella ejerció con gracia y profesionalidad su papel en un concierto que no pasó por alto ninguna de sus dianas, incluidas la casi-balada ‘My happy ending’ y ‘Sk8er boi’.

Antes, el Fòrum se dejó mecer por el pop de The Kooks, muy ‘Brit’ él, oficiado por el dicharachero Luke Pritchard, de esbeltas melodías y tonadas soleadas, y abierto a dinámicas ‘funky’ y a las capas de sintetizador. Se basaron en el material antiguo, números como el aromático ‘Junk of the heart (happy)’ y, sobre todo, los de su despierto debut de 2005, ‘Inside in / inside out’, como esa exploración de la falsa ingenuidad como herramienta de la seducción llamada ‘Naïve’. 

Y fue la última oportunidad de ver a Rayden en un escenario barcelonés (así lo confirmó), metido como está en esa gira de retirada tras la cual prevé dedicarse a la literatura y a la industria musical. ‘No hago rap’ abrió la sesión recordándonos que lo suyo es más rock que hip-hop (esa banda filo-metalera), con su conocida autoridad y don de ‘showman’ dramático. Rayden fue el portavoz de la “gente desterrada” (‘Pólvora mojada’) e impactó con aquella ‘Calle de la llorería’, que tuvo su oportunidad en el Benidorm Fest 2022. Se despidió a toda épica con ‘Matemática de la carne’, quemando las naves sin solución de continuidad.

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