Cine

Y la moto sustituyó al caballo del 'western': la eterna fascinación por las dos ruedas

Este viernes se estrena ‘Bikeriders. La ley del asfalto’, filme sobre una banda de moteros. Estos personajes, y el culto a la moto, tienen una larga tradición en el cine desde el ‘¡Salvaje!’ de Marlon Brando.

'Bikeriders: la ley del asfalto': una colección de posturas lacónicas y chulescas ensayadas frente al espejo

Tom Cruise en una de las entregas de 'Misión imposible'.

Tom Cruise en una de las entregas de 'Misión imposible'. / EPC

Quim Casas

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‘Bikeriders. La ley del asfalto’ nos devuelve una modalidad genérica que causó furor en los años 60, el cine de moteros, aunque también se rodaron muchas otras películas en las que la moto, desligada de las bandas, se convertía en objeto excepcional: representaba movimiento, libertad, rebeldía, contracultura o fascinación por el riesgo y la velocidad. 

 La moto estuvo muy presente en aquellos años tanto en el cine de serie B como en el independiente. Pero ya antes, en 1953, se había realizado una película importante sobre este fenómeno, ‘¡Salvaje!’. Marlon Brando encarna al jefe de una banda de provocadores motoristas que intimidan a los habitantes de una localidad californiana. 

 La imagen de Brando, entonces máximo ejemplo del actor rebelde de Hollywood, con gorra con visera, tejanos y cazadora de cuero, representó una insubordinación en toda regla, aunque el filme tenía algo de moralina. Un independiente ‘queer’, Kenneth Anger, le dio la vuelta por completo a esta imaginería en ‘Scorpio rising’ (1964), un corto que muestra los rituales homo-eróticos de un grupo de moteros de ideología nazi.

Brando en 'Salvaje', Marianne Faithfull en ‘La chica de la motocicleta’ y Schwarzenegger en 'Terminator 2'.

Brando en 'Salvaje', Marianne Faithfull en ‘La chica de la motocicleta’ y Schwarzenegger en 'Terminator 2'. / EPC

 En 1968 aparecía ‘La chica de la motocicleta’, película en la que Marianne Faithfull interpreta a una joven que se harta de todo, abandona a su marido, se sube a una Hardley Davidson y viaja hasta Alemania para reencontrarse con su amante. Un relato ‘on the road’ como lo sería la película más emblemática de la contracultura sesentera, ‘Easy rider (Buscando mi destino)’ (1969), en la que Dennis Hopper –también director y guionista del filme– y Peter Fonda –igualmente productor y coguionista– interpretan a un par de hippies que recorren el país en sus vistosas Harley Davidson, desde Los Ángeles hasta Nueva Orleans para festejar el Mardi Grass con LSD. 

 ¿Cuántas fotos y posters se habrán vendido a lo largo de los años de Fonda y Hopper en sus Harley tan características, con la rueda delantera muy separada del chasis y la bandera estadounidense pintada en el depósito de gasolina? La que montaba Fonda, considerada la motocicleta más icónica del mundo, fue subastada en junio de 2021 por casi 400.000 euros.

La legendaria 'Easy Rider'.

La legendaria 'Easy Rider'. / EPC

 En esto de ser filmado o filmarse en moto, Fonda era todo un experto. Tres años antes había protagonizado para Roger Corman ‘Los ángeles del infierno’ (1966), una película sobre la famosa y violenta banda de moteros. El subgénero atraía a verdaderos iconos pop, pues si Marianne Faithfull encarnó a la chica de la motocicleta, otra cantante, Nancy Sinatra, fue la protagonista femenina del filme de Corman. Hijas e hijos de grandes estrellas musicales y cinematográficas –Nancy de Frank Sinatra, Peter de Henry Fonda– mostrando la brecha generacional e ideológica a través de la cultura del rock y la moto. 

 Corman contribuyó a ello, ya que produjo a continuación ‘Los ángeles del diablo’ (1967) –con otro actor muy independiente, John Cassavetes–, nueva inmersión en las cuitas de una banda de moteros perseguidos por la policía. La banda sonora de esta dos películas ‘cormanianas’ la puso Mike Curb, adicto también a las carreras de motos y coches y fundador del sello Sidewalk Records, mientras que las canciones de ambos filmes son de Davie Allan & The Arrows, una banda de garaje habitual en el cine de serie B. 

'Quadrophenia', la película sobre dos maneras de entender la vida y las motos: mods y rockers.

'Quadrophenia', la película sobre dos maneras de entender la vida y las motos: mods y rockers. / EPC

 La relación entre el rock, el pop y la cultura de las motos es absoluta. El tema de Steppenwolf ‘Born to be wild’ se erige en el puntal de la banda sonora de ‘Easy Rider’, Kenneth Anger empleó de maravilla el estándar ‘Blue velvet’ en ‘Scorpio rising’ y James William Guercio –guitarrista de Frank Zappa, productor de Chicago, manager de Beach Boys y fundador de los estudios Caribou Ranch– dirigió una ‘cult movie’ maldita, ‘La piel en el asfalto’ (1973), sobre un policía motorizado de Arizona que quiere convertirse en detective de homicidios. El título original del filme es toda una declaración de principios: ‘Electra Glide in Blue’, en alusión al modelo Electra Glide que la firma Harley Davidson lanzó en los años 60. Policía motorizado era también el personaje de Robert Duvall en ‘Llueve sobre mi corazón’ (1969), otro relato de carretera, firmado por Francis Ford Coppola, aunque aquí la moto tiene un papel más residual.

 ¿A quién no le iban a fascinar las motos en pantalla después de ver algunas de estas películas en las que, como ocurre en ‘Easy rider’, las motos y las carreteras asfaltadas sustituyen a los caballos y las praderas del wéstern? ¿O cuando la moto significa un espacio de libertad en sí misma, tanto en la ficción protagonizada por Marianne Faithfull como en la recreación del viaje realizado por Ernesto ‘Che’ Guevara por América del Sur en ‘Diarios de motocicleta’ (2004), con Gael García Bernal como el joven revolucionario? ¿O cuando en el caso de ‘Quadrophenia’ (1979), versión cinematográfica del disco homónimo de The Who, las ‘scooters’ de la casa Lambretta, tuneadas con todo tipo de faros y espejos, son el signo identitario de los ‘mods’ londinenses de 1964?

 La moto también fue pasto del cine ‘exploit’ sesentero. Un experto en la materia, Russ Meyer, aprovechó el filón con ‘Motor psycho’ (1965), en la que un veterano de Vietnam y una mujer persiguen a tres moteros que han violado y asesinado a su esposa y marido. El filme fue menos relevante que la cinta más conocida de Meyer, ‘Faster, pussycat! Kill! Kill!’ (1966), con tres violentas conductoras de coches y clara inspiración de Quentin Tarantino para su ‘Death proof’.

La moto de 'Akira'.

La moto de 'Akira'. / EPC

 Persecuciones en moto cinematográficas las ha habido siempre, en plan fastuoso –‘Terminator 2’ (1991)–, postapocalíptico –en el anime ‘Akira’ (1988)– o con el encanto analógico servido por el especialista español de las coproducciones de acción, Antonio Isasi-Isasmendi, con Chris Mitchum demostrando su pericia sobre una Ossa Enduro 250 en ‘Un verano para matar’ (1972).

Uno de los momentos más recordados de la saga cinematográfica de ‘Misión: Imposible’ es el salto en moto de Tom Cruise en el último filme de la franquicia. También encontramos intentos patéticos de restituir el cine de moteros, como ‘Dos duros sobre ruedas’ (1991), con Mickey Rourke y Don Johnson interpretando a dos motoristas llamados… ¡Harley Davidson y Marlboro Man!

 La fascinación por las motos ha alcanzado a grandes estrellas. ‘Prueba 1’ (1971) es un documental en el que su director, Bruce Brown, entrevista a corredores profesionales y a gente en general que se entusiasma montando en motocicleta, entre ellos, claro está, Steve McQueen, a quien le gustaba tanto actuar como pilotar coches –‘Bullitt’– y motos, algo que demostró bien en la recordada secuencia de la huida del campo de prisioneros alemán de ‘La gran evasión’ (1960), saltando vallas y alambradas a lomos de una Triumph 650 TT Especial.

 Michael Fassbender no ha hecho ningún filme de estas características, pero en 2011 recorrió en su motocicleta la distancia entre Venecia y San Sebastián, yendo de uno a otro festival para presentar el filme ‘Shame’. Su llegada en moto al hotel María Cristina donostiarra fue impactante.

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