Festival
El Cruïlla monta una ardiente fiesta tropical en el Parc del Fòrum
Chucho Valdés, el Grupo Niche, Olga Tañón y Óscar D'León protagonizan una jornada pletórica de baile y latinidad
El Cruïlla 2024 abre con un hábil y fogoso acento argentino
Rafael Tapounet
Periodista
La jornada de ritmos latinos se ha convertido en los últimos años en un signo de identidad del Cruïlla; una gozosa tradición que en esta edición 2024 tuvo continuidad con la presencia en el cartel del jueves de nombres de peso de la música caribeña como el venezolano Óscar D’León, la puertorriqueña Olga Tañón, los colombianos Grupo Niche y el cubano Chucho Valdés. Una macrofiesta tropical con acentos diversos que puso al Parc del Fòrum a bailar y a sudar de lo lindo.
A Valdés le tocó comparecer a media tarde (tremendo calor), y lo hizo al frente de Irakere 50, un combo de nueve jóvenes músicos que rinde homenaje al grupo que el pianista de la gorra Kangol fundó hace ahora medio siglo para revolucionar la música latina con su explosiva mezcla de jazz, ritmos afrocubanos, funk y rock. Una descarga de tambores batá abrió un concierto más orientado a la exploración musical y a la celebración de un legado que al desenfreno hedonista, aunque la segunda mitad, con el vocalista Ramón Álvarez animando clásicos como ‘Pa’ romper el coco’ y ‘Bacalao con pan’, logró encender al público y poner en marcha la máquina de baile.
Pachanga colombiana
También el Grupo Niche está de aniversario. La orquesta colombiana de salsa llegó al Cruïlla en el marco de una gira que conmemora los 40 años transcurridos desde la publicación del éxito internacional ‘Cali pachanguero’, aunque la formación actual -14 músicos uniformados- tiene ya poco que ver con la que por entonces encabezaba el recordado Jairo Varela. Con sus estudiadas coreografías y sus proyecciones visuales, los Niche sí salieron a romper caderas desde el inicio y, pese a un sonido bastante mejorable, se metieron rápido a la parroquia en el bolsillo con títulos indestructibles como ‘La negra no quiere’ y ‘Una aventura’. Fiestón.
A Olga Tañón no la llaman ‘la mujer de fuego’ por nada. Vestida de rojo, como sus 10 bailarines (para el tramo final cambiarían todos a un llamativo ‘animal print’), la cantante boricua protagonizó un ‘show’ incendiario, mezclando el ritmo frenético del merengue con el despecho empoderado (‘Es mentiroso’, ‘Muchacho malo’…) y exhibiendo vozarrón y dotes comunicativas en los remansos baladísticos, como ese ‘Mi eterno amor secreto’ que propició escenas de arrebato extático entre el público.
Entretanto, Albert Pla, secundado por la Surprise Band (Diego Cortés y Judit Farrés más tres coristas, palmeras y bailarinas), se apuntaba también, a su manera, a la juerga latina con un espectáculo que apostó por la sección más fiestera y ¿bailable? de su inclasificable repertorio sin renunciar a la iconoclastia y la escatología.
Y aún faltaba la guinda, porque poco antes de la medianoche, con el tiempo justo de soplar las velas del pastel de su 81 cumpleaños, llegó el caraqueño Óscar D’León, con su calva, su mostacho y su carisma arrollador, para orquestar un memorable fin de fiesta.
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