Artes escénicas

El INAEM condicionó la prórroga de tres años de Lluís Homar al frente de la CNTC a que dejara de actuar dentro y fuera de la compañía

Homar, que acaba de inaugurar el Festival de Almagro con ‘El gran teatro del mundo’, percibía pagos por su labor de intérprete en concepto de codirecciones que nunca realizó

El director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, Lluis Homar

El director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, Lluis Homar / PABLO LORENTE

Marta García Miranda

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“Obrar bien, que Dios es Dios”. Así titulará el Autor, que no es sino Dios, la obra que encargará a un grupo de hombres y mujeres, representantes de la raza humana, a los que convertirá en personajes —la Hermosura, el Rico, el Pobre, el Labrador o el Rey— de una comedia con la que ese autor soberano y omnipresente imaginará el mundo como si fuera un gran teatro. Cada uno de ellos representará un papel y, cuando termine la ficción, recibirán un premio o un castigo, según hayan obrado. Con esta obra, El gran teatro del mundo, auto sacramental de Calderón de la Barca representado por primera vez en 1641, en las fiestas del Corpus Christi en Valencia, la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC) abrió anoche en el Teatro Adolfo Marsillach la 47ª edición del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro. Al frente de la dirección, Lluís Homar, director de la CNTC. En escena, Carlota GaviñoAntonio ComasPablo Chaves, Clara Altarriba o el percusionista Pablo Sánchez.

Un texto que la Compañía Nacional lleva a escena por primera vez en su historia y en el que, dice su director, “Calderón intenta sustituir la obediencia por la consciencia, en el que vemos cómo humaniza a Dios, cómo la culpa es sustituida por la clemencia, cómo la religión no puede ser impuesta por el poder, y vemos, en fin, cómo la libertad del ser humano necesita de unos valores para vivir en comunidad y esos valores dependen de nuestra propia libertad de conciencia”. Además de este espectáculo, la CNTC representará en Almagro otras tres producciones: El monstruo de los jardines, dirigida por Iñaki Rikarte; El castillo de Lindabridis, de Nao D’Amores, dirigida por Ana Zamora, y Canciones de amor, de desamor y de piratas, espectáculo que clausurará el festival en el Corral de Comedias, un montaje de Xavier Albertí sobre textos de Gustavo Adolfo BécquerRosalía de CastroJosé de Espronceda o José Zorrilla, dirigido por Lluís Homar y Jorge Torres, y con un elenco formado por Marisa ParedesAlberto San Juan o Manuela Velasco, entre otros.

Pero volvamos a la primera frase de este texto, a ese “obrar bien” del título de la comedia que encarga el Autor de Calderón, porque esa idea atravesó también esta primera jornada del festival, aunque todo había comenzado días antes.

Pagos por codirecciones inexistentes

El pasado 3 de julio, en su cuenta de X, Marta Poveda, actriz de reconocida trayectoria y habitual en los repartos de la CNTC en la época de Helena Pimenta al frente de la Compañía (La vida es sueño, La dama duende, El perro del hortelano, Donde hay agravios no hay celos y La verdad sospechosa), denunció que en 2021, Lluís Homar cobró distintos pagos por codirigir varias producciones de la CNTC, una actividad que nunca ha aparecido registrada en ninguna ficha artística, presentación a medios o cualquier otra información pública de la compañía.

Ese año, tal como indicaba la actriz y ha verificado este diario en el portal de transparencia del ministerio de Cultura, Homar cobró 18.000 euros por la codirección de la obra Antonio y Cleopatra, dirigida por José Carlos Plaza; la misma cifra por codirigir Esta primavera fugitiva, montaje dirigido por Alberto Conejero o el espectáculo Caravaggio, Vermeer, Velázquez, creado y dirigido por Xavier Albertí y por el que Homar también recibió un pago de 14.000 euros. Ninguna de esas codirecciones aparece registrada en ningún sitio. Y no es la primera vez que se publican y cuestionan estos pagos, pero sí es la primera que Lluís Homar da explicaciones sobre ello a un medio.

En declaraciones a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, Homar explica que cuando fue nombrado en 2019 director artístico de la CNTC, tras ser elegido en concurso público, llegó al siguiente acuerdo con la entonces directora del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM)Amaya de Miguel: “Me hicieron una oferta de 120.000 euros, de ellos 70.000 eran por la gestión y otros 50.000 por la actividad artística. Ese año del que tú me hablas [2021] es el año en que yo interpreto El príncipe constante y Antonio y Cleopatra. Pero en ningún sitio está contemplado que el director de una compañía nacional actúe, ni en el Clásico ni en el CDN: no se puede, administrativamente esto no está contemplado”. Homar señala que recibe “una aportación anual de 50.000 euros y, si sumas todas estas cosas (las codirecciones inexistentes), sale esa cifra. En realidad, yo he actuado, pero no se puede contemplar administrativamente esa posibilidad”.

¿Esos pagos por codirecciones que aparecen registrados en el portal de transparencia son, en realidad, pagos por su trabajo como actor porque administrativamente no se le puede pagar como intérprete? “En cierta forma, sí. ¿Sabes qué pasa? Yo lo he peleado porque cuando llegué, al principio, ellos [el INAEM] me propusieron hacer dos cosas por temporada para cubrir esos 50.000 euros correspondientes a la parte artística y yo dije, vale, pero como yo soy actor, será una obra como director y otra como actor. Y me dijeron vale, perfecto, venga, vamos a hacerlo, pero resulta que no se puede hacer administrativamente, y se ha intentado con todos los equipos. En cierta forma, ha sido buscar una manera de hacerlo, pero en realidad es un pacto implícito, y ese año del que tú me hablas yo hice dos súper protagonistas por los que he cobrado cero euros”.

Respecto a la incapacidad del INAEM, dirigido entonces por Amaya de Miguel (2018-2022), después por Joan Francesc Marco (2022-2023) y desde el pasado mes de enero por Paz Santa Cecilia, para encontrar una fórmula que permita esos pagos sin utilizar estas irregularidades administrativas, Homar sostiene que desde el organismo eso “se ha intentado y yo me siento muy cercano y muy respaldado por los equipos, el de entonces y el de ahora, con Paz Santa Cecilia. Hay problemas en la administración que van más allá y, evidentemente, como esto es muy difícil de modificar, lo que hay que plantear es que yo, a lo mejor, no puedo hacer de actor, ¿sabes?”.

Lo cierto es que ese “a lo mejor” que maneja Homar y que sugiere una posibilidad no es cierto ni real. Minutos antes de la inauguración del Festival de Almagro con la entrega del Premio Corral de Comedias a Rafael Álvarez, el Brujo, la directora del INAEM, Paz Santa Cecilia, se parapetó tras la frase “yo solo hablo de mi etapa” para no contestar a preguntas de este diario sobre los pagos recibidos por Lluís Homar por codirecciones inexistentes.

Sin embargo, horas después, su equipo de comunicación facilitaba a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA el siguiente comunicado, en el que ampliaba esa declaración de seis palabras y anunciaba una decisión tajante por parte del organismo: “La actual dirección del INAEM tan solo puede responder de las medidas acordadas con el director de la CNTC en esta etapa. En este sentido, para su renovación se estableció con Lluís Homar el acuerdo para los próximos tres años de no volver a actuar con la Compañía ni en otras producciones escénicas. Las retribuciones de los trabajos vinculados a la dirección de escena y a la adaptación de textos están siempre sujetas a los máximos establecidos en sus condiciones contractuales”.

Es decir, que el organismo dirigido por Santa Cecilia ha establecido como condición para prorrogar otros tres años el contrato de Homar que este dejara de actuar dentro y fuera de la CNTC. Añade el comunicado del INAEM: “Para su renovación se acuerda que su rol principal debe ser el de director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, pudiendo dirigir o versionar como hicieron anteriores directores. Queda excluida la posibilidad de actuar en los próximos tres años en el ámbito teatral a partir de la temporada 2024/25”.

Según fuentes consultadas por este diario, la decisión del INAEM ya ha tenido consecuencias. Estaba previsto que Lluís Homar protagonizara un Rey Lear dirigido por Declan Donellan con fecha de estreno en 2025 en el Teatro de la Comedia y la obra fue suprimida antes de que Homar presentara la nueva temporada de la CNTC hace dos semanas. Queda por ver ahora cómo completará el director de la compañía ese “sobresueldo” artístico de 50.000 euros que acordó en su día con Amaya de Miguel como complemento a los 67.000 euros brutos que la entonces directora del INAEM anunció que percibiría.

Pero tampoco esa cifra que De Miguel hizo pública en 2019, en rueda de prensa, se corresponde con el sueldo que Lluís Homar ha percibido desde que fue nombrado aquel año. Según ha podido constatar este diario, Homar ha cobrado: en 2019, 23.301 euros, ya que se incorporó al cargo en septiembre de ese año; en 2020, 73.989 euros; en 2021, 74.655 euros; en 2022, 77.268 euros y, en 2023, 79.586 euros. Ninguna de esas cifras incluye los pagos recibidos por sus labores de dirección, de adaptación de textos o de esas codirecciones inexistentes para pagar sus trabajos como intérprete. El INAEM aclara a este diario que esos datos “reflejan su salario anual como director y el incremento de los últimos años se debe a que en la Administración se revisan de forma periódica las retribuciones de los empleados públicos y se ajustan según las instrucciones que indica Función Pública cuando se aprueban los Presupuestos Generales del Estado. Los incrementos son generalizados, al menos entre empleados de la misma categoría o rango”.

Detrás de toda esta situación está el elefante en la habitación, es decir, la anunciada reforma del INAEM, un proyecto incluido en el acuerdo de gobierno entre Sumar y el PSOE que el ministerio de Ernest Urtasun ha defendido desde entonces, pero sobre cuyos primeros pasos ha guardado silencio en estos seis meses que lleva Paz Santa Cecilia al frente del organismo. A preguntas de este diario sobre este asunto, el ministro de Cultura, también presente en la inauguración del Festival de Almagro, admitió que su departamento “todavía no ha dado a conocer ninguna decisión porque en estos momentos tenemos un grupo de trabajo dentro del ministerio que está estudiando su reforma”. En esas mismas declaraciones, el titular de Cultura añadió que en ese proceso se mantendrá “el carácter público del INAEM” y se realizará “en plena coordinación y diálogo con los trabajadores y los sindicatos”.

El 'otro' gran teatro del mundo

Ya sobre El gran teatro del mundo, Homar explicaba a este diario que el estreno de este auto sacramental “está encuadrado en una efeméride que nos hemos inventado este 2024 y que reúne en el Teatro de la Comedia tres espectáculos de Calderón —El castillo del Lindabridis, El monstruo de los jardines y, en otoño, El gran teatro del mundo—, una conmemoración calderoniana que responde a nuestra fascinación por este autor. Hemos hecho teatro cortesano, teatro mítico y ahora, como producción propia, el primer auto sacramental de Calderón en la historia de la Compañía”. Dice el director de la CNTC que “los Seis personajes en busca de autor de Pirandello nacen de esta obra y cuando habla (el personaje de) la Hermosura en el texto de Calderón eso es Lorca, pero todo eso vendrá después”.

Homar opta por una puesta en escena despojada y minimalista, con música en directo, de una obra que tiene, dice, “un carácter más filosófico que religioso” y en la que Calderón plantea “una reflexión sobre cuál es el sentido de la vida, y eso es absolutamente pertinente porque, además, lo hace con el juego del teatro y esa equiparación entre la vida y la representación de una obra, abriendo una ventana hacia cuáles son los valores que realmente nos mueven como comunidad”.

Respecto a cómo se ha acercado a una obra tan alegórica como simbólica, abierta a múltiples interpretaciones, Homar explica que “uno de los motores principales ha sido el rescate de lo espiritual. Hay un momento en la obra en el que el Autor les propone (al resto de personajes) hacer una representación de la que no sabemos nada, solo conocemos el título, Obrar bien, que Dios es Dios, y ahí se pone en evidencia que lo único de lo que se preocupa realmente cada uno es del yo, yo y yo. Y eso a mí me resuena muchísimo en el mundo en el que estamos viviendo ahora y del cual me siento parte, en el que hemos construido un despropósito. Esto ya no se sostiene. ¿Y por qué no se sostiene? Porque el hombre se ha erigido en el centro del universo y hemos puesto lo material como el máximo exponente”.

Directores estrella

Un culto al ego y al individualismo que aprecia Homar en el texto de Calderón y que no es ajeno al teatro, en el que durante años se ha colocado en un pedestal a la figura del autor, primero y del director, después. La mayoría de ellos hombres, grandes figuras de la escena cuyo brillo no dejaba ver el trabajo colectivo que supone levantar una obra de teatro. “Totalmente”, suscribe el director de la CNTC: “A diferencia de cómo era anteriormente, venimos de una época en la que el director se ha convertido en el demiurgo, y pienso en Giorgio Strehler, en Peter Brook o en Grotowski, grandes nombres que han aportado, que nos han guiado y que son necesarios, pero eso a veces lo hemos llevado a un culto al yo, a los egos, que creo que lo único que han hecho es entorpecer”.

“Al final, el trabajo y dónde queremos llegar”, dice Lluís Homar, “es siempre una lección de humildad, y si ahora no somos más humildes que nunca, no seremos útiles. Eso no quiere decir que por ser humilde y generoso las cosas vayan a salir, pero desde el mundo del teatro tenemos una gran oportunidad porque creo que no hemos estado peor que ahora. ¿Dónde va todo esto? No hace tanto que creíamos que el Imagine de John Lennon era una alternativa, pero todo eso ya nos parece como parte del pasado”.

—¿Por qué cree que nunca hemos estado peor que ahora?

Lo que está pasando con la ultraderecha, esta cosa de volver a hacer limpieza y que haya individuos de primera, segunda, tercera y cuarta categoría. Eso se está instalando, lo estamos viendo de una forma absolutamente voraz en Europa y vemos los intentos también en nuestro propio país. Creo que el alma se está desvaneciendo y lo único que podemos hacer es apelar al espíritu, no podemos establecer unos enemigos que muchas veces son las gentes más desfavorecidas. Vemos a Francia o al señor Trump, que parece que en dos días va a volver al sitio que ocupaba. Pero lo único bueno de esto es que puede ser la oportunidad para volver a conectarnos y hacer una alternativa, y estoy convencido de que desde la cultura y el teatro podemos contribuir a que esto no se pierda, aunque el adversario está muy crecido y nosotros estamos bien perdidos”.

Sobre si él, como ese Autor de la obra de Calderón, también corre el riesgo de convertirse en el símbolo de un poder que elige y decide quién trabaja en la Comedia y quién no lo hace, sostiene Homar que ha intentado trabajar estos años “desde la escucha, conformando un criterio, sabiendo que no eres infalible, que te puedes equivocar, y seguramente me he equivocado, pero he intentado ser lo más ecuánime posible, con un proyecto lo menos personalista posible y confiando en el equipo que hemos ido conformando”.  

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