Sector editorial

Bookish, la apuesta anti-algoritmo por los libros que salió bien

La plataforma digital de recomendaciones literarias liderada por Tomàs Casals acaba de comprar otra librería centenaria en riesgo de cierre en Lleida

Tomàs Casals, fundador de Bookish, en la librería Alibrí.

Tomàs Casals, fundador de Bookish, en la librería Alibrí. / EPC

Leticia Blanco

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Con algo del espíritu de Círculo de Lectores, Bookish nació en 2017 como una idea que solo se le podía ocurrir a alguien profundamente enamorado de los libros: un club de lectura donde todo aquel que se apuntara recibiría un libro al mes elegido por especialistas, sin saber nada de él. En un mercado saturado de novedades y una vida cada vez más marcada por el algoritmo y la escasez de tiempo, la idea de pagar para dejarse sorprender por un prescriptor no identificado prometía y, a la vez, entrañaba sus riesgos. Pero funcionó. 

“Todo el mundo nos trataba de locos cuando empezamos”, explica su fundador, Tomàs Casals, para el que la clave del éxito es “la aventura del descubrimiento”. “Mucha gente nos pregunta: ¿cómo conseguís acertar con todos los libros? Siempre contesto que no acertamos con todos los libros, es imposible. Si te suscribes a Bookish, de las 12 novedades habrá alguna que te guste menos, pero nuestra intención no es que te gusten todos, sino haberte descubierto libros que creemos que tienen valor y que te permitan hacer un camino. Y eso un algoritmo nunca lo podrá hacer, porque un algoritmo coge los datos de ti, no lo intangible”, explica. 

“En la vida, los descubrimientos importantes son aquellos que tienen que ver con cosas que en aquel momento no te gustaban o no te interesaban y alguien te señaló el camino o apareció en tu vida algo que te hizo interesarte por ello. Si te interesa la pintura al óleo, lo único que te va a recomendar un algoritmo es más pintura al óleo”, reflexiona. 

Bookish suma hoy una comunidad de 6.000 lectores a los que cada mes les llega una caja con un libro (y otras cosas que ayudan a configurar la llamada “experiencia lectora” como tazas, una guía de lectura y puntos de libro), la oportunidad de sumarse a clubs de lectura y de charlas privadas con los autores. Con el tiempo ha ampliado los tipos de suscripción (hay una infantil, por ejemplo). Entre el 60% y el 65% de su comunidad está formada por mujeres, las grandes lectoras en España. Y más allá de las grandes ciudades, también ha penetrado en zonas rurales y el extranjero. “Españoles que están viviendo en Francia, Alemania o Reino Unido se suscriben porque es una manera de seguir en contacto con el país. Estar al día de lo que se publica en España es un poco difícil si vives en, por ejemplo, Frankfurt”, explica Casals. 

Uno de los 'packs' lectores que envía mensualmente Bookish.

Uno de los 'packs' lectores que envía mensualmente Bookish. / EPC

El comité de sabios que decide los libros por los que se apuesta cada mes es un secreto bien guardado. “Todo el mundo en Bookish, donde trabajamos unas 50 personas, puede opinar, aunque la decisión final es de los expertos”. Para las editoriales más pequeñas, que uno de sus títulos sea escogido supone algo parecido a que les toque la lotería (agotar la primera y a veces segunda edición nada más salir a la calle), por eso trabajan a veces hasta con seis meses de antelación.

Ser tocados por la varita mágica de Bookish puede suponer la impresión de más de 2.000 ejemplares de golpe. ¿Reciben muchas presiones? “Algunas editoriales están en contacto muy directo con nosotros. Otras no y las perseguimos nosotros, no tenemos ningún problema. Lo importante es encontrar los mejores libros”, apunta Casals. Entre los últimos títulos escogidos están ‘El celo’ de Sabina Urraca (Alfaguara), ‘Dios fulmine a la que escriba sobre mí’ de Aurora García-Junco (Sexto Piso) y ‘Hombres puros’ de Mohamed Mbougar Sarr (Anagrama).  

Del club digital a una librería centenaria

En diciembre de 2022 Casals se aventuró a cruzar la frontera digital comprando la histórica librería Alibrí, uno de los establecimientos más emblemáticos de Barcelona, situado en el número 26 de la calle Balmes. La Alibrí, a la que muchos siguen llamando “la antigua Herder”, es la librería generalista más antigua de la ciudad. Abrió en 1925 pegada a la Universidad de Barcelona de la mano de los propietarios de la editorial alemana nacida en Freiburg. 

La Herder fue expropiada primero por los anarquistas, en plena Guerra Civil, y años después otra vez por Franco, obligado por Estados Unidos a confiscar y subastar las propiedades de los ciudadanos alemanes en territorio español. Fue recomprada en una subasta y en 1999 pasó a llamarse Alibrí. El año que viene celebrará su centenario. “No creo que lleguemos a tiempo para tener listas todas las reformas que tenemos planeadas”, reconoce Casals, que quiere “recuperar su carácter más clásico”. 

En los planes del fundador de Bookish figura “empezar a operar librerías de gran tamaño en toda España”. Ya ha puesto una pica en Madrid, donde hace el pasado abril compró la librería Lé, fundada en 2009 por Rodrigo Rivero y Enrique Fayos. “Rodrigo es uno de los grandes libreros de España y teníamos ganas de retomar ese testigo en una plaza importante como es Madrid”, explica Casals. “Fueron meses de negociación porque una librería es un proyecto vital, no la traspasas así como así. Cuando se acerca la jubilación, la mayoría de libreros lo que quiere es asegurar la continuidad de su proyecto en términos muy particulares”. 

Al rescate de librerías en riesgo de cierre

Lé, que fue galardonada en 2017 con el premio 'Boixareu Ginesta' al 'Librero del Año' que otorga la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE), es una “librería de libreros, donde no solo se despachan libros sino que se sigue haciendo ese trabajo de recomendación y prescripción de libros que parece muy obvio pero no es nada fácil", apunta Casals.

“Desgraciadamente muchas librerías se están convirtiendo en supermercados de libros, donde ves todas las novedades expuestas y simplemente vas a comprar un libro que ya tienes en mente o que has visto en algún sitio. Pero hay una parte muy importante del librero que es la capacidad de recomendación, el ‘expertise’ librero, que está detrás de esos espacios tan especiales como son las librerías”, añade. 

La Alibrí, que el año que viene cumple 100 años, en una imagen de archivo.

La Alibrí, que el año que viene cumple 100 años, en una imagen de archivo. / Alibrí

Otra centenaria de Lleida salvada

Tras Alibrí en Barcelona y Lé en Madrid, Bookish acaba de comprar otro negocio histórico en riesgo de desaparición por la jubilación de sus propietarios: la librería Caselles, en la calle Major de Lleida. El pacto es el mismo a la hora de hacer el traspaso: mantener la ‘marca’ y los trabajadores y hacer una transición reposada de un par de años. En la librería de Lleida seguirán trabajando los 21 empleados y los cuatro miembros de la familia Caselles: Jordi (nieto del fundador, Bonaventura Caselles, que la abrió en 1914), al frente de la empresa con su hermano Josep Maria (el encargado de la papelería) y dos primos que se encargan de la gestión y la contabilidad, Ramon y Joan.

Exprimiendo el ‘young adult’

La compra de librerías no es el único salto de lo digital al mundo físico que ha dado Casals a través de Bookish. Hace tres meses se celebró la primera edición del Crush Fest, el primer festival dedicado al género ‘young adult’. “En Alibrí, que es una librería centenaria, veíamos que se llenaba de lectores muy jóvenes cuando celebrábamos eventos como la BookCon y decidimos llevar el concepto más allá y hacer algo así como un Primavera Sound de la literatura”, explica Casals. 

Unas 2.000 personas (incluido el Ministro de Cultura, Ernest Urtasun) agotaron las entradas para la primera edición del festival, celebrado en los cercanos jardines de la Universidad de Barcelona, en una nueva demostración de la habilidad de Casals para romper esquemas. “Es curioso porque en España se celebran muchos festivales literarios, pero creo que nosotros somos los únicos que cobramos por asistir y aun así agotamos entradas”, concluye. 

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