Teddy Bautista, ¿hemos oído alguna disculpa?

Las puertas de la sede madrileña de la SGAE estaban abiertas, como todos los días, pero la guardia civil escenificó un operativo peliculero, saltando muros y poniendo un helicóptero a sobrevolar la zona. Cargos de la entidad esposados. Imágenes de gente descorchando botellas de cava a pie de calle. Todo eso sucedió el 1 de julio de 2011. Nos refresca la memoria el programa 'Anatomía de…: un linchamiento', en Atresmedia (el próximo domingo en La Sexta). 

Fueron días, años, de furia y confusión, los del debate sobre la piratería. Con palos de ciego y algunas torpezas de la SGAE, tratando de delincuentes a quienes se bajaban canciones. Nos queda lejos: el ‘streaming’ barrió con todo aquello. El programa nos trae de vuelta a la nube de ruido, cuando una grosera pinza con efluvios anarco-liberales (defectuosa digestión de ambas ideologías) agitó el impracticable ideal del 'gratis total' (solo para la cultura). La SGAE era el monstruo obsesionado con recaudar, cuando ese, y no otro, era su deber, como el de la francesa SACEM y tantas otras: seguir el rastro de la propiedad intelectual para beneficio de los autores, los comerciales y la humilde mayoría. 

Víctor Manuel asocia a aquella acusadora Asociación de Internautas a 'manos negras' contrarias a los derechos de autor. Su presidenta lo niega. Fuera así, o no, remaba a favor de los intereses de las operadoras de telefonía, ávidas por desplegar sus tarifas planas con el reclamo flotante del acceso a los catálogos completos de la música universal (y del cine, etcétera). Indignante pretensión, la del canon digital: 3,25 euros por un iPhone que costaba 625.

Diez años después, en 2021, la cúpula de la SGAE fue absuelta de todos los cargos. El destrozo de reputaciones fue atroz, y difícilmente reversible pese al fallo de la Audiencia Nacional. Su presidente, Teddy Bautista, no participa en el documental, si bien Víctor Manuel viene a hablar en su nombre. Insinúa errores: la política de compra de teatros, la colocación de familiares y amigos en empresas afines, una práctica "muy de este país". 

De acuerdo, ¿pero validan esas pifias, disfunciones o malas prácticas el linchamiento integral al que Bautista fue sometido, esa cancelación del personaje? ¿Hemos oído alguna disculpa? ¿Hubo realmente una conspiración? Hablamos del tipo que vio el futuro, situando la autoría en el centro del negocio musical en la era de la desmaterialización de los formatos. Parece que anda elaborando un libro, 'Crónica de una causa general', que promete bastante.

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