Crítica

Lise Davidsen impone su voz de rayo láser en un Liceu a sus pies

La soprano noruega ofreció un retrato incomparable de Sieglinde, muy bien acompañada del insuperable Siegmund del tenor Clay Hilley

La soprano noruega Lise Davidsen.

La soprano noruega Lise Davidsen. / EPC

Pablo Meléndez-Haddad

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El concierto Wagner de anoche en el Liceu, con la soprano Lise Davidsen como principal reclamo, pasará a los anales del Gran Teatre por su soberbio resultado artístico.

Pero esta esperada cita liceísta comenzó con polémica. Cuando se presentó la temporada liceísta 2023-24, que ahora está llegando a su fin, causó sensación el anuncio de un concierto a cargo de una de las grandes voces wagnerianas y straussianas de la actualidad, Lise Davidsen: la joven y más que consagrada soprano noruega, por fortuna, ya ha tejido una estrecha relación con el Gran Teatre y, por supuesto, el público liceísta la adora. En ese momento el programa anunciado, con una primera parte dedicada a arias de Richard Strauss y Richard Wagner como ‘aperitivo’ al primer acto íntegro de la ópera ‘La Walkyria’ se mostraba como un reto solo al alcance de unos pocos intérpretes y, la verdad, parecía un sueño hecho realidad.

Pero, finalmente, la propuesta fue podada sin piedad, y se arrancó de cuajo toda la primera parte, ‘limitándose’ (es un decir) al citado acto de la primera jornada del ‘Anillo’ wagneriano. Una pena, pero parece que parte de los profesores de la Simfònica del Gran Teatre no vieron clara la jugada a causa de una agenda difícil de cumplir con excelencia. Antes de comenzar el programa, el director artístico del Liceu, Víctor García de Gomar, dio las excusas del caso y como respuesta recibió un abucheo monumental y generalizado, incluyendo gritos como “ladrones”, una reacción inusual en el Liceu que invita a reflexionar.

La soprano noruega Lise Davidsen en el Liceu.

La soprano noruega Lise Davidsen en el Liceu. / EPC

Una pena, porque el conjunto, a cargo de su titular, Josep Pons, sonó como en sus mejores noches, con un sonido aterciopelado, redondo, concentrado y con el mejor acento teatral imaginable. El maestro propuso los contrastes adecuados a un devenir de escenas cargadas de la tensión justa que debe sentirse al mirar al interior de la cabaña de Hundig con su cedro milenario en el cual está clavada la espada 'Notung', que espera a un héroe para que la utilice en el momento adecuado y donde se consumará un amor incestuoso.

Pons se movió por la lluvia de ‘Leitmotive’ como pez en el agua, sin descuidar nunca a los extraordinarios cantantes con los que contó. Sí, porque el Siegmund de Clay Hilley se reveló como un ‘Heldentenor’ con todas sus letras, con una voz de gran proyección, jovial y expresivo; sus invocaciones a ‘Wälse’ y a la espada fueron de piel de gallina, así como su canto a la primavera cargado de ternura.

El bajo Gábor Bretz aportó el adecuado contrapunto con un Hundig de muchos quilates, pero lo que regaló al público la espléndida Sieglinde de Lise Davidsen fue impresionante; es sin duda la mejor intérprete del papel de la actualidad, capaz de mostrar a la esposa sumisa y maltratada, a la mujer decidida y a la hermana enamorada, todo ello envuelto en una voz que corre como un láser por la sala con una entrega que convirtió la noche en inolvidable.