Concierto en Barcelona

Alice Cooper ‘for president’ en un abracadabrante ‘show’ en el Alma Festival

El cantante de Detroit deleitó al público del Poble Espanyol con su rock teatralizado y temas clásicos como el satírico y muy oportuno ‘Elected’

Concierto de Alice Cooper en el Poble Espanyol.

Concierto de Alice Cooper en el Poble Espanyol. / FERRAN SENDRA "

Jordi Bianciotto

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Diremos una y otra vez que los ‘shows’ de Alice Cooper son sota, caballo y rey, con poco margen para el giro inesperado o la innovación, pero lo suyo sigue siendo algo digno de verse. Rock con su punto de feliz disparate, sin intelectualismos, pero fino e hilarante en sus sátiras de la humanidad, transitando himnos y clásicos uno detrás de otro. Y con un señor Furnier que casi llegas a creerte cuando canta su himno ‘I’m eighteen’, a los 76, joven en espíritu, cuando menos.

El Alma Festival acogió este viernes toda su parafernalia, escenario con vitrales góticos como fondo, y tarimas y barrotes de madera propios de un galeón. ‘Welcome to the show’, de su último álbum, ‘Road’ (la única cita) abrió la sesión destapando todo el cuadro, con ese frente de tres guitarristas en modo carnicero, a punto para servir en ofrenda, acto seguido, algunas repescas de Alice Cooper, la banda así llamada (donde todo empezó, 1969-73), como son ‘No more Mr. Nice Guy’ y ‘Under my wheels’.

A todo trapo

Se apreció la voluntad expeditiva, encadenando una canción con otra a todo trapo, sin tiempos muertos. En el minuto 36 ya íbamos por el 10º tema (ni los Ramones, oiga), aunque en ese punto, lástima, ‘Hey stoopid’ no nos libró del consiguiente y ritual solo de batería, momento para que Alice respirara hondo. Aunque los primeros 70 aportan el grueso de sus repertorios, no pasó por alto temas de los 80 y 90 que en su día alcanzaron a otra generación, como ‘He’s back (the man behind the mask)’, endurecida y sin los sintetizadores de la versión original, así como ‘Hey stoopid’ o la muy MTV ‘Poison’.

Y Alice Cooper, el cantante, en diabólica buena forma, voz consistente, capitán pirata y espadachín, apuntando con el florete a quien osara retarlo. Tonteando con una muñeca en esa oda a la necrofilia llamada ‘Cold Ethyl’ (ese humor negro: “ella es fría en la cama”) y pasándoselo pipa con su señora esposa, Sheryl, que apareció para propinar severos latigazos en ‘Go to hell’.

Gag de la guillotina

De los tres tremendos guitarristas, fue la ‘shredder’ Nita Strauss la que más se lució (en digitaciones y en posturitas), aunque en la ‘jam’ de ‘Black widow’ confluyeron los respectivos toques. Apertura de un bis que trajo a un Alice Cooper cantando ‘Ballad of Dwight Fry’ con camisa de fuerza y dejando que su cabeza rodara en ‘I love the dead’ en el legendario gag de la guillotina.

Después de que a uno lo decapiten, ¿puede seguir un concierto? Bueno, sí, siendo Alice Cooper, que procedió a rematar el ‘show’ (nunca mejor dicho) con ‘Elected’, postulándose muy oportunamente para presidente, envuelto en banderas estadounidenses, y un ‘School’s out’ final con levita y chistera blancos, rey del guiñol, fundido con el estribillo de ‘Another brick in the wall (part 2)’, de Pink Floyd, estirando el delirio en abierto desafío al informe PISA.

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