Entrevista

Margaret Qualley: "No es que yo me sienta atraída por el extremismo, el extremismo se siente atraído por mí"

Margaret Qualley, la hija de Andie MacDowell que triunfa en 'La asistenta', de Netflix

Crítica de 'Kinds of Kindness': Lanthimos vuelve a deleitarse en la depravación humana

La actriz Margaret Qualley  en la première neoyorquina de "Kinds of Kindness".

La actriz Margaret Qualley en la première neoyorquina de "Kinds of Kindness". / ANGELA WEISS

Nando Salvà

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“No es que yo me sienta atraída por el extremismo, más bien creo que el extremismo se siente atraído por mí”, matiza a Margaret Qualley al poner en común los dos largometrajes que presentó a competición en el pasado Festival de Cannes, convirtiéndose gracias a ese doblete en uno de los nombres propios del certamen francés y confirmándose, por consiguiente, como una de esas actrices con las que todo el mundo parece querer trabajar actualmente. “En realidad, me encantaría protagonizar algo más convencional, como una comedia romántica”, añade al respecto. “O como una historia de amor en línea de ‘Titanic’”. 

Una de esas dos películas extremas es la segunda dirigida por la francesa Coralie Fargeat, ‘The Substance’, una orgía de terror corporal compuesta de imágenes de espaldas partidas por la mitad, agujas que perforan forúnculos en primer plano y colgajos de carne humana podrida. La otra es el nuevo trabajo de Yorgos Lanthimos, ‘Kinds of Kindness’, un tríptico de historias que usa la comedia de color azabache para reflexionar sobre las dinámicas de poder que imperan en las relaciones humanas, y que escenifica mutilaciones, asesinatos, violaciones y actos de canibalismo; mañana se estrena en las salas españolas.

Margaret Qualley en Cannes.

Margaret Qualley en Cannes. / ERIC GAILLARD

“Me sentí muy vulnerable y expuesta rodándola”, confiesa Qualley acerca de ella. “Porque habla del papel que los abusos de autoridad juegan en las interacciones entre las personas y el trabajo de un actor no es sino someter su propia voluntad al control del director para el que trabaja. Por supuesto, la inseguridad que eso genera es más llevadera cuando el director es Yorgos”.

Ya había trabajado para el autor griego en ‘Pobres criaturas’ (2023), la aclamada reinvención del mito de Frankenstein en la que tanto ella como Emma Stone encarnaban a una mujer resucitada gracias a la cirugía creativa obrada por un científico loco.; de hecho, buena parte del reparto de aquella película está presente también en ‘KInds of Kindness’. “No sé si a estas alturas nos hemos convertido en algo parecido a una familia pero, de ser así, se trata de una familia totalmente disfuncional”, bromea la actriz.

Mucho más ligero y convencionalmente gratificante, recuerda, fue el rodaje de la otra película que ya ha estrenado en lo que va de 2024, ‘Dos chicas a la fuga’, alocadísima ‘road movie’ lésbica dirigida por Ethan Coen -sí, una de las mitades de los hermanos Coen- sobre una pareja de mujeres enfrentadas a varios criminales ineptos. “Me divertí muchísimo trabajando en ella, en parte porque todos sus mejores personajes son femeninos”, explica, antes de reconocerse privilegiada por la diversidad de papeles que tiene la oportunidad de interpretar. “Y eso, por supuesto, es gracias a las luchas que mantuvieron muchas otras actrices antes que yo”.

Margaret Qualley

Margaret Qualley / EPC

Preguntada por el evidente impulso que su carrera ha tomado en los últimos años, Qualley señala sin titubear el que a su juicio fue su punto de inflexión: las escenas que compartió con Brad Pitt en ‘Erase una vez en Hollywood’ (2019), en la piel de una de las chicas de la infame familia Manson. “Me hizo un grandísimo favor al escogerme”, comenta acerca de Quentin Tarantino, director de la película. “Porque aquella interpretación me abrió muchas puertas”.

Tras ella obtuvo una sucesión de papeles de relieve tanto en cine como en televisión. Fue una aspirante a literata imbuida del espíritu de J.D. Salinger en ‘Sueños de una escritora en Nueva York’, trabajó a las órdenes de la gran Claire Denis en la intriga política ‘Las estrellas a mediodía’ (2022), y en ‘El templo’ (2022) se metió en la piel de una dominatriz decidida a reclamarle a un adinerado cliente lo que le debe.

Poco antes de eso había obtenido una nominación al Emmy gracias a su participación en la miniserie ‘Fosse/Verdon’ (2020), y posteriormente obtuvo otra -además de una nominación al Globo de Oro- por su trabajo en los 10 episodios de ‘La asistenta’, historia de una joven madre que trata de superar una relación abusiva, que le dio la oportunidad junto a su propia progenitora, Andie McDowell. “Reconozco que su influencia ha sido esencial para mí, porque su éxito me dio permiso para soñar a lo grande y no ponerme límites”, explica acerca de las ventajas de ser hija de una estrella de Hollywood. “Además, soy consciente de que tenerla como madre me ha ofrecido una protección en la industria con la que de otro modo no habría contado”.

Es probable que fuera su participación en otra ficción televisiva, el drama apocalíptico ‘The Leftovers’, lo que inicialmente puso a Qualley en el mapa actoral, a partir de 2014; sin embargo, aún lo es más que muchos espectadores tomaran contacto con ella por primera dos años después gracias al cortometraje que rodó a las órdenes de Spike Jonze para publicitar los perfumes Kenzo, rápidamente convertido en sensación viral, en el que aparecía bailando desenfrenadamente.

La danza, de hecho, fue había sido su más temprana pasión artística. “En realidad, cuando era niña el cine me provocaba rechazo, porque para mí era el culpable de que mi madre de vez en cuando se ausentara de casa durante semanas para ir a rodar y escenificar mundos en los que yo no estaba incluida”. Se dedicó en cuerpo y alma al ballet clásico durante años, hasta que decidió dejarlo de repente al cumplir 16. “Me di cuenta de que ser bailarina ni siquiera me gustaba, y de que me dedicaba a ello simplemente con el objetivo inalcanzable de ser perfecta”.

Después probó suerte con el modelaje, aunque lo abandonó después de tan solo cuatro meses -posteriomente, eso sí, ha recorrido pasarelas para la firma de la que es embajadora, Chanel-, al descubrir que exigía la misma disciplina malsana que el ballet. “Ser actriz, en cambio, me permite prestar más atención a la emoción y el instinto, y sacar jugo de los imprevistos y los errores”. Por supuesto, si ha gozado de esa libertad es en buena medida gracias a la sucesión de directores ilustres -Tarantino, Denis, Coen, Lanthimos- con los que se ha ido asociando. “Tener al lado a gente como ellos hace que te sientas a salvo y te lances a por todas en cada escena. De no disponer de ese tipo de redes de seguridad, me pasaría los rodajes paralizada por el miedo a hacer las cosas mal”.

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