Cine en el corazón del Raval

Esteve Riambau, ex director de la Filmoteca: "Un día una prostituta entró, compró su entrada y vio ‘Mamá Roma’ de Pasolini. Eso es integración"

Esteve Riambau ha dirigido la Filmoteca de Catalunya desde marzo de 2010 hasta el próximo 30 de junio. Lideró en 2012 el cambio de sede al Raval, un traslado que muchos pintaron como apocalíptico y que terminó haciendo crecer al público un 75%. Hablamos con él para hacer balance de estos 14 años a pocos días de que termine su mandato.

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Esteve Riambau deja de ser el director de la Filmoteca de Catalunya después de 14 años.

Esteve Riambau deja de ser el director de la Filmoteca de Catalunya después de 14 años. / Marc Asensio Clupes

Quim Casas

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¿Cómo recuerda el traslado de la Filmoteca? Al cabo de un año de pasar al Raval, la asistencia de público se había incrementado en casi un 75 %.

No recuerdo exactamente las cifras. Pasamos de una a dos salas y la previsión no era doblar números, sino intentar hacer un 50 % más. Los comentarios que me llegaron eran apocalípticos, que ir al Raval significaba ir a Sodoma y Gomorra, que necesitaríamos protección policial a la salida de las sesiones de noche, que habría pajilleras en la última fila de la sala, literal. Llegó a publicarse un artículo cuyo titular decía que ni el Institut d’Estudis Catalans, que estaba aquí al lado, ni la Filmoteca consiguen erradicar la prostitución del Raval. Si en 15 días la Filmoteca consigue erradicar la prostitución en el barrio ¡habríamos sido portada del ‘New York Times’!

¿Nunca ha habido conflictividad?

Nunca, lo digo sinceramente. Siempre hemos sido muy conscientes del barrio en el que estamos. La relación ha sido extraordinaria y hemos colaborado en talleres, centros escolares, fiestas mayores, pero sabemos que hay problemas y son graves. La Filmoteca puede contribuir, en la medida de sus posibilidades, a que haya una mejora, pero no es nuestra responsabilidad. Te contaré una anécdota relevante, la de una prostituta de la zona que un día entró, compró su entrada y fue a ver ‘Mamá Roma’ de Pasolini. Esto es integración. Se lo conté a Fernando Trueba y quería hacer un corto.

El día en que estuvo Annie Ernaux, la sala estaba completamente llena con una mayoría de chicas muy jóvenes

¿El público reaccionó bien y de inmediato al cambio?

Si, el público vino y enseguida nos estabilizamos con una media de entre 100 y 110 espectadores por sesión, que está muy bien. Esto se mantuvo durante los primeros años hasta la pandemia, en la que perdimos un 25% de público, como todo el mundo. El año pasado, de este 25% habíamos recuperado un 17%. No estamos donde estábamos, pero son buenas cifras teniendo en cuenta los cambios en la exhibición, las plataformas, el cambio de paradigma en el público.

Esteve Riambau en la Filmoteca de Catalunya.

Esteve Riambau en la Filmoteca de Catalunya. / Marc Asensio Clupes

En estos últimos tiempos se han registrado auténticos hitos.

El día en que estuvo Annie Ernaux, la sala estaba completamente llena con una mayoría de chicas muy jóvenes. La proyección de ‘Sátántangó’ de Béla Tarr fue espectacular. Cuando vio que las dos sesiones que había venido a presentar estaban llenas y que el siguiente domingo poníamos ‘Sátántangó’, me dijo que si le cambiaba el billete de vuelta, él se quedaba en Barcelona y vendría al coloquio posterior a la proyección. El domingo, a las cuatro, me lo encuentro en la entrada de la sala. Me dijo que venía a saludar. Bajó a la sala, llena a rebosar, y le dijo a la gente: “¿Qué hacéis aquí? ¿Ya sabéis lo que venís a ver? ¿Ya sabéis que hoy juega el Barça contra el Madrid? (el filme dura siete horas y cuarto). Vino luego al coloquio, y era tan apasionada la charla que a la una de la madrugada tuve que decirles a todos que nos teníamos que ir.

El hecho de trasladarse al Raval, ¿cree que tiene alguna incidencia en ese cambio de paradigma del público que apuntaba antes?

Bueno, han pasado 14 años y una pandemia por el medio. Hicimos un pequeño estudio sobre el público y el resultado fue que la mayoría era residente en Raval-Ciutat Vella, y el segundo barrio de donde procedían era Gràcia, lo que tiene bastante lógica. Pero es verdad que con la política de programación diversificada que hacemos, hemos atraído públicos diferentes. Sigue el núcleo de espectador fiel, pero cada ciclo y secciones tienen públicos específicos.

El día que vino Herzog apareció en la sala un señor que vivía en la Garrotxa y había sido el operador que filmó los planos del descenso de los soldados por el acantilado de ‘Aguirre, la colera de Dios’, y se fundieron en un abrazo.

Esta es una tarea importante de las filmotecas, seguir apostando por la proyección en comunidad.

Hace años que creo que las filmotecas no solo preservan las películas, sino que preservan la forma de exhibición del cine tal como se hacía en el siglo XX, la ceremonia comunitaria, en pantalla grande, en versión original.

¿Y el tema de la preservación y la restauración?

Yo venía de campo más de la historiografía, pero enseguida me di cuenta de que había de ponerse en valor el archivo, tanto el fílmico como el documental, muchas de las exposición que hemos hecho han salido del archivo documental.

Esteve Riambau deja de ser el director de la Filmoteca de Catalunya después de 14 años.

Esteve Riambau deja de ser el director de la Filmoteca de Catalunya después de 14 años. / Marc Asensio Clupes

¿Cuántas películas se han recuperado y digitalizado?

30 largometrajes y 30 cortos, llevamos tres años en ello, 10 por año. Además, focalicé la edición devedés de Segundo de Chomón, Jacinto Esteva, ‘Vida en sombras’, ‘Érase una vez…’. También hemos trabajado con colecciones internacionales, a veces porque nos lo pedían, como con Víctor Erice y ‘El sol del membrillo’, y en otros casos con hallazgos de nuestro archivo, como el filme de Jean Epstein ‘La montaigne infidèle’, del cual la única copia que se conserva la teníamos nosotros en un formato extraño, 17 mm y medio, un 35 mm partido por la mitad.

Uno de sus proyectos más queridos tiene que ver con los cineastas que han desfilado por la Filmoteca y que han sido fotografiados por Óscar Fernández Orengo. Ahora han editado un libro con 97 de estos retratos, ‘Cineastxs’.

Ha fotografiado a 200 o 300 de los que han pasado por aquí. En el libro hemos integrado las fotos, la dedicatoria de los cineastas, algunos con dibujos, y un pequeño texto mío para contextualizar, y creo que ofrece una buena historia de la Filmoteca. Yo los llamó los cómplices de la Filmoteca, gente que ha venido desinteresadamente, que no vienen a recibir un premio o promocionar su última película.

Sede del Raval de la Filmoteca de Catalunya. 

Sede del Raval de la Filmoteca de Catalunya. / EPC

¿Cómo ha sido la implicación de estos cineastas?

Muy diversa, y cada uno ha gestionado su tiempo. Ken Loach, por ejemplo, se quedó 25 horas en Barcelona y no paró. Con Terry Gilliam terminamos en el campo del Barça viendo a Messi. Hanna Schygulla dijo que venía, pero que quería cantar. Le organizamos una actuación con un pianista consistente en canciones, poesía y recuerdos de infancia, y lo hizo en castellano. El día que vino Herzog apareció en la sala un señor que vivía en la Garrotxa y había sido el operador que filmó los planos del descenso de los soldados por el acantilado de ‘Aguirre, la colera de Dios’, y se fundieron en un abrazo. Son situaciones mágicas y momentos irrepetibles.