Sostenibilidad

RZM+, el festival que convierte los excrementos del público en abono: "Pedimos ayuda a la naturaleza para ofrecer cultura"

El bosque de Can Ribes, en La Cellera de Ter (Girona), acoge del 22 al 24 de junio la cuarta edición de Rizomes, un evento que aúna música, arquitectura y arte, y reflexiona sobre cómo se consume la cultura

Un concierto en el festival RZM+ (Rizomes) en 2023

Un concierto en el festival RZM+ (Rizomes) en 2023 / RIZOMES

Alba Giraldo

Alba Giraldo

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Se acabaron los ‘policleans’, los vasos de plástico y las grandes infraestructuras. Un festival con el mínimo impacto para el medioambiente es posible. El Rizomes (RZM+), festival ecosistemático y 100% sostenible, utiliza baños secos, donde los excrementos del público sirven como abono para el bosque, aprovecha el agua de la ducha para regar el bosque de álamos en el que se encuentra, cuenta con estructuras montadas por voluntarios a partir de materiales reciclados y sirve las comidas en platos que los propios asistentes lavan al terminar.

El bosque de Can Ribes, en La Cellera de Ter (La Selva), acoge del 22 al 24 de junio la cuarta edición de RZM+, un evento que aúna música, arquitectura, arte y gastronomía en un ecosistema que reflexiona sobre cómo se consume la cultura y los recursos naturales. Un festival “coherente con el ecosistema en el que se encuentra” que nació como una alternativa a la múltiple oferta veraniega. “Nosotros pedimos ayuda a la naturaleza para ofrecer cultura”, explica Guillermo De Pouplana, uno de los organizadores.

La iniciativa surgió hace cinco años de la mano de los arquitectos Guillermo y Pepe, la productora de eventos Katarina y el artista visual Román, cuatro jóvenes de entre 25 y 31 años de Barcelona. Ni siquiera ellos saben muy bien cómo definirse todavía: “Un festival, un encuentro de personas con inquietudes de construir cosas en medio de la naturaleza y también un ejercicio de investigación”. “Nos cuesta encasillarnos porque también estamos haciendo muchísima investigación y probando luces e instalaciones artísticas por el medio del bosque”, comenta De Pouplana.

Normativa sostenible

Al comenzar el festival este sábado, los responsables explicarán la normativa a los asistentes, como el uso de baños secos, “donde los excrementos sirven como abono para el bosque”, ya que son conscientes de que mucha gente “nunca ha utilizado uno porque ha vivido siempre en la ciudad”. El evento también reutiliza el agua de la ducha para regar el bosque, fomenta el uso de jabones biodegradables y evita todos los objetos de un solo uso aunque sean ecológicos, como los platos, con la utilización de una vajilla común. “Los asistentes la limpian cuando acaban de comer como haríamos cualquiera de nosotros en casa. Es importante que no sea todo de usar y tirar. Se tiene que empezar a confiar un poco más en el público, en que tratarán bien el lugar y lo entenderán”, expone De Pouplana.

El montaje de esta edición del festival RZM+ (Rizomes)

El montaje de esta edición del festival RZM+ (Rizomes) / PABLO CASTILLO

Un punto de madurez en los asistentes que aporta valor al ecosistema que les rodea. Es importante que el público “sea respetuoso con el terreno en el que se encuentra, se tenga que lavar el plato, responsabilizar de su vaso y no vea que hay matones de seguridad. Pasártelo bien no es ser un vándalo”, reflexiona el organizador. El festival se emplaza en un bosque de álamos; en lugar de utilizar andamios, las estructuras que acogen las diferentes zonas del evento son los propios árboles. El ecosistema también permite que el ambiente sea más fresco, sin la necesidad de toldos y lonas, en una temporada en la que las temperaturas ya son altas.

Conexión con el público

El aforo es muy limitado, hasta un máximo de mil personas, para intentar crear “una conexión y cercanía entre el asistente y el artista”, como si se formara “una especie de familia”. “Damos importancia a la bidireccionalidad. Estamos acostumbrados a que los eventos culturales sean unidireccionales”, reivindica el organizador. El público es muy variado porque su cartel también lo es. Esta edición contará con Meritxell Neddermann, Los Sara Fontan, Meritxell De Soto, Mans O, Verushk y Levitation Orchestra, entre otros. “No atraemos a los asistentes con cabezas de cartel, queremos atraer a un público que entiende el proyecto y quiere vivirlo para enriquecerse”, analiza el responsable.

Un concierto en el festival RZM+ (Rizomes) en 2023

Un concierto en el festival RZM+ (Rizomes) en 2023 / RIZOMES

La organización cuenta con un equipo de 35 voluntarios, entre los que se encuentran dos cocineros, cuatro técnicos de luces y cinco técnicos de sonido, entre muchos otros. En el proyecto también participa Andreu Fábregas, iluminador del cantante C. Tangana, que ha entendido el propósito festival: apoya las luces en los propios árboles para aprovechar los elementos sin que haga falta nada más. Todas las infraestructuras que se encuentran en el espacio también corren a cargo de artistas: “No usamos la típica barra de Estrella Damm”, comenta De Pouplana.

El Rizomes no ha recibido ni recibe ningún tipo de financiación privada. “Eso nos ha obligado a rompernos la cabeza para utilizar el mínimo de elementos posibles para poder ofrecer el festival”, explica De Pouplana. Actualmente, se financian a través de una subvención de la Generalitat, la venta de entradas, las consumiciones en el bar y el apoyo de la gente que les ayuda de manera desinteresada. “No tenemos patrocinadores, pero eso nos hace ser más libres y poder seguir haciendo las cosas a nuestra manera”, argumenta el responsable. Por ahora no se plantean cómo podrían tener cabida todas estas propuestas sostenibles si el festival creciera desmesuradamente. Esperan seguir así: ecosistémicos, libres y limitados a un público que los entiende.