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Cinco planes para disfrutar del mar a un paso de Barcelona

La costa barcelonesa cuenta con una gran diversidad de playas en sus 100 kilómetros de extensión: urbanas, naturales o de esencia marinera

También existen innumerables opciones para practicar deportes acuáticos, así como actividades especialmente pensadas para los más pequeños

Dos niños juegan en la playa de El Prat de Llobregat.

Dos niños juegan en la playa de El Prat de Llobregat. / Albert Miró – Diputació de Barcelona

V. F.

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La primavera va cogiendo tintes de verano y, aunque la temperatura del mar sigue siendo algo fría, los primeros baños de la temporada empiezan a hacerse realidad. Para ello no es necesario mirar demasiado lejos, porque la costa de Barcelona está plagada de opciones para disfrutar de una jornada de sol y playa o bien para cabalgar las olas a bordo de cualquier tipo de embarcación.

La costa barcelonesa cuenta con más de 100 kilómetros de litoral, espacio más que suficiente para encontrar playas para todos los gustos: hacia el norte, playas grandes y extensas como las de Calella y Santa Susanna. Hacia el sur, playas de arena fina y dorada, como las de Castelldefels, Gavà o El Prat, se alternan con la costa escarpada del Garraf. Y también playas urbanas que permiten saltar del asfalto a la arena como las de Badalona o la propia Barcelona. Sin olvidar que se pueden encontrar hasta nueve puertos deportivos, numerosos clubes y dos estaciones náuticas para practicar todo tipo de deportes en el mar.

Estos son seis planes para sacar el máximo partido al Mediterráneo sin salir de la provincia de Barcelona:

1-Dos por uno en Badalona: playa más visita turística

Una de las grandes ventajas de las playas urbanas barcelonesas es que se pueden combinar los chapuzones en el mar con el descubrimiento de lugares de interés, o viceversa. Un buen ejemplo es Badalona, que cuenta con hasta nueve playas repartidas en unos 5 kilómetros de costa. Una de las más emblemáticas es la del Pont del Petroli, que recibe su nombre por esta antigua estructura de pilones que se adentra 250 metros en el mar a una altura de seis metros, recordando el pasado industrial de la ciudad.

Una mujer camina junto a su hija por la pasarela de madera de la playa de Badalona.

Una mujer camina junto a su hija por la pasarela de madera de la playa de Badalona. / Albert Miró – Diputació de Barcelona

También se encuentra muy cerca la Fábrica de Anís del Mono, construida en primera línea de mar a finales del siglo XIX. De estilo modernista, sus instalaciones se pueden visitar con su antigua librería, el despacho del gerente y la sala de destilación con las botas de madera gigantes. Si no hay tiempo, siempre se puede ir a rendir homenaje a la estatua del mono que, frente al mar, sostiene una de las reconocibles botellas de este licor.

2-Castillos en la arena en las playas del Baix Llobregat

Aunque parezca mentira, también es posible encontrar a pocos kilómetros de Barcelona playas que permanecen aisladas del estrés urbano gracias a la protección que le bridan los sistemas dunares y las pinedas mediterráneas, especialmente en la comarca del Baix Llobregat. Una de las más largas y con las dunas más consolidadas es la playa del Apeadero de Castelldefels, con más de 2 kilómetros de largo. Es la primera zona de ‘kitesurf’ regulada del área metropolitana de Barcelona, pero también es el lugar ideal para planes más tranquilos sobre la arena: desde levantar castillos a jugar a las palas, pasando por la actividad más clásica de todas, es decir, tumbarse tranquilamente al sol.

Dos niños juegan a las palas junto a un castillo de arena en la playa de Gavà.

Dos niños juegan a las palas junto a un castillo de anera en la playa de Gavà, / Diputació de Barcelona

Las playas de Gavà y El Prat también comparten unas características similares, con largas extensiones de arena fina, dunas que sirven de protección para la nidificación de aves y bosques de pinos. Eso sí, también cuentan con todo tipo de servicios y posibilidades de ocio, como un buen número de chiringuitos que se han convertido en lugares de peregrinación para aquellos que valoran una buena cena al aire libre junto al mar.

3-Descubrir la esencia marinera del Maresme

Los pueblos costeros del Maresme conservan todavía la esencia marinera de sus orígenes, con postales que recuerdan a otros tiempos. Por ejemplo, en la playa de los Pescadores de Pineda de Mar aún reposan sobre la arena las tradicionales barcas de madera pintadas de blanco y azul que se utilizaban para salir a pescar. La playa de Sant Pol de Mar, por su parte, está flanqueada por antiguas casas de pescadores, lo que multiplica su autenticidad. Y en Arenys de Mar, su playa atrae a los visitantes por su ambiente tradicional y su proximidad al puerto, donde los pescadores todavía desembarcan sus capturas diarias.

La playa de los Pescadores, en Pineda de Mar.

La playa de los Pescadores, en Pineda de Mar. / Diputació de Barcelona

Cuando baja el sol, una buena opción para seguir explorando los orígenes marineros de la comarca consiste en subir al Faro de Calella, situado en la cima de un promontorio de unos 50 metros de altitud. El original fue inaugurado en 1859 y su sucesor, a día de hoy, todavía mantiene su función: su luz llega a una distancia de unas 35 millas y es conocido en las cartas de navegación por sus destellos, 3 y 2, cada 30 segundos. Además, regala a los visitantes unas grandes vistas y, en temporada veraniega, acoge un festival de música.

4-Máxima diversión para los más pequeños

Malgrat de Mar, Santa Susana, Pineda de Mar y Calella disponen de la calificación de Destinos de Turismo Familiar, con actividades y servicios para disfrutar cómodamente de la playa con los más pequeños. Incluso algunas de estas localidades cuentan con un Mini Beach Club, donde se ofrecen toda una serie de talleres educativos en la playa, dirigidos a niños y niñas de 4 a 12 años. Los talleres, todos relacionados con el mar y el verano, están pensados para despertar la creatividad y fomentar la interacción de los niños y niñas. También se organizan todo tipo de actividades de agua, como rampas deslizantes o fiestas de espuma, siempre bajo la guía de monitores especializados.

Dos niñas navegan en kayak en Santa Susanna.

Dos niñas navegan en kayak en Santa Susanna. / Joan Ribot – ACT

Otra opción para que disfruten del mar por todo lo alto es apuntarles a alguna de las múltiples escuelas náuticas, que ofrecen cursos de iniciación a diversos deportes marítimos, como kayak, windsurf o pequeñas embarcaciones.

5-Deporte por tierra y mar

Las dos estaciones náuticas de las comarcas de Barcelona están ubicadas muy cerca de la capital catalana. Una, al sur, paralela al paseo Marítimo de Vilanova i la Geltrú; la otra al norte, en la playa de les Dunes de Santa Susanna. La vela y el windsurf son los deportes náuticos por excelencia, pero también se puede practicar kayak, esquí náutico, paddle surf, ‘snorkeling’ o bautizos de submarinismo. Para los más románticos siempre queda la opción de un paseo en velero durante la puesta de sol. Además, de estas estaciones, también existen múltiples clubs náuticos con todo tipo de actividades, tanto para los que se inician como para expertos.

Un ciclista se toma un descanso frente al mar en el camino GR-92, entre Sitges y Vilanova.

Un ciclista se toma un descanso frente al mar en el camino GR-92, entre Sitges y Vilanova. / Albert Miró – Diputació de Barcelona

En el caso de la estación náutica de Santa Susanna, además, se puede complementar las actividades de mar con rutas a pie o en bicicleta de montaña por el Parque Natural del Montnegre i el Corredor. Y en el Garraf, el camino de gran recorrido GR-92 recorre los antiguos caminos de ronda para conectar Sitges con Vilanova. Un itinerario que conduce a través de paisajes marinos que combinan puntas, acantilados, pequeños cabos y calas tranquilas y aisladas.

Un destino y 3 marcas turísticas

La provincia de Barcelona cuenta con tres marcas turísticas para recopilar todas las opciones que tienen los visitantes, divididas por tres ámbitos geográficos: costa, interior y montaña.

  • Costa Barcelona: Combina el turismo de sol y playa, el patrimonio monumental, la diversión, las compras y la posibilidad de hacer deporte. Las actividades marítimas tienen un claro protagonismo, pero también existen muchas otras opciones, como las actividades que ofrecen las bodegas de las denominaciones de origen Penedès y Alella. O bien aprovechar los beneficios de las aguas termales, caminar por parques y espacios naturales o visitar pueblos y ciudades con encanto.
  • Paisajes Barcelona: Las comarcas de Osona, el Moianès, el Bages y el Anoia configuran este destino turístico que se extiende por el centro de la provincia. Son cuatro comarcas llenas de atractivos naturales, patrimoniales y gastronómicos que se encuentran muy cerca de la capital catalana. Una zona ideal para subir a torres de vigía, recorrer claustros de monasterios o admirar tallas románicas, vidrieras góticas y murallas medievales.
  • Pirineos Barcelona: La comarca del Berguedà ofrece un entorno natural excepcional y es un territorio muy apreciado, tanto por los apasionados de la alta montaña como por aquellos que quieren hacer excursiones más sencillas. Con numerosos itinerarios señalizados y una enorme biodiversidad, este territorio ofrece paisajes encantadores que se pueden descubrir fácilmente a pie o en bicicleta. Entre las rutas más largas se encuentra el Camí dels Bons Homes, que resigue las vías que utilizaban los antiguos cátaros franceses para buscar refugio en Catalunya. La joya de la corona, sin embargo, es la subida a la cima del Pedraforca, una travesía que queda reservada a montañeros con experiencia.

Más planes en: www.barcelonaesmuchomas.es.