Fiesta lírica

El veterano Alagna y los debuts de De Tommaso y Zurzak animan la reposición de 'Adriana Lecouvreur' en el Liceu

El veterano tenor Roberto Alagna junto a dos estrellas más jóvenes, Freddie De Tommaso y Aleksandra Kurzak, son algunos de los alicientes de esta aplaudida producción de época de McVicar muy fiel a la ópera de Cilea

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Roberto Alagna en 'Adriana Lecouvreur' que ya interpretó en 2012 en el Liceu en la misma producción que repone el Gran Teatre.

Roberto Alagna en 'Adriana Lecouvreur' que ya interpretó en 2012 en el Liceu en la misma producción que repone el Gran Teatre. / Antoni Bofill

Marta Cervera

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El Liceu despide la temporada reponiendo una elegante y refinada coproducción de 'Adriana Lecouvreur', del italiano Francesco Cilea (1866-1950), con la aclamada puesta en escena historicista de David McVicar con la que Roberto Alagna triunfó la temporada 2011-12. El tenor vuelve a encarnar a Maurizio, esta vez en el segundo reparto, mientras que en el primero cuenta con el debut en el rol de Freddie De Tommaso. Las voces principales son muy diferentes a los anunciados inicialmente después de caer por diferentes motivos Kaufmann, Buratto, Rachvelishvili y Yoncheva.

Aleksandra Kurzak, en su debut en el rol principal que da título a la obra, se alternará con Valeria Sepe -será su estreno en el Gran Teatre- a partir de este domingo. El de Kurzak será un 'tour de force', pues interpretará cuatro funciones en cinco días en las que coincidirá solo en una con Alagna, su marido en la vida real. "Estoy muy contenta de volver al Liceu y poder debutar con este rol. Tras 25 años de carrera, cantar Adriana Lecouvreur en esta producción es un sueño hecho realidad. Aunque he cantado mucho Mozart, bel canto, Haëndel, y después de hacer personajes que van de la Reina de la noche a Tosca, siempre soñé con seguir los pasos de mi madre, que también es cantante", ha señalado la artista polaca en rueda de prensa este lunes. Completan el reparto principal otros destacados cantantes: Daniela Barcellona y Clémentine Margaine como Princesa de Bouillon y Ambrogio Maestri, y Luis Cansino, en el de Michonnet.

Entre bambalinas

Realidad y ficción se cruzan en esta obra ambientada en el París del siglo XVIII ambientada en el mundo del teatro. Retrata el amor entre Adriana, una famosa actriz francesa, y Maurizio, un supuesto oficial que en realidad es el conde de Sajonia, que también mantiene una relación con la princesa de Bouillon por motivos políticos. La rivalidad entre ambas mujeres acabará de manera trágica.

El escenógrafo Charles Edwards, un colaborador frecuente de McVicar, recrea un elaborado teatro rococó, la vida entre bambalinas y en la corte francesa. Cuenta con un fastuoso vestuario de Brigitte Reiffens. "Este montaje es una celebración de la vida teatral y del romanticismo", ha afirmado Justin Way, encargado de la reposición desde el estreno de este montaje en el Covent Garden de Londres hace más de dos lustros.

Un momento de 'Adriana Lecouvreur', con puesta en escena de David McVicar, en el montaje de 2012 en el Liceu.

Un momento de 'Adriana Lecouvreur', con puesta en escena de David McVicar, en el montaje de 2012 en el Liceu. / Antoni Bofill

'Adriana Lecouvreur' permite ver la vida privada de grandes personajes de la política y la sociedad del XVIII. "La producción es muy fiel al libreto y la música de Cilea", ha destacado Way. Como director de producción en el Teatro Real de Madrid, donde este montaje abrirá la próxima temporada con otro 'cast', ha apuntado "lo difícil que sería hoy en día crear un montaje de estas características por un tema de costes". Esta coproducción es fruto de la colaboración entre grandes casas de ópera de Londres, París, San Francisco, Viena y Barcelona.

Para el maestro norteamericano Patrick Summers, también director artístico y musical de la Ópera de Houston, en la música de esta obra estrenada en Milán en 1902 se puede percibir el origen de la música de Hollywood. "La partitura de esta ópera está llena de poesía. Destila las emociones de los personajes por eso intento reflejar en la música todo ese abanico de colores y dramatismo que hay en la obra".

Del Concurs Viñas al mundo

Tanto De Tomasso como Kurzak sienten un cariño especial por el Liceu, pues a ambos les ayudó participar en el Concurs Tenor Viñas tan ligado al coliseo barcelonés. "Es un privilegio volver a estar aquí, un teatro que me ha visto nacer como profesional, con una ópera de música excelsa y un grandísimo equipo". Maurizio es un rol complejo que han cantado en el Liceu grandes voces como Domingo, Aragall, Carreras. Para Di Tommaso lo mejor de este rol es que tiene un poco de todo. "No es un personaje unidimensional, tiene diferentes capas. Por un lado, Maurizio es un heroico soldado; por otro, tiene un lado seductor como amante. El honor y el deber son para él tan importantes como el amor que siente por Adriana", ha señalado el tenor inglés, una de las voces más deseadas del momento a quien esta temporada se le ha podido ver en diferentes espectáculos en el Liceu donde cantó 'Ballo in maschera', hizo una sustitución de última hora en 'Carmen' e interpretó un concierto junto a Lisa Davidsen.

Kurzak, que ya había actuado en otras producciones en el Liceu, está encantada con mirada de McVicar. "Aquí no has de pretender que haces algo que no está escrito, porque todo tiene lógica y es fiel al libreto. Hacer óperas fieles a la época en la que están ambientadas no es hacer algo anticuado porque hacemos teatro de verdad, lleno de vida y de emociones reales. En las plataformas de TV estamos acostumbrados a ver cosas de época con una interpretación actual". Las puestas en escena minimalistas "donde se va con americana y hay una única mesa en escena más que modernas resultan 'kitsch", ha añadido la soprano.

Roberto Alagna (izquierda) en 2012 en la producción de David McVicar de 'Adriana Lecouvreur' con la que regresa al Liceu.

Roberto Alagna (izquierda) en 2012 en la producción de David McVicar de 'Adriana Lecouvreur' con la que regresa al Liceu. / Antoni Bofill

Alagna, que hace un día estaba cantando en Japón, tampoco es amigo de los experimentos. "Para mí la ópera es una religión o un monumento. Si fuera un arquitecto no podría cambiar la Sagrada Familia solo porque estamos en otra época. En la ópera tampoco puedes cambiarlo todo. Hay que respetar al compositor. Igual que respetamos la música y no cambiamos las notas, debemos respetar el libreto y pensar siempre en la belleza que debe transmitir la ópera cuando se alza el telón".