Entrevista

María Zamora, Premio Nacional de Cinematografía: "No me llegaban guiones de mujeres de forma natural, tuve que salir a buscarlas”

Con Carla Simón lleva trabajando ocho años -ella impulsó su ópera prima Estiu 1993-, y es precisamente de la directora catalana de quien recoge el testigo del Premio Nacional de Cinematografía.

María Zamora.

María Zamora.

Patricia Casteleiro

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María Zamora nos cita justo antes de irse a la isla de Toralla, en Vigo, donde ella y su equipo están ultimando las localizaciones de Romería, el final de la trilogía en la que Carla Simón cuenta su historia.

La productora, aunque es valenciana, se mueve convencida por la ciudad: su compañero de vida y socio de la distribuidora Elástica FilmsEnrique Costa. De hecho, ya tienen planeadas aquí sus vacaciones de verano.

Con Carla Simón lleva trabajando ocho años -ella impulsó su ópera prima Estiu 1993-, y es precisamente de la directora catalana de quien recoge el testigo del Premio Nacional de Cinematografía.

Zamora es un agente de cambio. Se preocupa de seleccionar películas independientes, muchas hechas por mujeres y sobre mujeres, y consigue que triunfen en una industria todavía masculinizada. Ella, junto a directoras como Simón, moldea el futuro del cine español y lo hace sin pasar desapercibida, arrasando en las entregas de premios.

El pasado lunes, mientras ambas localizaban en la lonja de O Berbés, recibió la llamada del ministro de Cultura, Ernest Urtasun, en la que le comunicó que había ganado el importante galardón.

Enhorabuena por el reconocimiento, ¿le sorprendió? ¿Cómo lo recibe?

No me lo esperaba para nada. Lo recibí trabajando. Fue una gran sorpresa. Se escuchan nombres, pero nunca le di bola porque siempre se habla de mucha gente. Cuando cogí el teléfono y sonó la voz del ministro me di cuenta de que iba en serio.

Parece que el cine español está viviendo un momento de cambio, con muchas más películas hechas por mujeres. De hecho, algunas a las que usted produjo como Jaione Camborda, Elena Martín o Carla Simón, ¿cómo de pedregoso fue el camino? ¿Cuánto queda por recorrer?

Yo cuando empecé a producir a mujeres directoras fue porque tomé conciencia de que llevaba ya cuatro o cinco años en el sector y me costaba mucho que me llegaran sus proyectos. Notaba que no venían de forma natural, sino que tenía que salir a buscarlos. Ahí fue cuando tomé activamente el papel de buscar yo estos proyectos para intentar dar voz a mujeres directoras y guionistas.

Es verdad que en estos últimos años los números han cambiado y hay muchas más profesionales, también porque somos más las personas sensibilizadas. Sin embargo, todavía estamos muy lejos de la paridad. Queda muchísimo para ser la mitad, para que se iguale la cifra de directoras que está con películas en cartelera, o nominadas. El año pasado se dio un caso excepcional, pero no hay que perder de vista los datos globales.

Decía en unas declaraciones que no solo se necesita paridad, sino también diversidad. ¿Cómo se puede reflejar la diversidad en la industria del cine?

Se necesita más diversidad de voces contando historias. No podemos reducir la cuestión a género masculino o femenino, sino que debemos buscar que distintas voces de diferentes clases sociales y contextos puedan expresar sus historias. Nos hemos focalizado en el género porque era más evidente, pero todavía falta muchísima gente que haga relatos y que no sean el típico tío cis blanco acomodado.

O Corno, 20.000 especies de abejas, Alcarràs o Creatura son filmes dirigidos por mujeres en los que la forma de hacer es diferente. Da la sensación de que los personajes están construidos desde la escucha y con delicadeza, ¿hay características comunes en esta nueva oleada de cineastas?

Todas estas historias las escriben mujeres que reconocen, los personajes están descritos de forma que resultan parecidos a los que ellas tienen en sus vidas, a su alrededor. Lo que nos ha pasado durante años en el cine es que veíamos mujeres que no reconoces, pensabas “yo no tengo amigas así” o “yo no siempre me identifico en este perfil de mujer”.

Las mujeres escriben de lo que conocen, hay una sensibilidad distintas porque se construyen personajes que tienen más capas, son más complejos porque realmente todos lo somos.

Ya han salido casos en España, aunque todavía presuntos, de directores de cine y teatro denunciados por violencia sexual, ¿es nuestra industria del cine territorio hostil?, ¿hay suficientes protocolos?

Los hay, sobre todo a raíz de las primeras noticias que empezaron a salir en España. Se está tomando consciencia de que es un tema real y grave. No es una excepción que sale en las noticias. Falta mucho camino por recorrer porque el cine es un sector muy precario. A las mujeres que se ven expuestas a este tipo de violencias les pesa mucho el hecho de que van a ser señaladas y que pueden dejar de trabajar. Muchas prefieren no decir nada y seguir adelante porque han visto lo que les ha pasado a sus compañeras. Las estructuras patriarcales son muy fuertes, esas inercias existen desde hace tantos años que romperlas es muy complicado. Tenemos que hacer más pedagogía en el sector para que las mujeres que sienten que han sido abusadas se sientan legitimizadas para hablar.

¿Por qué decidió contar la historia de Carla Simón? ¿Cómo es vuestra relación después de tantos años trabajando juntas?

Empecé a trabajar con Carla con Estiu 1993 y fue un flechazo. Me tocó ser mentora de su proyecto en unos encuentros que organiza CIMA. Cuando me senté con ella supe que quería producirlo. En su historia había muchísima verdad, lo leí y me puse a llorar y eso es algo que no me suele pasar. La emoción me llegó de forma muy fuerte. Ahora estamos con Romería, pero ya tenemos proyectos futuros. Nuestra conexión es brutal y respetamos mucho el trabajo de la otra. Ella comparte mucho sus procesos creativos, de guion y dirección y yo los de producción.

Como distribuidora, con Elástica Films, traen películas independientes, ¿cuál es su criterio a la hora de seleccionar?

Nos fijamos mucho en los grandes festivales, observamos las que creemos que pueden despuntar, incluso leemos algún guion si aún no se han estrenado, o pujamos por ellas cuando las vemos. Las últimas que compramos en el festival de Cannes son dos que estuvieron en competición oficial y fueron premiadas: 'The Substance' a mejor guión y 'Emilia Pérez', a mejor actriz y premio del jurado. Queremos que lleguen a un público amplio dentro de lo que es el cine de autor y también que generen ruido a su alrededor.

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