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The Lemon Twigs rinden al Primavera Sound con una lección de pop eterno

El grupo de los hermanos D'Addario despliega con asombrosa solvencia su catálogo de canciones como soles

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Brian y Michael D'Addario, The Lemon Twigs, en el Primavera Sound

Brian y Michael D'Addario, The Lemon Twigs, en el Primavera Sound / Manu Mitru

Rafael Tapounet

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No tiene mucho sentido acusar a un grupo de reciclar materiales de otra época cuando las nuevas canciones que salen de ese reciclaje resultan ser igual de buenas o incluso mejores que aquellas en la que supuestamente se inspiran. Es el caso de The Lemon Twigs, el vehículo a través del que los hermanos Brian y Michael D’Addario (27 y 25 años) canalizan su obsesión por unos sonidos -el pop barroco y el folk-rock de la segunda mitad de los 60 y principios de los 70- con los que se han alimentado desde antes de aprender a hablar.

Brian y Michael no se conforman con escribir canciones mayúsculas en la mejor tradición pop y grabarlas con una asombrosa atención al detalle. Como demostraron en el Primavera, también son capaces de reproducirlas en directo con una solvencia difícil de creer. Acompañados por Danny Ayala (bajo, teclados y coros) y Reza Matin (batería y guitarra ocasional), los D’Addario hacen gala sobre el escenario de una competencia instrumental y un talento para las armonías vocales impropias de su juventud, sin que ello suponga sacrificar en ningún momento la espontaneidad y la diversión.

Mezclando la sofisticación melódica de los Beach Boys con el desparpajo de los Monkees, los Lemon Twigs minimizaron la adversidad que supone abrir el escenario grande a las cinco y media de la tarde y completaron un 'set' arrollador en el que despacharon las joyas más rutilantes de su espléndido catálogo, desde esa supersónica tríada inicial formada por 'My golden years', 'In my head' y 'The one' hasta la pletórica versión del 'Good vibrations' (hace falta algo más que coraje para atreverse con algo así) con la que cerraron su recital. En medio, una docena de canciones como soles, entre el embeleso de 'Any time of day' y el frenesí glam-rock de 'Rock on (over and over)'. Una hora de primavera pop que dejó a todos los asistentes con una sonrisa de felicidad.