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Juanjo Puigcorbé: "En España el lodazal es de todos, de propios y ajenos"

El actor Juanjo Puigcorbé.

El actor Juanjo Puigcorbé. / Jordi Cotrina

Anna R. Alòs

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Actor, guionista y director de teatro, y aun luciendo en sus estanterías el Premi Nacional de Teatre que la Generalitat le otorgó en 1986, ha abandonado su ciudad, Barcelona, porque allí no ha encontrado oportunidades de trabajo. Madrid acoge al protagonista de 'Entre tierras' (Netflix), la serie que ocupa los primeros puestos en España y Sudamérica, acaba de rodar una película en Argentina interpretando al Papa Gregorio XVII y ha participado también en la segunda temporada de 'Machos Alfa' entre más cintas. Entre todo ello, ha terminado de escribir un guion para una serie.

-Está usted en primera línea de las plataformas. La serie 'Entre tierras' triunfa, en España y en Latinoamérica.

-No me puedo quejar, ahora tengo trabajo y bonito. Pero me voy ya a vivir a Madrid, no me queda otra. En nueve años aquí no me ha ofrecido trabajo, así que, ya he entendido el mensaje.

-O sea, se va a Madrid por sentido práctico.

-No puedo ni quiero vivir de turista en mi ciudad. Una ciudad de la que estoy enamorado, pero si no puedo trabajar en ella, he de marcharme.

-Si tuviera que interpretar a un personaje literario, ¿quién sería?

-Me lo pone difícil. Ahora que he estado haciendo teatro en Madrid, me han propuesto interpretar dos clásicos de mucho peso, uno shakesperiano y otro americano, veremos. Pero siempre personajes de mi edad.

-Ha interpretado a un Papa. ¿Ha aprendido algo de la Iglesia rodando?

-Algo sabía, estudié en los Jesuitas. En aquellos años la presencia el catolicismo era constante, aunque yo siempre dudé. Luego fui agnóstico, y luego ateo.

-La astrología y los dioses mediáticos están de moda.

-Son sustitutos de la religión, que sigue siendo necesaria para muchos. En las religiones semíticas el dios es personal y puedes hablar con él, contacto directo. En las otras hacen falta rituales y utilizar un mediador. Uno siempre va paseando por diferentes zonas a ver qué encuentra, porque al final hay miedos, el más atávico es a la muerte. Y siempre hay una búsqueda finalista de las cosas.

-Búsqueda que la mayoría de veces converge en lo terrenal.

-Una de las religiones actuales es la Gaia Ciencia: la tierra es un ser vivo que se alimenta, crece, muere y se reproduce, y nosotros somos las esporas que colonizamos otros planetas en los que no hay vida.  Eso da al hombre un sentido expansivo. Quizá si buscara una finalidad plausible, podría sentirme eso, una espora.

-¿Cuál es su sustitutivo?

-El arte, que no deja de ser la creación de algo más o menos perdurable que se explica dentro de un marco. Sin limitación, sin marco, sin estar acotado no es arte sino digresión.

-¿Dónde se siente mejor, en qué disciplina artística?

-Me gusta todo. El teatro, por ejemplo, es el arte del presente, transcurre durante la función y después muere. Con el cine es lo contrario, es una ensoñación que se fija en el celuloide, o en las pantallas digitales. Hay una voluntad de dejar huella.

-¿Hay que dejar huella?

-Es humano, incluso los animales depredadores la dejan aunque la esconden o no, según la intención sea pasar desapercibido o marcar territorio. Pero también existe el hombre gris que intenta deshabitarse, como el Tío Vania (Chèjov), que vive para los demás y que sabe que no dejará huella.

-En la literatura el hombre gris es un personaje recurrente.

-Sobre todo en el siglo XIX y principios del XX. Hay muchos protagonistas así, resentidos con una vida nada interesante y que viven sumisos a los sueños de otros.

-Se metió de lleno en política en el año 2015. ¿Por qué?

-Me lo pidieron en un momento en que yo estaba muy disgustado con mi profesión, y acepté porque pensé que podía hacer algo por la cultura. Me lo tomé muy en serio.

-¿Decepcionado?

-Yo y todo el país. El presidente del Gobierno se fue a reflexionar frente a una situación inaceptable. Muchos a pequeña escala también hemos vivido eso. Me atacaron lo que quisieron y es difícil de soportar.

-Quienes más le atacaron fueron los de su partido, ERC.

-Y en ese caso es demoledor. Lo que está pasando ahora en España es que los ataques y el lodazal es de todos, de propios y ajenos, hemos entrado en una dinámica demencial.

-¿Todos contra todos?

-Sí y desde hace mucho tiempo. Hay unas estructuras jerárquicas que viven del dinero público, que asignan cargos por orden preferencial y muchos viven de la política sin haber trabajado en la calle.

-O sea, el afán por el estatus mata la ideología.

-Hace ya mucho tiempo que el capitalismo no tiene freno, tiene pista libre y vivimos en una especie de ultraliberalismo demencial y depredador. Ni los sindicatos cuentan. Antes había balanza.

-Se refiere a los 80-90.

-Claro, mi generación salió al patio a luchar por ideales, luego vino el “tejerazo” y se acabó, todos a clase. Ahora todo es gratis, por cuatro chavos tenemos acceso a todo tipo de cultura, porque el Sistema lo regala todo de momento, pero luego se lo cobrarán. Espere que el golpe va a llegar.

-¿Qué cree que pasará?

-Se está intentando desmantelar el estado del bienestar a nivel mundial, súmele a eso el cambio climático, las grandes migraciones que vendrán y el rearmamento de algunos países. Se está volviendo a los valores decimonónicos. Mire Argentina, Milei propone darle una patada al tablero, y le votan.

-¿Cómo se interpreta?

-Porque lo que funciona es la venganza, el yo me voy a joder pero tú también. Disfrutan con lo apocalíptico. Como muchos jóvenes que desean que llegue el meteorito.

-¿Ve soluciones?

-Sí, como le decía, en la Ciencia. El siglo XX fue el siglo de Caronte, no se puede matar más, y el XXI va a ser el de la Ciencia. La fusión nuclear parece cada día más cercana. Creo que habrá un gran descubrimiento, teórico primero y práctico después, que hará posible que no nos peleemos tanto por la energía, el agua, o la pureza del aire.

-¿Quién va a financiarlo?

-La población civil. Ni la religión ni las ideologías servirán, solo la ciencia. Desde el momento en que la ciencia aparece todo cambia, primero se utiliza para la guerra y después para la paz. Así es la Historia de la Humanidad.

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