Richard Hawley lanza su carta de amor a la clase obrera

Con álbumes como ‘Coles corner’ (2005) y ‘Lady’s bridge’ (2006), Richard Hawley sublimó un rol de cronista sentimental y hombro al cual arrimarse para compartir penas mundanas, siempre invocando una vibración sonora de otro tiempo sin por ello resultar anacrónico. Ahí sigue el que un día fue guitarrista de gira de Pulp, sin imponerse correctivos drásticos de estilo ni sentirse culpable por seguir mirando de reojo a Elvis Presley, Duane Eddy o Roy Orbison en lugar de tratar de sonar como se supone que debería sonar un músico en el año de gracia de 2024.

Y bien, ‘In this city they call you love’, disco que ve la luz tras una pausa de cinco años, puede despistar un poco por ese arranque punzante y reverberado con ‘Two for his heels’, pero, aunque el conjunto de canciones sea algo más anguloso y esencialista de lo habitual, trae una nueva entrega de tonadas refinadas transmisoras de confort emocional: no tardan en caer dos ‘musts’ situados en esa liga, ‘Prism in jeans’, con sus guitarras señoriales, y ese lamento por los amigos que se fueron llamado ‘Heavy rain’. Y acto seguido, ‘People’, donde Hawley da vueltas en torno al mundo de los afectos apenas apoyado por la guitarra y una tenue percusión, mientras suspira por “el amor verdadero”, que es “la meta más difícil” y “la cosecha de oro”.

Simpatía y dureza

Esta pieza no es de las más sobresalientes, pero presenta la clave argumental del álbum, obra que Hawley dedica a su ciudad de su vida, Sheffield, la ‘steel city’, histórica sede metalúrgica, en los últimos tiempos afectada, cómo no, por las tribulaciones derivadas de la gentrificación. El título del disco, citado en ‘People’, alude a la costumbre de sus vecinos de llamar ‘amor’ a cualquiera con franca naturalidad, tal como en otros lugares manejan el ‘cariño’ o, en los mercados barceloneses, el ‘rey’ o ‘reina’. El cruce de ese talante simpático o adorable, asociado a la raíz obrera de la urbe, es decir, la fusión de dulzura y dureza, marca aquí las coordenadas de Hawley. Hablamos de un autor con conciencia de clase que, en la arisca ‘Deep space’, con su trazado de exquisito rock and roll primario, apunta a la claustrofobia colectiva y desliza una pulla a los multimillonarios que sueñan con volar a otros planetas.

Es otra de las aristas de un disco en el que tiende a esos ‘tempos’ recogidos que nunca nos cansaremos de glosar, ya sea con un poco de resonancia country (‘Hear the lonesome whistle blow’), acercándose a una filo-bossa nova con ricas capas vocales soul (‘Do I really need to know?’) o, simplemente, invocando la eterna balada de claroscuros anímicos, como en ‘I’ll never get over you’ o ‘When the lights go out’. Canciones de poderes atemporales con las que Hawley, manejando su canto hondo e impoluto, parte de lo más personal y local para atraparnos una vez más. Jordi Bianciotto

Otros discos de la semana

Nueva demostración de que la edad no está reñida con la capacidad de publicar discos con sustancia. En su 66 aniversario, el ‘modfather’ se (nos) regala un precioso elepé con portada de Peter Blake y una docena de canciones en las que mandan los medios tiempos, el soul-pop elegante reminiscente de los tiempos de The Style Council, los arreglos exquisitos y las melodías arrebatadoras (ahí brillan ‘Woke up’ y la deliciosa ‘My best friend’s coat’, a ritmo de vals). Un feliz cumpleaños. Rafael Tapounet

No se habla lo suficiente de este portento de la guitarra al que tal vez conocimos con Judit Neddermann y que ha fascinado a Alejandro Sanz, C. Tangana y Rufus Wainwright. Este tercer disco en solitario (seis piezas) abre caminos con las cuerdas de nilón, entendiéndose sigilosamente tanto con fuentes orgánicas como texturas sintetizadas, siempre al servició de la canción, desprendiendo un virtuosismo con alma en piezas conmovedoras como la titular o ‘Andalucía’ . J. B.

Cuando el pianista Esbjörn Svensson murió en un trágico accidente en 2008, el trío e.s.t. era el grupo más influyente del jazz europeo. Öström y Berglund, sus dos excompañeros, se reúnen y celebran el legado de la banda en un disco en directo, acompañados esta vez por varios músicos afines. Las composiciones de e.s.t., melodías a veces pegadizas, a veces dramáticas que a menudo acababan en tormenta -puro espíritu 'post' de los años 90-, aquí son aún más solemnes. ¿Demasiado? En cualquier caso, nadie mejor que ellos para hacerlas sonar de nuevo. Roger Roca