Crónica

Primavera Sound 2024: los 'nuestros' abren con maestría la persiana y el toldo

La encantadora mallorquina Maria Hein, el fantástico experimento Ángeles, Víctor, Gloria & Javier y los garajeros barceloneses Mujeres cumplieron con la difícil y sofocante papeleta de dar la bienvenida a una nueva edición del festival

La mallorquina Maria Hein, una de las primeras artistas en actuar en el Primavera Sound 2024, el jueves 30 de mayo.

La mallorquina Maria Hein, una de las primeras artistas en actuar en el Primavera Sound 2024, el jueves 30 de mayo. / FERRAN SENDRA

Ignasi Fortuny

Ignasi Fortuny

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El faraónico desierto de hormigón que es el Parc del Fòrum aumenta sus dimensiones, consecuencia del pseudoespejismo que causa el sol picando en el gris cemento, a plena luz del día y aun sin la masa del Primavera Sound moviéndose de un lado para otro. A la hora de la apertura de puertas para que den inicio los primeros conciertos programados a las 16.30 horas, la mejor decisión que uno puede tomar, aunque sea un secreto a voces, es la de visitar el Auditori, el que es el mejor sitio sin duda si uno acude a un festival como este para, ojo, escuchar música. Lo de fuera es un mundo inhóspito a primera hora de la tarde. Pero alguien debe subir la persiana, abrir las puertas y, lo más difícil, poner el toldo para que unos pocos a esas horas disfruten de conciertos en medianos y grandes escenarios. Difícil papeleta esta, la de luchar con el sofoco y el ánimo apagado, propio de lo que marca el reloj, a pesar de ser el primer día de festival.

Les tocó a muchos de los 'nuestros' bregar contra todo esto, y brillaron a pesar de que el sol aún estaba en lo alto. Resguardados de esto, en el Auditori, estuvieron Ángeles, Víctor, Gloria & Javier, grupo fabricado por encargo que forman cuatro músicos talentosos que hacen que sus canciones, que siguen la corriente de la voz de la primera, sean bellas y atrevidas, pues parten del flamenco pero añaden elementos vanguardistas a través de producciones electrónicas. La respuesta de las butacas del auditorio, casi llenas, fue un termómetro inequívoco del buen resultado del experimento.

Más complicado lo tuvo la encantadora Maria Hein, a pleno sol (lejos, en el escenario-homenaje al recientemente fallecido Steve Albini, actuaban las asturianas Viuda, y cerca, los madrileños Cómo vivir en el campo), pero eso no significa que no superase esa pequeña adversidad con facilidad porque la mallorquina está llamada a ser nombre de horario noble. Acompañada de dos bailarinas y un destacable papel del dj-trompetista-guitarrista-corista, con actitud divina, desplegó canciones de su álbum 'Tot allò que no sap ningú', pequeños tesoros creados con osadía a través de un giro electrónico que ha dado a su carrera y que mezcla con influencias del k-pop. Destacó, además de su versión de la popular 'La Dama de Mallorca', otra versión, la de 'Alenar', de Maria del Mar Bonet. "Mi cantante favorita de todos los tiempos", dijo. A favor de que cada generación tenga sus versiones de ambas.

Para rematar este inicio casero, los garajeros barceloneses Mujeres, acompañados de numeroso público local en el escenario más mastodóntico, aquel que se ve a lo lejos y al final de una inmensa moqueta, lograron que en ese césped artificial la vida recuperara el frenesí necesario para, al menos, bailar entre empujones y corear eso de "aquellos ojos eran turbios".