Película maldita, película de culto

Caye Casas: “Me dijeron que dejara el cine, que ‘La mesita del comedor’ solo servía para ser vista en un manicomio”

Caye Casas, director de la comedia negra 'La Mesita del Comedor', la película de género low cost catalana más premiada de la historia, con 26 permios en 28 festivales. AUTOR: JORDI OTIX

Caye Casas, director de la comedia negra 'La Mesita del Comedor', la película de género low cost catalana más premiada de la historia, con 26 permios en 28 festivales. AUTOR: JORDI OTIX / JORDI OTIX

Julián García

Julián García

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El 10 de mayo, el escritor Stephen King recomendaba a su legión de seguidores en la red X la película catalana ‘low cost’ ‘La mesita del comedor’, de Caye Casas. “Supongo que nunca, ni una sola vez en la vida, habéis visto una película tan negra como esta. Es horrible y, al mismo tiempo, terriblemente divertida. Pensad en el sueño más oscuro de los hermanos Coen”. Al poco, Filmin, siempre atenta a la jugada, decidió estrenar la película, que en apenas unos días se ha convertido en uno de los bombazos históricos de la plataforma. Todo esto suena muy bien, pero hasta el tuit de King, ‘La mesita del comedor’ era una película maldita.

A pesar de haber ganado decenas de premios internacionales en 2023, ningún distribuidor y exhibidor español consideró que valía la pena estrenarla. Tampoco el festival de Sitges la había querido incluir en su programación al estimar que no respondía a sus criterios mínimos de calidad. Tras un calvario en forma de ninguneo y descalificación, que le hicieron pensar si realmente valía la pena seguir adelante con el cine, Casas vive hoy en una especie de locura en forma de llamadas para nuevos proyectos en todos los rincones del mundo. “Cuesta hacerse a la idea de lo que la vida te puede cambiar de un día para otro. En realidad ‘La mesita del comedor ya va de eso”, afirma el cineasta en relación a su filme, la dramática historia de una pareja en crisis que, después de haber tenido un bebé, decide comprar una horrenda mesa de cristal para decorar el comedor. La mesa en cuestión será, por supuesto, el detonante de una tragedia infame, indescriptible, solo apta para estómagos fuertes.

Si le digo el nombre de Stephen King, ¿qué le viene a la cabeza?

La palabra gracias. Hacía unos días podía pensar en King como el rey del terror, que es lo que es, pero ahora… Es muy fuerte lo que un simple tuit del puede llegar a conseguir. Seguramente nos ha cambiado la vida de todos los que formamos parte del equipo de ‘La mesita del comedor’.

¿Cómo se entera usted de que King ha recomendado vivamente su película en la red X?

Tiene su pequeña historia. ‘La mesita del comedor’ se estrenó en unos pocos cines de Estados Unidos y en Prime Video. Hubo un boca oreja bestial entre ‘tiktokers’ que hicieron mucho ruido en redes. Uno de los que más nos puso por las nubes era Mick Garris, que es un director de terror mítico que en su día había adaptado novelas de King. Este le llamó para preguntar qué diablos era esa película española de la que todo el mundo hablaba. Garris me escribió un mensaje al Facebook por privado donde me pedía un link de la peli porque ¡la quería ver Stephen King! Antes de escribir el famoso tuit, King me escribió también por privado para decirme que la peli le había encantado, que era una locura. Cuesta de creer, pero es así.

"El famoso tuit de Stephen King ha sido como si gritara por una ventana: “Hey, chicos, que tenéis aquí a un chaval y a una peli superpotente. ¿La queréis ver? ¡Vale mucho la pena!”

Eso es más que un golpe de suerte. 

Bien, es evidente que en la vida siempre has de tener suerte. Pero en este caso la suerte es algo buscado y trabajado. El otro día me preguntaron que si tengo una flor en el culo; pues flor no tengo, pero sí callos en las manos. Hace dos años que hicimos la peli: llevamos más de 40 premios internacionales y he estado en 16 países presentándola. Y es cierto que todo eso, todo ese esfuerzo invertido, no acababa de servir para que ‘La mesita del comedor’ fuera visible en este país. El tuit, en ese sentido, ha supuesto una ayuda inestimable, algo así como si King gritara por una ventana: “Hey, chicos, que tenéis aquí a un chaval y a una peli superpotente. ¿La queréis ver? ¡Vale mucho la pena!”. 

Visto con perspectiva, ¿cómo puede ser que nadie se hubiera interesado antes en España por su película? Ni siquiera en su día un festival de género como Sitges, que rechazó programarla para 2023.

Ha sido todo muy contradictorio. Por un lado ganábamos premios en festivales, teníamos un ‘feedback’ brutal con el público que la veía… Sabíamos que teníamos una joya, algo muy potente que podía impresionar mucho, pero…. por otro lado estaba la industria, las plataformas, las distribuidoras, las exhibidoras, que la ignoraron completamente desde el principio y aun ganando premios a mansalva. Ha sido muy frustrante. No lo podíamos entender.

"La peli empezó muy mal ya desde el momento en que Sitges no la seleccionó. Eso fue un golpe muy duro, porque la hicimos para estrenarla en un festival del que soy público desde los 14 años"

¿Qué le decían para justificarle su desinterés?

Cosas muy feas. La peli empezó muy mal ya desde el momento en que Sitges decidió no seleccionarla. Eso fue un golpe muy duro para todos, porque la hicimos para estrenarla en un festival del que soy público desde los 14 años. Después de ese palo fuimos a un distribuidor que lo primero que nos dijo es que la película no debería haber existido jamás. Una persona muy importante de la exhibición en Catalunya también me dijo, literalmente, que dejara de hacer cine, que no tenía ni puta idea, que la peli era horrorosa y que solo servía para ser vista en un manicomio.

¿Tuvo ganas de tirar la toalla?

Fue muy doloroso, porque creíamos que todo se nos veía abajo. ¿Qué íbamos a hacer con ella? Te frustras y te duele y piensas que igual te has pasado de frenada o que la has cagado en algo. Pero decidimos que si aquí no la quería nadie, quizá valía la pena probar suerte en festivales internacionales.

Allí cambió todo para bien.

Radicalmente. Vamos a Tallin, a Estonia, y allí vemos que todo es diferente. Luego vamos a Bruselas, y a Brasil, y a México. Y ganamos premios y vemos que, hosti, hemos empezado como el culo, pero fuera de España el criterio es completamente diferente. Es que ahora lo pienso y es tremendo la de cosas terribles que he tenido que escuchar de ‘La mesita del comedor’ y de nuestro trabajo…

¿Cómo qué?

La película la monté yo, y algunos montadores profesionales me dijeron que el resultado era un desastre, que se tenía que cambiar absolutamente todo el montaje, que no se podía salvar ni un parte. Es curioso como una cosa algunos la ven como algo horriblemente hecho y otros lo ven tan creíble como bien parido.

"Rodamos en 10 días en plan cine de guerrilla, desde el estómago, pensando que sería nuestra última peli. sin presupuesto ni nada, nos lanzamos al vacío bajo la premisa de morir matando"

¿En algún momento pensó en que maldita la hora de haberse embarcado en el proyecto de ‘La mesita del comedor?

No, y te diré por qué. Después de ‘Matar a Dios’ [comedia negra codirigida con Albert Pintó que en 2017 ganó el premio del público en Sitges] no logré meter el pie en la industria. Estaba en una depresión cinematográfica y artística brutal. Tuve que trabajar haciendo helados en una horchatería de Terrassa y vender por internet mi colección de juguetes. No había forma de vivir del cine. Mis proyectos no recibían ni apoyo ni ayudas ni nada de nada. Pero, de chiripa, una amiga mía me dijo que nos dejaba su piso para rodar, porque iba a hacer unas reformas, y nos tiramos al río rodando en 10 días en plan cine de guerrilla, desde el estómago, pensando que sería nuestra última peli. Nos dijimos con Cristina Borobia, que es la coguionista y la directora de arte (y mi pareja) que haríamos la película más arriesgada posible, la que diera más de que hablar. Y sin presupuesto ni nada, nos lanzamos al vacío bajo la premisa de morir matando. No nos quedaba otra.

La película, realmente, es muy arriesgada. ¿No cree que el mal cuerpo que deja, lo radical de su propuesta, es lo que precisamente la ha alejado del circuito más convencional de la industria?

Sí, claro, también la propia naturaleza de la historia, una tragedia familiar espantosa con mucho humor negro. España se ha convertido un país muy políticamente correcto y hay unas líneas rojas que las plataformas y distribuidoras no quieren traspasar, y nosotros las traspasamos todas. Lo malo del cine de guerrilla es al mismo tiempo lo bueno, y es la libertad que te da la independencia. Yo, no nos engañemos, ¿quién es Caye Casas? Yo no soy nadie, no soy Alex de la Iglesia ni Paco Plaza ni Balagueró, a mí no me conoce nadie. Y los actores de la peli son buenos, pero no superfamosos. Y estas cosas pesan mucho en España. No hacían más que decirme que una película así no la querría ver nadie, pero yo les decía que se equivocaban. Yo le veía mucho el potencial, veía el márketing: “Venid a ver la película más perturbadora que vais a ver en vuestra vida”. 

En eso tiene usted razón. Cuesta ver una película más malsana que la suya.

Yo soy más espectador que cineasta, y sé que cuando al público le das algo nuevo y arriesgado, que le hace vivir emociones fuertes, te lo agradece. O se caga en ti. Pero hay una reacción, una chispa. No hay nada peor que ir al cine, salir y decir: “Qué, ¿vamos a tomar una birra?”. Y olvidar la película en media hora. Yo con ‘La mesita del comedor’ quería provocar una reacción, algo chungo, como cuando veías ‘Happiness’ de Todd Solondz y flipabas porque eso que veías no podía ser verdad. Mi propósito era que quien viera ‘La mesita del comedor’ no la olvidara nunca. Para bien o para mal. Un espectador me dijo ayer que, hasta ahora, cuando le hablabas de una mesita de comedor pensaba solo en un mueble y que hora lo que visualizaba era un peliculón. No se puede pedir más.

"Yo soy más espectador que cineasta, y sé que cuando al público le das algo nuevo y arriesgado, que le hace vivir emociones fuertes, te lo agradece. O se caga en ti. Pero hay una reacción, una chispa"

El hecho de que Filmin la estrenara justo después del tuit de King ha sido también un puntazo, ¿no cree?

(Ríe) Pues aquí les ha salido la jugada redonda a Filmin. Habíamos pactado que se quedaban la película cinco días antes del tuit de Stephen King. La iban a estrenar en junio, pero con todo el barullo lo supieron leer bien y adelantar el estreno. Que, por cierto, ha sido uno de los mejores de su historia, por lo que me han dicho. Ahora a ver si se puede ver también otras plataformas. Creo que el recorrido de ‘La mesita del comedor’ aún no ha terminado.

¿Qué planes tiene usted ahora, después de este inesperado giro de guion?

De entrada, hacer el camino de Santiago (ríe). Lo tenía planeado con Cristina antes del famoso tuit y era un poco para reflexionar sobre nuestra vida y nuestra carrera en el cine, si valía la pena o no seguir. Pero cómo cambia todo en un día… Estaba en la nada más absoluta y ahora me llama todo el mundo. El móvil me echa humo. Me llegan propuestas de todos los sitios. Incluso representantes de Estados Unidos, como la agencia que lleva a Guillermo del Toro, Christopher Nolan y Ari Aster, se han reunido conmigo porque me querían representar. Yo no sé inglés, pero les da lo mismo.

¿Se hace a la idea?

Sí, bueno, es algo sorprendente después de que hace cuatro días, como quien dice, nadie te hiciera ni puñetero caso. Por suerte tengo cuatro proyectos que ya estaba moviendo de antes de esta movida, y espero que todo esto que nos está pasando nos ayude a tirar adelante alguno de ellos con los recursos necesarios, porque llevo demasiados años luchando por dejar de hacer cine ‘low cost’, que como idea es algo muy atractivo y muy potente, pero como forma de vida es simplemente agotador.

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