Cierre de la sala histórica

Carta de un trabajador del cine Comedia: "Gracias a los que se dieron su primer beso en una sala a oscuras"

Cierra el Comedia, la última sala de lo que fue la arteria cinematográfica de Barcelona

Antes del Comedia: los cines emblemáticos de Barcelona que también cerraron sus puertas para siempre

Una pareja en una sala del cine Comedia

Una pareja en una sala del cine Comedia / MANU MITRU

Víctor Baldoví

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2024 marca el fin de una era para el Cine Comedia, un lugar donde todos los sueños son posibles y al que le he dedicado más de 25 años de mi vida. Este no es solo el final de un cine, sino el cierre de un capítulo lleno de anécdotas y recuerdos que se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia.

En este templo del cine, cada butaca ha sido testigo de historias tan intensas como las que se proyectaban en la gran pantalla. Junto a mis compañeros, ahora hermanos y hermanas en esta aventura cinematográfica, hemos crecido y evolucionado pero sobre todo hemos ayudado a que, por unos momentos, las preocupaciones de miles de espectadores quedaran olvidadas durante su viaje a un mundo de 24 fotogramas por segundo.

Viaje en el tiempo

Hagamos un pequeño viaje a través del tiempo como en 'Moulin Rouge' para recordar una época dorada y contar una historia sobre una época, sobre un lugar, sobre una banda de hermanos. Se abre el telón… Es un mundo anterior al cine digital, un universo de sueños eléctricos. El público hace cola en la calle para comprar una entrada y dentro de la taquilla está Carmen, Merche o Jenny. Pájaros encerrados dentro de una jaula de cristal, su canto son recomendaciones de películas y sinopsis a las personas que no saben qué ver y su sonrisa un faro en la noche para los clientes que semana tras semana acuden al cine como forma de vida.

En la puerta de entrada, los porteros, cada uno con su estilo único, dan la bienvenida a los invitados con la habilidad de un mago. El señor Víctor ofrece piropos y atenciones, Felipe te hace sentir como en una novela de Agatha Christie y Antonio es un espíritu gentil envuelto en sonrisas. Su presencia, recortada contra las imponentes puertas de cristal, es una mezcla de fortaleza y amabilidad, una figura servicial y siempre atenta que parece extender un puente entre la realidad cotidiana y el mágico mundo del cine que aguarda dentro.

El aroma de la sala recibe a los clientes, una embriagadora fragancia a colonia mezclada con palomitas. El acomodador, a menudo Jose o Chus, enciende su sable de luz particular para alumbrar el camino de los invitados. Las propinas siempre son bien recibidas y más de una vez alegran el día por su inesperada cuantía, a veces no en forma de dinero sino material como caramelos, puros o un número de teléfono.

La limpieza del cine es una tarea de amor y dedicación. Cada rincón ha sido pulido por el Equipo A que ha empezado a trabajar a las cinco de la mañana, una cuadrilla formada por personajes como Humberto, Fernando, Esther o Paqui, una morena andaluza con la alegría como ADN y el salero de la vida en el habla. Un ejército de hormigas que no solo limpia sino que adecenta y avisa de los desperfectos que pueda haber.

Entre sesiones, Paulino, un hombre perteneciente a una época más dura, alérgico al agua potable y al Barça pero con un corazón de oro, recoge la basura que los más inconscientes han dejado atrás. A veces se lleva una sorpresa y encuentra dinero, una dentadura postiza e incluso el relleno de un sujetador.

El mantenimiento del cine es diario. Mateo nunca ha tenido un accidente a pesar de desafiar a las leyes de la gravedad y Antonio “de mantenimiento” es un McGyver que se asegura de que el cine no acabe como el Titanic. Nunca un tornillo flojo o una bombilla fundida durante sus guardias, siempre un invento nuevo para mejorar el cine en el interior de su mágico almacén lleno de cachivaches y recuerdos.

Primeras amenazas

Sigue pasando el tiempo y la piratería amenaza con matar a las estrellas de cine. Tras la barra del bar, conocido como bombonería por la antigua costumbre de vender bombones a granel, las manos de Rosa, Mary, Elena o Lourdes se mueven rápido, transformando una simple compra en una experiencia única. No solo cantan precios, su risa acompaña el estallido de las palomitas naciendo en una gran olla a la vista de todos. La presencia de incorporaciones temporales como las de Mónica, Jessica, Gloria, Sonia o Lara se ha convertido en permanente, no porque sigan trabajando sino porque el recuerdo de su personalidad permanece mucho tiempo después de que se hayan ido.

La proyección de cada película es una obra maestra en sí misma. En la cabina de proyección, los encargados Jordi y Manolo y el cinéfilo Víctor B. son los maestros tras las cortinas como en 'El mago de Oz'. Jordi es el manitas bon vivant, Manolo el relaciones públicas siempre pendiente de todo y Víctor B. el perfeccionista que hace horas extras gratis sólo por vivir la magia de su Cinema Paradiso particular, un sueño desde pequeño. Los tres, con manos llenas de polvo de película y sangre por el montaje de las cintas de 35mm, consiguen que las proyecciones transcurran sin sobresaltos, dando ese punto de enfoque perfecto que solo los artesanos de la imagen como ellos saben ofrecer.

En las oficinas, arriba, la familia Padró cuida a sus espectadores con las mejores películas y a sus empleados con los mejores sueldos; Cari se desvive por solucionar problemas caiga quien caiga, siempre al teléfono entre volutas de humo; el gerente Jaume S. hace todo lo posible para que el engranaje del cine siga en marcha, siempre elegante a pesar de lidiar con la grasa de los motores; y Jaume C. hace números, cada vez más pequeños. No son clasistas, todo lo contrario, no dudan en confraternizar con los empleados de abajo e incluso echar una mano en los momentos de más actividad.

Agradecimiento

A medida que los años se convierten en décadas, el azul da paso al rojo pero el motor del Comedia siguen siendo sus películas, y sus trabajadores la gasolina. Sus pantallas han visto cientos de ángeles como Cecilia, Iván, Anna, Júlia, Gerard, Sara “Sarita la chispilla”, Albert, Mireia… El último encargado de cuidar del motor de los sueños es Santi, un 'Capitán América' que se desvive por el cine y lo protege, arriesgando hasta su propia salud por una pasión que le nace del corazón. Pero un motor sin mantenimiento se acaba rompiendo y por muchos parches que se pongan llega un momento en el que el vehículo se detiene en el arcén, envuelto en una nube de humo negro y apestando a hierro fundido y gasolina derramada. A veces el vehículo cambia de dueño y es arreglado, otras veces acaba en el desguace como chatarra, y en contadas ocasiones se convierte en una pieza de museo.

Al pasar frente a un cine cerrado pocos dirían que algún día tuvo vida y cuando uno se lo imagina en marcha, cobra vida por sí mismo, desconociendo las fuerzas vivas que hacían posible que funcionase. Así puede ser el Comedia para muchos pero no para mí ni para Santi, Luismi, Raúl, Jordi, Antonio, Paqui, Alba, Marc M., Víctor G., Claudia, Marc S. y Margaret, huérfanos de ingresos dentro de poco y con recuerdos tan profundos que sólo emergen con lágrimas en los ojos.

Como en 'Tenet', cada final puede ser un principio y es por ello que el Comedia vivirá en nuestros corazones y en nuestros recuerdos. Cuando yo mismo baje sus persianas el domingo 14 de enero, con mucho más esfuerzo que de costumbre, no pensaré “qué pena", sino “gracias”. Gracias a la familia Padró que me contrató y que aún llevo en el corazón; gracias a mis maravillosos compañeros por ayudarme a crecer como persona y por enseñarme lo que es la vida; gracias a los que viernes tras viernes siempre venían a ver una película de estreno; gracias a esos clientes para los que el Comedia era su cine de barrio incluso si vivían en la otra punta de la ciudad; gracias a todos los que alguna vez han hecho cola durante una eternidad para comprar palomitas; gracias a los que han preferido ver una película en la gran pantalla antes que un 'screener' con toses de por medio; gracias a los que se dieron su primer beso en una sala a oscuras con la débil iluminación de nuestras pantallas de fondo… Gracias a todos los que alguna vez han pisado el cine Comedia para compartir una pasión y un amor. Un amor por el cine que vivirá para siempre. The End.