La 'rentrée' catalana

Joaquim Nadal proyecta el placer de los cinco sentidos en 'Confitura de vidre', una celebración de los "sorbos de felicidad"

Literatura catalana: 10 novedades de la 'rentrée'

Sergi Pàmies: “El mundo ha cambiado, no podemos seguir escribiendo como Chéjov”

Las 10 novelas negras más esperadas de esta 'rentrée'

Joaquim Nadal, historiador, político y escritor, que publica 'Confitura de vidre'.

Joaquim Nadal, historiador, político y escritor, que publica 'Confitura de vidre'. / ELISENDA PONS

Anna Abella

Anna Abella

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

"Lo que he visto, lo que he mirado, lo que me maravilla y deslumbra", escribe Joaquim Nadal (Girona, 1948) al inicio del capítulo que dedica a la vista, uno de los cinco sentidos sobre los que vertebra ‘Confitura de vidre’ (Univers), un libro "intimista, de la literatura del yo", vinculado a la celebración de los "sorbos de felicidad y placer que vamos acumulando a lo largo de la vida, en contraste con los momentos en que estás mal. Porque la felicidad continua no existe, llega a trozos", asegura el catedrático de Historia y político catalán. 

Con esa filosofía de disfrutar los momentos, Nadal atrapa "la más estricta cotidianidad, el valor de un solo gesto, de un instante, de una mirada, de una percepción sensible", escribe, para evocar, comenta este miércoles en Barcelona, "recuerdos que se proyectan al pasado reciente o remoto con un alud de nostalgia de la infancia y la adolescencia, pero también apuntando a momentos actuales". 

'La joie de vivre'

Nadal se "reivindica" más allá de sus libros anteriores más académicos y políticos en este libro, que entregó a su editora, Ester Pujol, el pasado verano, antes de asumir hace un año el cargo de ‘conseller’ de Recerca i Universitats del Govern de Pere Aragonès. Volumen breve y de pequeño y cuidado formato, forma parte de la colección ‘La joie de vivre’, de la que el próximo sábado, en el marco de la Setmana del Llibre en Català, hablarán en el Moll de la Fusta algunos de los autores que han publicado en ella; junto a Nadal, entre ellos, Josep Maria Fonalleras, Sílvia Soler y Rafael Vallbona.

El título de ‘Confitura de vidre’ parte de la primera narración, "en forma ensayística", con la que lo empezó, evocando "la confitura de membrillo" que su abuela llamaba "confitura de vidrio". Era una jalea con una textura y una superficie como de espejo rojizo con un punto ácido y áspero, por el fruto del membrillo, que es como una manzana pero deforme, detalla. 

Confesiones

Y en ese juego con los sentidos, que interactúan entre ellos, ha delineado pinceladas de lo que ha visto, oído, tocado, saboreado y olido. Sorprende por ejemplo, con la tentación de bañarse desnudo en la playa, un día que estaba solo, en un agua fría de mayo, confiesa quien admite ser "un gran tímido sentimental desde que era joven en aquella Girona conservadora". Desde que empezó en la política, añade, ha "aprendido a administrar sabiamente esa timidez". Y, otra confesión: por eso, y "por sentido del ridículo", nunca lo verán bailando.  

También resurge el placer "mitificado" de una perfecta tortilla a la francesa acompañada de pan con tomate que comió de joven en el bar de la estación de Portbou (Girona) cuando volvía a casa desde Marsella. "Llevaba todo el trayecto en tren con ella en la cabeza y se me quedó el sabor en la mente", asegura. O, en el tacto, "la pulsión de tocar". "La química de las pieles es necesaria en el juego iniciático del sexo. A mí, que vengo de familia de carpinteros, me gusta tocar las cosas, la madera de todo tipo, antes y después de pulir, o en los museos, aunque no se pueda, una escultura de piedra, de bronce, o la columna de un claustro…".  

El olor del humo

Desde el olfato, rememora Nadal el olor del humo junto "al placer de los contrastes": "El mal olor de la celulosa de la fábrica papelera de Sarrià de Ter, que ahora es sustituido por el aroma de café de la fábrica de Nestlé. O el del humo del caucho de los neumáticos quemados, que es horroroso, con el atractivo del olor del humo del fuego de leña doméstico de las chimeneas de un pueblo". Y de ahí, el salto a cuando era un joven excursionista y cuando, sin miedo a los incendios, se podían hacían fuegos de campo. "El ‘foc joliu’, al que pedíamos que alejara a los espíritus malignos por las noches". Pero también, añade, "el olor del mar, las algas, el yodo, de los cerdos…". 

Obsesión por la sequía

La mirada de quien fue durante más de 20 años alcalde socialista de Girona se posa sobre paisajes urbanos o rurales, sobre campos recién segados y sin segar, de prados que se convierten en bosques. Y aflora "la obsesión por la sequía", con el contraste de la abundancia y la falta de agua. "Entre los prados secos por el sol de la parte norte del Pirineo al bajar la Collada de Toses por La Molina, que contrastan con los regados. Ves castaños y robles muertos…", lamenta Nadal, que tiene claro que "un escritor debe encontrar su propio lenguaje.. Josep Pla era capaz de evocar a la perfección situaciones y paisajes y de hacer perfiles de personas. Era capaz de decir que una puesta de sol es de color zumo de naranja. Si repitiéramos su modelo haríamos el ridículo".