DISCO DE LA SEMANA
Blur renace y saca punta a la mediana edad en 'The ballad of Darren'
El grupo británico sorprende con un álbum dominado por temas lentos e introspectivos, conservando al mismo tiempo la chispa pop, en su primera entrega discográfica en ocho años
Los nuevos discos de Gov’t Mule y Ambrose Akinmusire, también reseñados
Jordi Bianciotto
Periodista
Roger Roca
Periodista
'The ballad of Darren'
Blur
Pop
Parlophone-Warner
★★★★
No está nada mal el método de Blur para envejecer como banda pop evitando tanto el autoplagio como el impulso de dar a sus seguidores lo que creen que esperan de ellos. El combo londinense, rey del brit-pop noventero en dramática tensión con Oasis, cambió de ciclo tras el ya lejano ‘Think tank’ (2003) y, desde entonces (quizá por exigencias del hiperocupado Damon Albarn), ha espaciado sus apariciones y, más todavía, sus lanzamientos, reducidos al espasmo de ‘The magic whip’ (2015) y, ahora, a un álbum de signo muy distinto, recogido y melancólico.
‘The ballad of Darren’ hace honor a su nombre con su abundancia de ‘tempos’ pausados y, efectivamente, baladas, un montón de ellas. Empezando por la que abre el álbum, titulada, sin mayores eufemismos, ‘The ballad’, en la que Albarn recapitula en forma de meta-canción: "He observado mi vida / y todo lo que he visto es que tú no has vuelto / Oh, ¿puedes saber cuándo la balada viene hacia ti? / Pero no tendré miedo / Parece que no puedo encontrarte en este desfile de medianoche", entona, envuelto en arreglos orquestales y detalles de resonancias ‘easy listening’.
El viejo sentimiento
Un Albarn que puede hacernos pensar en el Bowie ‘crooner’ y que señorea en buena parte del recorrido del álbum, aunque de entrada algunas piezas aporten otra clase de relieves: ‘St. Charles square’, con las guitarras enfurecidas para acompañar el relato del fiasco de una relación y el miedo a la soledad, y ‘Barbaric’, portadora de desorientación emocional con su despierta y agridulce dinámica pop: “has perdido el sentimiento que pensabas que nunca perderías”, hace notar la letra, en una frase que el grupo podría aplicarse a sí mismo en retrospectiva.
Flotan señales de desconsuelo, sin el distanciamiento irónico de otros tiempos, con una mirada adulta desacomplejada. Y llama la atención que el grupo haya elegido la balada como objeto idóneo para expresarse, ahora que, precisamente, Blur vive (cuando lo hace) del circuito de festivales. Una apuesta audaz que, a partir del cuarto ‘track’, ‘Russian strings’, nos suministra una experiencia auditiva de una inesperada franqueza y serenidad, sin dejar de lado la vibración pop.
No es un ‘baladismo’ épico a lo ‘To the end’ o ‘The universal’. Es otra cosa y nos reserva excelentes canciones: ‘The narcissist’, con su ‘crescendo’ guitarrero a costa de un monólogo sobre el ego; ‘Goodbye Albert’, trazada sobre un fondo maquinal o la espiritual pieza de cierre, ‘The heights’. Y entre ellas, ‘Avalon’, con esa deriva que los trae de vuelta a The Kinks. Con todo ello, Blur sigue en ‘The ballad of Darren’ su propio camino, ni Brit-pop ni alt-rock a la americana, en un repertorio que bien merece ser presentado en condiciones. Por cierto, ¿cuánto hace que Blur no actúa en sala en Barcelona? Respuesta: 20 años.
OTROS DISCOS DE LA SEMANA
‘Peace… like a river’
Gov’t Mule
Fantasy-Music As Usual
Rock
★★★★
La banda creada en 1994 por dos exmiembros de The Allman Brothers Band sigue sacando punta a los venerables modos del ‘southern rock’. Aunque grabado en las mismas sesiones que ‘Heavy loud blues’ (2021), este álbum es más diverso y aventurado, y te atrapa con sus baladas con quiebros espaciales, su arañazos hard rock (Billy Gibbons, de ZZ Top, al micro) y el ‘groove’ viscoso de ‘Shake our way out’, cantando por los derechos civiles con Ivan Neville y Ruthie Foster. J. B.
'Beauty is Enough'
Ambrose Akinmusire
Origami Harvest
Jazz
★★★★
Ambrose Akinmusire, una de las voces más emocionantes del jazz de los últimos tiempos, enfrenta su primer disco en solitario con lo puesto: su trompeta, la resonancia de una catedral gótica de París y ni una nota escrita antes de empezar. Pero en realidad llega aquí con tanto equipaje -tanta técnica, tanta sabiduría, tan pocos apriorismos, tanto feeling- que parece que haya estado preparándose para este momento toda la vida. “Beauty is Enough” es solemne y hondo, hermano de la saeta, el réquiem y el trance, a ratos hipnótico y a ratos violento. Con la belleza basta, si la invoca Ambrose Akinmusire. Roger Roca
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