Cita musical en el Fòrum

Niebla y rock’n’roll en el Cruïlla: de Sigur Rós a The Offspring

El grupo islandés levantó su catedral sónica sin menciones a su nuevo disco, ‘Átta’, y los californianos recrearon con vigor sus hitos punk-rock en una madrugada que fue también sacudida por la crispada gimnasia ‘funky’ de Franz Ferdinand

Concierto de Sigur Ros en el Parc del Forum

Concierto de Sigur Ros en el Parc del Forum / Ferran Sendra

Jordi Bianciotto

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Culminando la jornada con más marcados acentos rock de este Cruïlla, la del viernes, como trenes en la madrugada se abrieron paso las cascadas sónicas de Sigur Rós, y tras ellas, poniendo de nuevo los pies en el suelo, los festines guitarreros de Franz Ferdinand y The Offspring. Sacudidas muy físicas en la cita del Fòrum antes de afrontar su sesión de cierre con la repesca barcelonesa de Antònia Font y el rock emocional con sustrato glam de Placebo.

El punto en común de las tres bandas es que basaron sus actuaciones en repertorios pretéritos, cada una por motivos distintos. Sigur Rós, seguramente porque sospechaban que las dinámicas orquestales de su reciente ‘Átta’ no podían ser asumidas por el grupo a palo seco, si bien la exclusión en el ‘set’ de material nuevo pudo ser decepcionante para sus seguidores. El concierto vino a ser una versión comprimida del que ofrecieron en noviembre en el Sant Jordi Club.

Lo cual suministró una ‘experiencia Sigur Rós’ de amplio y preciso calado, que una cosa no quita la otra. Empezando por el lánguido ‘crescendo’ de ‘Glósoli’, con los agudos de Jónsi señalizando un lugar allá en el cosmos, y dando luego preponderancia a dos álbumes clave: ‘Ágætis byrjun’ (1999), con la secuencia configurada por ‘Svefh-n-glar’ y ‘Ny batteri’, y el disco del paréntesis, ‘( )’ (2002), que aportó otras dos piezas, la que lo abre y la que lo cierra.

Niebla y rock'n'roll

La catedral sónica del grupo islandés, en todo su esplendor, reflejándose en la llanura del Fórum a costa de esas guitarras eléctricas tocadas con arco de violín, las capas flotantes de teclados y la ocasional entrada en escena de la batería. Sinfonismo envuelto en niebla carbónica y señales de que, como decía Georg Hólm a este diario, Sigur Rós sigue siendo (a su boreal manera) una banda de rock’n’roll: la bienvenida crecida de ‘Kveikur’, con sus crujidos siniestros de paquidermo herido, y la tempestad representada por ese ‘Untitled #8 popplagiðcon fundido a negro.

Pero, hablando de rock, más inmediato fue lo de Franz Ferdinand, un grupo que no acaba de levantar cabeza en términos de evolución artística, pero que conserva un repertorio con el que resucitar a un moribundo, aunque tenga que tirar, sobre todo, de su bienio de gloria, 2004-05, cuando su punk-funk parecía a punto de dominar el mundo. Ahí estuvieron ‘Do you want to’, ‘Take me out’ y las demás (con dos potables temas inéditos, 'Built it up' y 'Knock knock', manejados por Alex Kapranos muy comunicativo, que lució su distintivo registro de ‘crooner’ en ‘Jacqueline’.

Y con The Offspring, tres cuartos de lo mismo: arrolladores en su guion sujeto al pasado, el de ‘Come out and play’, ‘I want you bad’ y ‘Self esteem’, y su homenaje a ‘Blitzkrieg bop’, de Ramones. Peloteo notable a Barcelona, “una de las ciudades más bonitas de Europa”, en contraste con las exigencias impuestas a los fotoperiodistas (aprobación de cada foto por el ‘management’ para su publicación) que se saldó con un plantón del gremio. Lloviendo sobre mojado.