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Crítica de 'Traición': lo que esconde una infidelidad

La actriz Sophie Marceau en 'Traición'

La actriz Sophie Marceau en 'Traición'

Quim Casas

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‘Traición’ es uno de esos intensos dramas franceses situados al límite. Un leve matiz, unan pequeña inflexión, pueden hacer decantar la balanza entre lo sublime y lo ridículo. El principal problema de la película es que propone una idea muy interesante y luego se empantana con situaciones de guion poco creíbles o trabajadas. Y aunque Sophie Marceau sigue teniendo una gran presencia, siendo una de esas actrices que, sin una carrera repleta de grandes títulos, mantiene una solidez a prueba de bombas, ella sola no puede aguantar un edificio diseñado con cierta prestancia al que, muy rápido, le salen grietas.

¿Cuál es esa idea interesante? Darles la vuelta a las reacciones más previsibles en una situación de infidelidad matrimonial. Cuando la protagonista, comisaría de policía y escritora de novelas, descubre que su marido tiene relaciones con otra mujer –y un hallazgo posterior aún más dramático que conviene no desvelar en estas líneas–, no se encara con su esposo. Por el contrario, se carga de una soterrada violencia sin palabras. Presencia aquello que nunca debería haber presenciado, escapa sin rumbo, encuentra otros personajes, se confunde en su propio vacío armada de arco y flechas. Quizá no sea una reacción ‘verosímil’, pero es muy cinematográfica. El problema es que el guion se agujerea, Marceau se pierde y el director, Jean-Paul Civeyrac, se descontrola. Una lástima.