A los 87 años
Muere la actriz y política Glenda Jackson, rostro del cine inglés de los 60 y 70
Quim Casas
Periodista y crítico de cine
Profesor de Comunicación Audiovisual en Universidad Pompeu Fabra y docente en ESCAC, FX, Cátedra de Cine de Valladolid y Museu del Cinema de Girona. Autor de diversos libros sobre David Lynch, David Cronenberg, Jim Jarmusch, Fritz Lang, John Ford y Clint Eastwood. Miembro del Comité de Selección del Festival de Cine de San Sebastián.
En la década de los 60, tras la revolución que supuso el ‘Free Cinema’ en la industria cinematográfica británica, no hubo una actriz más importante en el cine inglés que Glenda Jackson. Solo Vanessa Redgrave y la Julie Christie de ‘Doctor Zhivago’, ‘Darling’ y ‘Petulia’ le hicieron sombra y llegaron a ser más populares. Jackson, fallecida hoy a los 87 años, tuvo una carrera muy coherente en lo artístico y en lo ideológico: militó en el Partido Laborista y participó en el Parlamento británico. Dejó el cine por la política entre 1991 y 2019, pero casi siempre hizo un cine muy político.
Tras el prestigio obtenido en los escenarios teatrales, formando parte de la Royal Shakespeare Company desde finales de los 50, debutó en la pantalla con una de las obras más importantes de aquel ‘Free Cinema’ de los cineastas y literatos airados: ‘El ingenuo salvaje’ (1963), primer largometraje de Lindsay Anderson, centrado en las convulsiones personales de un minero galés que se convierte en estrella del rugby.
De trayectoria espaciada, como si desde el principio escogiera con paciencia los filmes en los que iba a intervenir, destacó después en el ‘Marat/Sade’ fílmico realizado en 1967 por Peter Brook, y en ‘Domingo, maldito domingo’ (1969) de John Schlesinger, en la que se describe un polémico –en ese momento– triángulo sentimental entre Jackson, Peter Finch y un joven Murray Head.
Destacó también en esta época su asociación con el explosivo y barroco Ken Russell, para quien protagonizó otra película con escándalo incorporado, ‘Mujeres enamoradas’ (1969), según la novela de D. H. Lawrence, y por la que ganó el primero de sus dos Oscar; y ‘La pasión de vivir’ (1970), donde dio vida a la joven apasionada y neurótica Antonia Milukowa, la mujer con la que se casó el compositor homosexual Piotr Chaikovski (encarnado por Richard Chamberlain).
En un estilo de producción más ‘british’ y académica, Jackson lidió con Vanessa Redgrave en ‘María, reina de Escocia’ (1971), la primera en el papel de la reina anglicana Isabel I Tudor y la segunda como su prima católica María Estuardo. El realista maquillaje de Jackson fue uno de los puntos fuertes del filme. La actriz tenía un físico particular, nada glamuroso, de particular fotogenia, a partir del cual supo adecuar una serie de personajes e interpretaciones pletóricas en lo sicológico, con una presencia que desbordaba la pantalla. En el mismo año repitió el personaje de la reina Isabel en la miniserie ‘Elizabeth R’, por la que ganó un Emmy.
Probó también un estilo de comedia más romántica y distendida con ‘Un toque de distinción’ (1973) –que le reportó su segundo Oscar– y ‘Un toque con más clase’ (1979), ambas junto a George Segal, pero su gran película en los 70 sigue siendo ‘Una inglesa romántica’ (1975), inteligente propuesta de Joseph Losey, con guion de Tom Stoppard, en la que Jackson reeditaba uno de los temas habituales en su filmografía, el triángulo (consentido) sentimental: Jackson y Michael Caine interpretan a un matrimonio burgués que entabla mutua relación con un hombre más joven encarnado por el también recientemente fallecido Helmut Berger.
Coincidió con Julie Christie en ‘El retorno del soldado’ (1982), repitió con Ken Russell en una nueva versión de ‘Salomé’ (1988), según el texto de Oscar Wilde, y congenió bien con el independiente estadounidense Robert Altman, con quien trabajó en ‘Health’ (1980) y ‘Tres en un diván’ (1986). Acababa de completar ‘The great escaper’, filme que supuso el reencuentro con Michael Caine cuatro décadas y media después de ‘Una inglesa romántica’.
- Luis Miguel, atómico y con guante de seda en el Palau Sant Jordi
- Take That, una autoparodia en las Noches del Botánico: no te rías, podrían ser tus padres
- Sandy Petersen, el hombre que convirtió a Lovecraft en un juego
- La emotiva despedida a Pablo Huerres, escenógrafo del Liceu, fallecido en el accidente de barranquismo de Girona
- Manga Barcelona celebra 30 ediciones con Naoki Urasawa y una nueva mascota 'cuqui
- Marisa Monte, carisma y embrujo brasileño en el Alma Festival
- El festival de Sitges anuncia los primeros títulos y una selección de invitados que dispara la nostalgia ochentera
- Rosa Regàs, libre hasta en su muerte