Boiler Room, la fiesta más eufórica del Primavera Sound: Mura Masa aliña un eléctrico potaje

Solo hay un escenario de todo el Primavera Sound, que cuenta con más de una docena, que no para ni un momento de escupir constantes ritmos electrizantes. Es una olla que hierve sin cesar, con un punto de ebullición estable y con momentos que rebosa por sobrecalentamiento. Es una pista de baile circular, con bordes limitados por una gran estructura metálica, y que calienta a los presentes a través de una mesa de mezclas situada a ras del suelo camuflada entre la gente. Es la llamada Boiler Room, un evento de música electrónica retransmitido en 'streaming' nacido en Londres que se ha expandido por Europa y que ya celebra más de 100 fiestas al año. Comprada la compañía por la tiquetera DICE, cuenta con unos sesenta trabajadores en su sede londinense.

Este es el segundo año que tienen escenario propio en el Primavera Sound, donde debutaron en la mastodóntica doble edición pasada con éxito visible -siempre está al borde de su capacidad, unas 750 personas, y muchas personas esperan fuera su turno- y ensordecedor -la música retumba en la pista circular y atrae a curiosos-. Las imágenes más eufóricas del festival, no hay duda, se ven ahí. Quizá por eso a las 2 de la madrugada terminen el 'streaming' a pesar de que la olla siga hirviendo hasta las 5.30.

Las sesiones de 'dj' se entrelazan, aunque hay una mínima pausa entre un artista y el siguiente para su debida presentación. El viernes abrió la fiesta Ikram Bouloum, siguió Yves Tumor y le puso el broche el genial productor británico Mura Masa, plato fuerte de la programación estos días de esta particular sala que rinde homenaje al clubbing. "Uno de los mejores 'beatmakers' del Reino Unido", fue la presentación escueta y certera de la maestra de ceremonias.

Las colas para entrar al escenario Boiler Room son largas antes de que empiece a pinchar Mura Masa, que deambula entre el público con un chándal alguna talla grande y apurando un cigarro de liar. Hay expectación para ver al británico, pero una vez dentro de la olla al público le da igual quien esté pinchando porque se siente partícipe de un buen potaje. Como un garbanzo en pleno chup-chup, los asistentes chocan unos con otros sabedores que son cosas del oficio y que lo importante es que los ingredientes mezclen bien. Para ello, Mura Masa no dejó de remover el caldo para completar la eufórica receta, con aliños como el 'Linda', de Rosalía y Tokischa, que desbordó la olla una vez más.

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