Los discos de la semana
Dellafuente, seductor total del folclore con 'Lágrimas pa otro día'
El genio granadino sigue sobresaliendo como creador de canciones modernas a partir de la música tradicional, en este álbum fusionando con sonidos provenientes de latitudes caribeñas
Los nuevos elepés de The National, Rambalaya, Caroline Rose y Lucia y Horacio Fumero, también reseñados
Rafael Tapounet
Periodista
Jordi Bianciotto
Periodista
Ignasi Fortuny
Periodista. Principalmente, escribo sobre música.
Roger Roca
Periodista
Agazapado y distante lleva años ya Dellafuente, el genio granadino al que no se le acaba el magnetismo aunque viva alejado de focos y, en general, de todo. Un artista singular, incómodo con las lógicas de la industria musical y la exposición pública. Hasta hace poco también fuera de los conciertos, ‘Lágrimas pa otro día’ es la bellísima excusa para volverse a reunir con sus incansables fieles. Se puede alejar de todo menos de ellos, y de la música que se hace entre cuatro paredes, donde sobresale como creador de canciones modernas que nacen de una fusión que parte de sus raíces, bien firmes en Granada y la tradición andaluza.
Este nuevo disco, lanzado con su propio sello, es contundente en sus convicciones. Transcurre por un camino distinto, experimentando y saliendo de la fórmula (la mezcla de flamenco y música negra, como el rap) que le ha hecho uno de los artistas más influentes de la última década en España. Dellafuente pasea ahora, a veces agarrado del hombro de las personas correctas, por un universo sonoro plural con base en el Caribe. Más allá de su mano derecha en la creación y producción, Antonio Narváez, el ídolo urbano reúne en muchos de los temas del disco a unos colaboradores escogidos con precisión: Ralphie Choo, rusowsky y Dinamarca, jóvenes vanguardistas que hacen levitar la música a través de una belleza íntima. El primero de estos tres firma también como intérprete la cálida y desgarradora –“grito tu nombre, grito y tu no me respondes”- ‘Carameloraro’.
Son solo ocho temas en los que el granadino despliega a conciencia su lema ‘Música Folclórica Atemporal’ a través de impregnarlas de canción tradicional y popular de Cuba o México (un ejercicio parecido al que hiciera su colega C. Tangana en ‘El Madrileño’). Abre ‘Cuando la cosa no me va buena’, una ‘bossa nova’ venenosa y desafiante que reta a las siete canciones restantes del álbum a seguir al mismo nivel.
No lo baja la acusadora ‘3 caras’- “más mentirosa que un adicto”, proclama Dellafuente-, con unas guitarras electrizantes que suben en los momentos oportunos, ni la bonita ‘El camino’ antes de adentrarse en el regional mexicano a través de un corrido tumbado con la redentora ‘Ni soy santo’ (con vatocholo). “Tantos problemas son los que cabalgué; que alguno se quedó en mí”, reconoce el granadino. Dellafuente también aprovecha el álbum para entregar a sus seguidores una nueva canción de amor, ‘Sharila’, primer adelanto de este trabajo, y para relucir estatus en ‘No te lo niego, ma dolío’. La esencia flamenca sobresale en ‘Pa llorar’ (con Ané Carrasco), una vuelta a los orígenes para finalizar una ejercicio preciso y precioso. Ignasi Fortuny
Otros discos de la semana
De las tinieblas de la depresión ha logrado extraer Matt Berninger un nuevo capítulo de The National, en el que decanta la sonoridad hacia la introspección y el ceremonial. The National siempre ha sido una tropa de intensos y afectados, y aquí se abonan al monólogo entre arpegios de piano y oleajes electrónicos, entregando escenas de serena belleza. Se acoplan al melancólico Frankenstein las voces de Sufjan Stevens, Phoebe Bridgers y, la más vivaz, Taylor Swift en ‘The alcott’. Jordi Bianciotto
Sería fácil despachar a Rambalaya como un agradable pasatiempo con el que siete músicos barceloneses vehiculan su pasión por el rhythm and blues salido del Brill Building, el rock and roll pre-Beatles y el soul tenso de la Stax. Pero con la voz imponente de Jonathan Herrero, el talento compositor de Anton Jarl y canciones como ‘Cry’, ‘Only in my dreams’ y ‘Until I see you again’, el grupo trasciende de largo el ejercicio de estilo para asentarse en el reino de la emoción genuina. Rafael Tapounet
Tras presentarse como amazona ‘roots’ y girar sin apuros hacia registros pop y hasta synth-pop, esta resuelta neoyorquina lo condensa todo, trascendiéndolo, en un quinto álbum que la eleva como narradora de infortunios, filtrando descalabros emocionales y pérdidas familiares. Cancionero aventurero, con agudos cambios de registro sin perder el hilo, de la trova pop-folk a la meditación electrónica a través del paisajismo ensoñador y el cántico dolido con vistas a la redención. J. B.
Lucia y Horacio, pianista y contrabajista, hija y padre, graban un primer disco juntos. Hay canciones de toda la vida venidas de América del sur, canciones propias que suenan populares y partituras nuevas y audaces. Y sobrevolándolo todo, hay un sentido del ritmo compartido. Un caminar genuino, escorado hacia el folclore latinoamericano, que les sale sin esfuerzo porque es el suyo. Lucia canta sencillo y toca ligero, Horacio es un roble. Bonito sin ser cursi, hondo sin sentimentalismo, 'Los Fumero' suena a verdad. Roger Roca
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