Discos de la semana
Willie Nelson y la máxima country: tres acordes y la verdad
El trovador tejano rinde un emotivo homenaje a una leyenda del género, Harlan Howard, manteniendo el trepidante ritmo de álbum anual en vísperas de su 90 cumpleaños
Los nuevos elepés de Gina Birch, Robert Forster y En Attendant Ana, también reseñados
![Willie Nelson](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/08cfbead-ea54-4e84-91e7-9042107a9760_source-aspect-ratio_default_0.jpg)
Willie Nelson / Pamela Springsteen
Podríamos pensar que todas las estrellas musicales estadounidenses lo son también en España, pero hay excepciones matizables, artistas muy grandes allí que son más bien ninguneados aquí, como el señor Willie Nelson. Aunque entre nosotros suele ser evocado como aquel cowboy que grabó un dueto con Julio Iglesias, lo cierto es que estamos ante una figura de leyenda y un peso pesado del country que, atención, se muestra tan campante grabando discos a razón anual sin que parezca impresionarle la galopante inminencia de su 90º aniversario, a celebrar el 29 de abril.
Álbumes que no son bagatelas, hay que decir, como el saludable ‘A beautiful time’, que publicó la pasada primavera (compendio de temas originales y adaptaciones de Cohen o Lennon-McCartney, Grammy 2023 al mejor disco de country) y el que vio la luz este viernes, ‘I don’t know a thing about love’, modesto título para acoger un homenaje al insigne trovador Harlan Howard (1927-2002). Un autor de productividad estajanovista (se le atribuyen unas 4.000 composiciones) que se anotó continuos ‘hits’ en las listas country de los años 60 y que siempre ha sido apreciado por los grandes del ramo: Buck Owens y Waylon Jennings le dedicaron álbumes enteros y sus temas fetiche han sido objeto de toda clase de adaptaciones.
El blues de la recesión
Como ’Busted’, grabado en 1963 por Ray Charles y por Johnny Cash. Este lamento fatalista con cadencia ‘bluesy’ de un probo ciudadano castigado por la economía (“el algodón ha bajado a un cuarto de libra”, “tengo una vaca que se secó y una gallina que no pone”) es uno de los números que desfilan por este sentido ‘tribute album’, en el que Nelson cierra filas con la sonoridad de su vida.
Hablamos de esa tradición de Nashville, embellecida si hace falta (no faltan aquí los adornos de órgano y ‘steel guitar’, y los hermosos coros de Melonie Cannon), pero muy ajustada a la naturaleza sencilla y emotiva de las composiciones, y a sus relatos crudos a corazón abierto. A Harlan Howard se le atribuye una lapidaria definición del country que ha hecho historia: “Tres acordes y la verdad”.
Y ahí está ese carrusel de tonadas con alma, al que la voz curtida de Nelson rinde honores con sentimiento, del baladismo de ‘The chokin’ kind’ al trote de ‘Tiger by the tail’ y la melancolía tocada por la armónica de ‘Beautiful Annabel Lee’. Álbum distendido y confortable, difícilmente reparará la desatención del artista en España (donde el country nunca ha llegado a calar), pero previsiblemente será recibido con deleite en su país, donde le preparan diversos fastos con ocasión de ese rotundo cumpleaños: sendos conciertos de tributo en el Hollywood Bowl, con colegas como Neil Young, Beck o Norah Jones, y una serie documental, ‘Willie Nelson & Family’, que se estrenó en la reciente edición del festival Sundance.. Jordi Bianciotto
Otros discos de la semana
Gina Birch debuta en solitario 44 años después de haber sentado las bases del post punk feminista en el primer elepé de The Raincoats. Aferrada a ese bajo que se jacta de tocar bien alto y respaldada por la producción de Youth, Birch salta con firme determinación de un estilo a otro –del dub de ‘Digging down’ al rock indie noventero de ‘Wish I was you’ (con Thurston Moore) y la balada spectoriana de ‘I am rage’- para demostrar que la edad no es enemiga de la inquietud artística. Rafael Tapounet
Las artes del que fuera cotimonel (con el llorado Grant McLennan) de The Go-Betweens siguen vivas y bien en esta entrega marcada por delicadas incidencias personales, el cáncer que sufre su esposa, Karin. Ella misma le acompaña al xilófono en ‘She’s a fighter’, enérgico pórtico de una obra que resulta ser un vibrante asunto de familia en el que toman parte sus hijos Louis y Loretta, y que, en temas como ‘Tender years’, toca la fibra sin ponerse sentimental. J. B.
Estandarte del mejor jangle pop francés, el quinteto parisino da un paso adelante en su tercer elepé al incorporar a su paleta de influencias el enfoque retrofuturista de bandas como Stereolab, Broadcast y Electralane. Los ritmos ‘motorik’ y los imaginativos arreglos de teclados, trompeta y saxo se alían aquí con la candorosa voz de Margaux Bouchandon para impulsar unas canciones de power pop melancólico que se quedan adheridas a la memoria del oyente durante días y días. R. T.
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