La caja de resonancia

Festival de Pedralbes: ¿cultura o mercado persa?

El criterio para adjudicar la muestra, que pone un acento determinante en la oferta económica, da a entender que la administración no la trata como un evento cultural sino como una fuente de recaudación

Concierto de David Bisbal en el Festival Jardins de Pedralbes

Concierto de David Bisbal en el Festival Jardins de Pedralbes / Ferran Sendra

Jordi Bianciotto

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Hace unas semanas hablábamos del ‘misterio de Pedralbes’ y de lo maravillados que estamos con ese concurso exprés abierto por Economia para organizar el festival, no a partir de 2024, sino de este verano.

Urgencias que darán a la promotora agraciada un margen brevísimo para armar un cartel solvente (a la altura de la muestra tal y como la conocemos) y para consumar detalles no menores, como vender las entradas. Pues bien, no terminan aquí los aspectos asombrosos de esta licitación, a la que se presentan cuatro empresas y que debe resolverse esta semana.

El más aparatoso, el de los criterios de adjudicación, que otorgan hasta 50 puntos (el 50% del total) a la oferta económica. El canon por ocupación de los jardines es de 458.055 euros para tres ediciones. “Mejorable al alza”, precisa el anuncio, cuando, en realidad, mejorarlo no es una opción, sino un imperativo para tener al menos una oportunidad, ya que en el anexo 1 se añade, muy poéticamente, que “las proposiciones económicas que no mejoren el canon mínimo por los tres años obtendrán 0 puntos”.

El otro 50% se desmenuza en una docena de criterios relativos a la programación (quién más artistas residentes en Catalunya y en catalán proponga se llevará 20 puntos; la apuesta por figuras femeninas se premia con 5) y a aspectos de carácter artístico: variedad de estilos, presentación de nuevos trabajos, innovación y riesgo…

Un festival privado en un espacio público

Hablamos de un auditorio de 2.400 localidades que conviene llenar. Pedralbes se celebra en un espacio público, pero el festival es privado: ¿hay que imponerle a un promotor (que ya pagará, y no poco, por la ocupación del espacio) condiciones que puedan comprometer la rentabilidad de su proyecto?

Vistos los criterios, basta con que una empresa acaudalada, incluso un fondo de inversión, ponga un fajo de billetes sobre la mesa y copie el cartel de último Canet Rock para que pueda hacerse con Pedralbes. La experiencia en montar festivales (este o cualquier otro) no figura entre los baremos de evaluación. Cero puntos. Las preguntas son pertinentes: ¿por qué está planteada esa licitación para favorecer a la empresa más opulenta? ¿Hay alguna motivación para apartar de Pedralbes a su actual organizadora?

La impresión es que no se trata al festival como un evento cultural sino como una fuente de recaudación y te preguntas qué dice a todo esto la ‘Conselleria’ de Cultura. Porque si ha intervenido en esta consagración del poder del talonario, resulta inquietante. Y si no lo ha hecho porque ha quedado al margen del proceso, quizá es todavía peor.

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