The Velvet Underground y la conexión Nueva York-Banyoles

A uno de los mayores expertos mundiales en Lou Reed y The Velvet Underground lo tenemos en casa: es el avezado ’rock critic’ Ignacio Julià, que este fin de semana ha presentado en Nueva York su nuevo y suculento libro sobre la saga, escrito en inglés, ‘Linger on’, así como la película ‘Velvet suite’, de Manuel Huerga. Un filme este que recoge la actuación que, el pasado abril, Lee Ranaldo (exguitarrista de Sonic Youth) y Pascal Comelade ofrecieron en Banyoles, localidad en la que vive Julià y en la que presentó el libro por primera vez.

‘Velvet suite’ no se ha proyectado por ahora en ninguna sala del país, ni se prevé que lo haga a corto plazo, si bien Huerga me revela que están avanzadas las conversaciones con Filmin para incorporarla a la plataforma más pronto que tarde, quizá este mismo mes de febrero.

Así lo esperamos, ya que recoge una asociación inédita, Ranaldo-Comelade, y es en sí misma una magnética pieza audiovisual con la reconocible factura del que allá en los 80 fue director del programa ‘Arsenal’, de TV3.

Se trata de un filme de 38 minutos, tantos como duró aquella ‘performance’ en la que Ranaldo, mago del ‘noise’, se midió con las fuerzas eléctricas de la naturaleza valiéndose de sus guitarras y del arco usado en guiño a John Cale, y Comelade sacó petróleo del piano de cola y el de juguete. Improvisación convulsa y secuencias en que la pareja, asistida por la percusión de Ramon Prats, recala a placer en varias piezas del catálogo ‘velvet’, empezando por ‘All tomorrow’s parties’, siguiendo con ‘I’m waiting for the man’ y ‘Femme fatale’ y concluyendo con ‘The ocean’. Película dedicada a la memoria del productor Hal Willner y de nuestro gran druida Pau Riba.

En ‘Velvet suite’ flotan vestigios de aquella estética de ‘Arsenal’, empezando por el blanco y negro severo. Huerga funde imágenes del concierto y del ensayo, rodadas todas en sendos planos-secuencia con una única cámara, e inserta fragmentos de ‘Nomad’, la película que un veinteañero Julià filmó en Super-8, con fogonazos de personajes dignos de la Factory ‘warholiana’. Material que en Nueva York se ha podido paladear antes que aquí, en un cine Roxy repleto, al que acudieron Lee Ranaldo y otros músicos, como Ira Kaplan, de Yo La Tengo.

Que el libro y la película de unos catalanes en torno a un artista icónico de Nueva York se presente en Nueva York y despierte el interés allí, en la boca del lobo, no es algo que esté al alcance de cualquiera. Alcance mental, siquiera: el primero y el más difícil de trascender.

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