Crítica de cine
'El fred que crema': nazis y judíos en la Andorra de la Segunda Guerra Mundial
El director catalán Santi Trullenque se adentra en los Pirineos para firmar un áspero 'thriller' con raíces de wéstern en el que Greta Fernández tendrá que luchar para salvar a su familia de la barbarie nazi.
![Un fotograma de 'El fred que crema', de Santi Trullenque](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/32cc031a-ecc7-4e82-9dd5-e67ef84c67e1_source-aspect-ratio_default_0.jpg)
Un fotograma de 'El fred que crema', de Santi Trullenque / EPC
![Beatriz Martínez](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/792d06cf-e585-4911-9bab-33999a8dfc06_source-aspect-ratio_default_0.jpeg)
![Beatriz Martínez](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/792d06cf-e585-4911-9bab-33999a8dfc06_source-aspect-ratio_default_0.jpeg)
Beatriz Martínez
Periodista
Periodista cultural y crítica de cine.
Una pequeña comunidad aislada en la zona de los Pirineos en la Andorra de la Segunda Guerra Mundial. Frío, hambre y miedo. Y nazis a la caza de judíos. Santi Trullenque debuta en el largometraje de ficción con esta película que se aleja de los estereotipos de los relatos históricos ambientadas durante la dictadura alemana para aportar una mirada antropológica tanto hacia sus personajes como al espacio en el que habitan, en medio de la frontera y rodeados de una naturaleza inhóspita.
Hay algo primitivo en la manera en la que se desarrolla la historia, una especie de pulsión de muerte, pero también de supervivencia que lo inunda todo. Lo vemos en los ojos de la protagonista, una joven embarazada (encarnada por la siempre magnética Greta Fernández) que lucha por mantener a salvo su entorno de los problemas tanto internos (dentro de su propia familia, llena de celos y de secretos), como externos (con el peligro que supone dar cobijo a un grupo de judíos que intentan escapar desesperadamente). Contiendas privadas que se superponen a la represión y la violencia del momento.
Así, 'El fred que crema' se configura como un wéstern bajo cero repleto de situaciones al límite, de tensión y silencios, de miradas aterradas, de caras curtidas y miedos tanto atávicos como tangibles. Una película áspera y desapacible, como ese paisaje gélido que se convierte en un personaje más, tan ancestral como los conflictos de los personajes.
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