La caja de resonancia

El misterio del Festival de Pedralbes

Causa asombro que la administración imponga a la muestra un concurso público con derivadas impracticables, tanto para el actual promotor como para cualquiera que saliera victorioso de la licitación. Un proceso que puede situar este verano a Barcelona fuera de la ruta de artistas del calibre de Bob Dylan, Iggy Pop o Norah Jones

BARCELONA. 29.06.2022 Martin Perez, director de Concert Studio y del Festival Jardins de Pedralbes. FOTO FERRAN SENDRA

BARCELONA. 29.06.2022 Martin Perez, director de Concert Studio y del Festival Jardins de Pedralbes. FOTO FERRAN SENDRA / Ferran Sendra

Jordi Bianciotto

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Un misterio tiene intrigadas a las promotoras de conciertos, y muy en particular, a Concert Studio, creadora y organizadora del Festival de Pedralbes. Todos se preguntan por qué la administración catalana activa un mecanismo de concesión de la muestra con derivadas impracticables: ese concurso público, a resolver a finales de marzo, que da apenas dos meses al ganador para contratar la programación, atar la producción y vender todas las entradas (en 2022 fueron más de 100.000). Pedralbes debería abrir a principios de junio.

Esos ‘tempos’ son imposibles, y no para Concert Studio, sino para cualquier promotora, sea cual sea, que salga victoriosa del concurso. Excepto en el caso que se pretenda hacer de Pedralbes una parada de talentos locales noveles, de aficionados o de estudiantes de música, desde luego, aunque incluso en este excéntrico supuesto habría que disponer de más margen para preguntarles a los músicos si las fechas de los conciertos pisan alguno de sus planes para el verano.

La respuesta ofrecida por la dirección de Patrimoni, de la ‘conselleria’ de Economía (que incorpora aquí unas competencias que por lógica meridiana deberían corresponder a Cultura) es que, si el año pasado, Pedralbes pudo celebrarse pese a que ya tuvo lugar un concurso parecido, ahora también podrá ser capaz de hacerlo. Causa cierto asombro ese argumento, que pasa por alto que Pedralbes salió adelante en 2022 porque tenía el grueso del cartel cerrado desde hacía más de dos años, antes del parón pandémico, y no solo eso, sino que ya había vendido más de 30.000 entradas.

¿De verdad hace falta informar a quienes deciden que hoy en día las giras se planifican con enorme antelación? Este otoño se pusieron a la venta las entradas de sendos conciertos que Metallica ofrecerá en Madrid en julio de 2024. Y otro asunto no menor es que un compromiso adquirido nada menos que por Presidència (un convenio por cinco años) pueda ser papel mojado porque cambia el color político del Govern.

No se trata de defender a una u otra promotora, sino de pensar que, este verano, Bob Dylan, Iggy Pop, Rod Stewart, Cat Stevens o Norah Jones pueden pasar de largo y recalar en cualquier otra ciudad, y que quien pierde es Barcelona, y no una idea de marca (que también), sino la ciudadanía. Y las decenas de artistas en desarrollo que el festival acoge en sus escenarios pequeños. El misterio sigue teniéndonos en ascuas. ¿Por qué se actúa así, me pregunto? Y todas las respuestas que se me ocurren son inquietantes o disparatadas.

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