Leyenda del pop

Jacques Dutronc, de ‘playboy’ a padre amoroso en su concierto en París

El cantante cerró en el Accord Arena, ante 20.000 fans, la gira ‘Dutronc & Dutronc’, acompañado de su hijo Thomas, fundiendo su venerable imagen de ídolo del primer rock francés con el cálido mensaje de sintonía familiar, no exento de guiños a su compañera de vida, Françoise Hardy

Jacques Dutronc

Jacques Dutronc / Jordi Bianciotto

Jordi Bianciotto

Jordi Bianciotto

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Ahí estaba él, con su chaqueta de cuero negra, sus Ray-Ban (solo le faltaba el proverbial puro), y ese porte de estrella del rock’n’roll de primera hora, chico malote de la generación de ‘Salut, les copains’, que en su día fue seguida con tanto deleite al sur de los Pirineos. Hablamos de Jacques Dutronc, leyenda viva del pop francés (y de la pantalla), marido de la gran Françoise Hardy, padre del también cantante y actor Thomas, con quien se alió a lo largo de este 2022 en una gira de tiros largos, ‘Dutronc & Dutronc’, que concluyó este jueves en el parisiense Accor Arena (el reformado pabellón de Bercy).

Una "tournée sentimental", como la presentó Thomas ante las 20.000 personas que llenaron la sala. "Es un regalo del cielo poder estar aquí cantando con mi padre en vísperas de Navidad", celebró. Asunto de familia, reforzado por los mensajes de cariño hacia Françoise, la sufrida cómplice de vida y la madre, que padece desde hace tiempo un cáncer de laringe y que tiempo atrás llegó a pedir la eutanasia. "Ella no ha podido estar hoy aquí, pero nos sigue por internet y en las redes", nos informó amorosamente Thomas tras un primer bloque de canciones que arrancó con esa parodia del egocentrismo de los ídolos yeyé llamada ‘El moi, et moi, et moi’, éxito bautismal, de 1966.

Que el vino no falte

Sonido de rock garajero para empezar, encadenando otros dos viejos hitos, ‘La fille du Père Noël’ y ‘On nous cache tout, on nous dit rien’, en los que Jacques fue poniendo en solfa su voz, inicialmente un poco atascada. Ambos, repartiéndose estrofas y luciendo camaradería con el apoyo de una banda competente, dotada para adaptarse a los diversos acentos de la noche: del rock a destajo al swing con reflejos de jazz ‘manouche’ (especialidad de Thomas) o el piano-bar, la balada sentida y el toque de music hall peliculero. Actuaron en un escenario decorado como un estudio de grabación en el que no faltó una barra de bar en la que un adjunto descorchó una botella de vino.

La propia capital francesa inspiró sendos homenajes: ‘J’aime plus Paris’, el que fue primer éxito de Thomas (en 2007, incluido en un álbum de debut del que se vendieron 425.000 ejemplares), y el clásico ‘It est cinq heures, Paris s’éveille’, que Jacques dominó modulando del todo la garganta. El descarado ‘blouson noir’ de otros tiempos seguía ahí, a los 79, pero abriendo su corazón y compartiendo recuerdos entrañables, de cuando cantaba "dulces canciones" a su hijo y salía del dormitorio "caminando de puntillas sin hacer ruido".

Los cambios de chaqueta

 Hay en Jacques Dutronc un alma de ‘crooner’, tocada por su característico vibrato (a veces, cómicamente afectado), que afloró en un ‘J’aime les filles’ crecido por el canto cómplice del público. Otro rico fruto del tándem creativo que Dutronc-padre estableció con el letrista Jacques Lanzmann. Como ‘Le petit jardin’, prematuro (1972) gesto ecologista a cuenta de un parterre amenazado de ser arrasado y convertido en un parking. Y el cáustico ‘L’opportuniste’, donde el protagonista viaja del comunismo al capitalismo, y viceversa si es preciso, tan solo dándole la vuelta a la chaqueta y mostrándola siempre "del lado bueno".

La presencia anímica de Françoise Hardy se sintió en ‘Fort Chabrol’, un número rock instrumental de cuando Jacques tenía 18 años y militaba en el conjunto Les Fantômes, émulos de The Shadows. Canción a la que ella, más tarde, procuró una letra y convirtió en la romántica ‘Le temps de l’amour’. En Bercy, arropó el tema la imagen de ella proyectada en las pantallas de video.

El espectáculo ‘Dutronc & Dutronc’ (que ha dado lugar a un álbum con las revisiones de esos temas en el estudio) dio un mensaje de compañerismo y realce de un catálogo ilustre (los de Jacques ocuparon dos tercios del repertorio). Y fue un placer ver a padre e hijo compartiendo ‘Les playboys’, la gamberrada cacofónica de ‘Merde in France (Cacapoum)’ y un vigoroso ‘Les cactus’, cierre de la sesión. "El mundo entero es un cactus / imposible sentarte en él", dice la letra. Pero sus canciones nos ayudaron a intentarlo.