El regreso de Lena Dunham, la voz que mejor explicó cómo es ser veinteañera en el siglo XXI

La creadora de la mítica serie Girls dirige 'El libro de Catherine', en la que viaja a la Inglaterra medieval para hablar de ser chica y adolescente hoy día

Lena Dunham en 'Girls'.

Lena Dunham en 'Girls'. / EPC

Desirée de Fez

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Lena Dunham ha estrenado dos películas en 2022. Sharp Stick tuvo su premiere virtual en Sundance a principios de año. La otra se estrenó en Prime Video hace unos días. Es El libro de Catherine, adaptación de una novela infantil de los 90. Escrita por Karen Cushman y uno de los libros de infancia de Dunham, está ambientada en la Inglaterra medieval y cuenta la historia de Birdy (Bella Ramsey), una niña que hará todo lo posible para evitar que su padre (Andrew Scott) la case por dinero y para tumbar con ingenuidad y desparpajo las tremendas normas de la época.

No deja de ser chocante cómo películas que en otro momento habrían llamado la atención pasen más o menos desapercibidas en su estreno en plataformas. En el caso de El libro de Catherine se dan varios factores. Por un lado, esa dificultad de las películas para destacar en un momento de sobreabundancia de estrenos. Por otro, que su naturaleza sea extraña para los tiempos: es una película de época destinada a un público infantil y juvenil (no pertenece a ninguna franquicia) y sin actores demasiado conocidos. El reparto destila buen gusto: la jovencísima Bella Ramsay (Juego de tronos), Joe Alwyn (Conversaciones entre amigos) o Andrew Scott (Fleabag), pero no es una convención de estrellas. Y, por otro lado, la sensación de que aún hay espectadores con resaca de Dunham.

Lena Dunham con el elenco de 'Girls'. 

Lena Dunham con el elenco de 'Girls'.  / EPC

El éxito de 'Girls' devoró a Dunham

Su sobreexposición a raíz del éxito de Girls (2012-2017), serie de la que es creadora, protagonista y directora y guionista, se le giró en contra. Su presencia en todas partes y una facilidad asombrosa para encadenar polémicas hizo fuertes a sus detractores, que tuvieron la desfachatez de decir que la serie que la puso en el mapa con 26 años no era para tanto. De algún modo, también agotó a sus fans. Aun así, la principal perjudicada fue ella. El éxito la devoró. Ella misma ha hablado de las nefastas consecuencias de la fama en la relación con su cuerpo, de sus adicciones y de sus problemas de salud (física y mental). Pero, pese a las adversidades, Dunham no ha dejado de proponer cosas interesantes. El libro de Catherine es una de ellas.

¿Están esas propuestas a la altura de Girls? Quizá no. Pero no es fácil generar algo del peso de una de las mejores series de la década pasada. Más allá de su ingenio, su gracia para el diálogo y su habilidad para componer personajes (sobre todo femeninos) complejos y contradictorios, hasta antipáticos, Dunham tiene la habilidad innata de tomarle el pulso a los tiempos. Está conectada a la realidad, siente antes que nadie las preocupaciones que hay en el ambiente, incluso se avanza.

En Girls habló con una madurez insólita, sin miedo a lo sórdido y lo antipático, anticipándose a conversaciones que secuestrarían los años siguientes, de ser veinteañera en el siglo XXI (aunque fuera posible proyectarse en sus personajes desde otras edades). Habló de amistad femenina, de nuestros cuerpos, de deseo, de sexo, de acoso, de relaciones de poder, de consentimiento, de maternidad, de identidad de género.

Lena Dunham en 'Girls'. 

Lena Dunham en 'Girls'.  / EPC

En El libro de Catherine, algo así como la adolescencia según Lena Dunham, más que avanzarse a nada habla desde una conciencia extraordinaria del presente (no es “otra película de agenda”) de ser chica y adolescente. Está ambientada en una época muy distinta a la de Girls y su protagonista es más joven que las chicas de aquella serie, pero en ella reverberan muchos de los temas que Dunham apuntaló en la propuesta que la situó a la vez en el mapa y en el ojo del huracán. El libro de Catherine es una película de aventuras hermosa, divertida, tierna y emotiva. Sólo por eso vale la pena. Pero, encima, habla de la importancia de cuestionar y desafiar desde la infancia (y la importancia de educar en esa dirección) todo lo que pueda anularte.

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