Chequeo a un fenómeno

Del vinilo a las cámaras de hacer fotos: ¿los productos 'vintage' son mejores que los actuales?

Cámara de hacer fotos vintage

Cámara de hacer fotos vintage / Harry Cunningham| Unsplash

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Lo vintage es tendencia. Los objetos que, a pesar de no ser nuevos, están de moda por su diseño atractivo, tal como los define FundéuRAE, forman parte de nuestro día a día. Comprar estas piezas antiguas, una práctica antes reservada casi exclusivamente a los coleccionistas, es ahora también cosa de jóvenes, ya sea por nostalgia, calidad o sostenibilidad. Sin embargo, ¿este auge puede explicarse por criterios objetivos? ¿Lo antiguo es necesariamente de mejor calidad o más sostenible?

La compra de artículos de segunda mano, como por ejemplo en los mercados de pulgas repletos de ropa, libros, vinilos y muebles vintage que esperan una segunda vida, ha resurgido por diversos factores, según explica un estudio realizado en Francia. Entre los motivos principales se encuentran la voluntad de esquivar las tiendas convencionales, motivaciones éticas y ecológicas, el placer nostálgico de comprar objetos con historias escondidas o la estimulación de buscar pequeños tesoros perdidos. Por supuesto, en las compras de segunda mano influyen también factores económicos.

Desgranamos si el aumento en las compras de cuatro hits del mercado vintage se puede explicar por una mayor calidad o sostenibilidad en los productos, o si se trata meramente de una percepción de los usuarios.

Los vinilos no ofrecen mayor calidad 

El mercado del vinilo ha resurgido en los últimos años, siendo 2021 el año con las mayores ventas de estos productos en Estados Unidos desde 1986. Sin embargo, esta recuperación no siempre se explica por una mayor calidad del sonido. La tecnología del vinilo es sensible a cualquier imperfección (polvo, rayadas o movimiento) y cuenta con un rango dinámico y una separación de canales menores a los productos digitales, según explica Paul D. Lehrman, profesor de música y director del máster de ingeniería musical de la Universidad de Turfs, en la página web del centro. Además, a causa del contacto entre disco y aguja, el vinilo se acaba degradando con el tiempo.

Por otro lado, conviene diferenciar entre los vinilos vintage —un producto antiguo y de segunda mano— y los retro —un objeto inspirado en modelos de otra época—. Los primeros capturan música de las décadas previas a los 80, registrada en estudios destinados a producir vinilos. La transformación posterior en música digital parte de estas grabaciones analógicas, y puede perder algún detalle acústico, según este artículo de Scientific American, por lo que los vinilos vintage captan la onda acústica con mayor precisión. En estos casos, el analógico tiene una calidad más real, explica a Verificat Ximo Agustí, director de la empresa de eventos musicales Open Doors, precisando que “el digital lo puedes trabajar de manera ficticia”, dado que “hay mucha máquina que imita los sonidos de las máquinas antiguas”.

En contraste, indica la revista, la mayor parte de los vinilos retro, los que se producen actualmente, se generan a partir de un archivo digital, por lo que la onda acústica no es diferente. “La calidad te la marca que [el archivo] esté más o menos comprimido”, así como los dispositivos de escucha, explica el experto

Más allá de la calidad, los expertos apuntan a un fenómeno sociológico. “Es una tendencia”, asegura Ximo Agustina. Para Héctor García Barnés, periodista y autor del libro Futurofobia, el auge del vinilo se explica, en parte, porque “consigue devolver la parte ritual a escuchar música”. Emma Plana, coordinadora del Grupo de Trabajo de Musicoterapia del Colegio Oficial de Psicología de Catalunya, apunta que “hay un tema de curiosidad y de buscar nuevas sensaciones”.

El enfoque medioambiental de la ropa

El fenómeno del fast-fashion, que busca acelerar y abaratar el proceso de fabricación y consumo de ropa, ha reducido la calidad de muchos textiles que usamos en nuestro día a día y ha multiplicado los efectos nocivos de la industria sobre el medio ambiente. “La ropa de mala calidad es cada vez más común”, indica Esther Lorente delegada de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) en Cataluña.

ropa vintage

ropa vintage / Tessa Simpson

“Una ropa que está bien hecha y que tiene unos materiales buenos [...] no es de peor calidad que la de hace 50 años”, especifica la experta, que insiste en poner el foco del problema en la vestimenta de la moda ràpida. Otra alternativa, más allá de la ropa nueva y de calidad, es comprar tejidos de segunda mano. Las ventas de este mercado crecieron un 215% entre 2012 y 2021 a nivel global, si bien la OCU indica que este fenómeno es todavía poco usual en España, en comparación con los países nórdicos.

Un análisis del ciclo de vida encontró que consumir textiles de segunda mano tiene “impactos insignificantes sobre el medio ambiente en comparación con los ahorros” conseguidos al reemplazar la ropa virgen. Es decir, que la ropa vintage está asociada con un impacto ambiental menor.

Muebles vintage: ahorro y sostenibilidad

Reciclar y restaurar muebles antiguos también se está convirtiendo en una tendencia, ya sea por el ahorro económico o por el menor impacto ambiental. Aun así, el ingeniero químico de la Universitat de Girona Marc Delgado insiste que, para calcular el impacto ambiental de un producto, no solo hay que tener en cuenta su producción, sino que también se tienen que computar los costes de su uso y su gestión.

En el caso de un mueble de segunda mano, si bien es evidente que se alarga su vida útil, “tendremos que ver el coste energético de su proceso de restauración, así como el impacto ecológico de los materiales necesarios”. Los productos anticarcoma, la cera, los óleos, el barniz y los tintes, por ejemplo, no están libres de impacto ambiental, y si los productos no se agotan, pueden generar residuos difíciles de reciclar.

muebles vintage

muebles vintage / Lina Castaneda |unsplash

Por lo que se refiere a la calidad de los materiales, en las últimas décadas se ha disparado el uso de aglomerado en la fabricación de muebles, más económicos que los de madera. Desde 1980, la producción de este material se ha triplicado, según datos de Naciones Unidas. Esto ha causado que en la actualidad se puedan encontrar muebles más baratos. No significa que los muebles de ahora sean de menor calidad, puesto que se siguen produciendo ejemplares de madera maciza, sino que existen materiales de menor pureza que permiten abaratar costes. 

Fotografía analógica: una cuestión de la experiencia

“Si quieres conseguir una imagen de mucha calidad, hazla con una cámara digital”, asegura Pere Grimau, maestro del taller de Fotografía de la facultad de Bellas Artes de la Universidad de Barcelona. Aunque no hay grandes diferencias por lo que refiere a la resolución de las imágenes, las digitales permiten controlar con gran precisión la toma de fotografías, que además pueden ser editadas posteriormente con Photoshop

Mucho más limitadas son las cámaras analógicas, que no permiten tantos ajustes en el momento de tomar la fotografía. Un ejemplo es el ISO (sensibilidad a la luz), que se puede modificar fácilmente con una cámara digital, mientras que con una analógica, todo depende de la cinta elegida, según explica el libro Digital Imaging (ed. Elsevier). Además, si una fotografía analógica no queda del todo bien, el margen de maniobra para retocarla posteriormente es mucho menor. 

¿Entonces, por qué han vuelto a la moda las cámaras analógicas? Para Grimau, la cuestión recae en la experiencia fotográfica. Los móviles, explica, “hacen invisible” el procedimiento, mientras que “las cámaras digitales profesionales lo hacen muy complicado”. Con la fotografía analógica, en cambio, “puedes ser consciente de todo el procedimiento que hay detrás de cada fotografía” y así “tener una experiencia más intensa”. Un estudio de tres universidades suizas apunta también a los criterios subjetivos de la audiencia, que puede ver las películas analógicas como más orgánicas y menos artificiales.

cámara polaroid

cámara polaroid / izzy gerosa | unsplash

Algo similar ocurre con la vuelta a la moda de las cámaras Polaroid, que imprimen instantáneamente todas las imágenes. Aunque su calidad (en términos técnicos) no es comparable con las fotografías digitales, las Polaroid ofrecen “una experiencia para el tacto, una fotografía única e irreproducible”, analiza Grimau. 

En conclusión, son las mismas limitaciones de la cámara analógica las que la hacen atractiva. “Si estás limitado a 36 disparos por carrete, las fotografías tienen que ser más reflexivas”, apunta Julio Carbó, jefe de fotografía de EL PERIÓDICO, quién apunta que, al final, “da igual cómo está hecha una foto a nivel técnico, lo más importante es si la imagen transmite emoción y explica una historia”.

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