El galardón más prestigioso

¿Quién demonios es Abdulrazak Gurnah, Nobel de Literatura 2021?

El escritor tanzano de expresión inglesa se ha ocupado de temas inéditos en la literatura africana

Abdulrazak Gurnah gana el Premio Nobel de Literatura 2021

Abdulrazak Gurnah gana el Premio Nobel de Literatura 2021

Elena Hevia

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La Academia Sueca, el organismo que cada año elige al mejor escritor del mundo concediéndole el Nobel de Literatura, no se ha había dado excesiva prisa en cumplir la promesa que hizo tras su reestructuración con la que, entre otras cosas, limpiaba sus sucios establos de corrupción. A partir de aquel momento, decían, se pondría más atención en distinguir a escritoras, ya que en sus 118 ediciones solo había premiado a 16, siete de ellas en el siglo XXI. También expresó un ‘mea culpa’ respecto a su eurocentrismo galopante. Han tenido que pasar tres años -las ediciones de 2018 y 2019 fueron para el austriaco Peter Handke y la polaca Olga Tokarczuk, en 2020 se premió a la poeta norteamericana Louise Glück- después de aquella declaración de intenciones para que la institución cumpliera aquella promesa descolonizadora con el Premio Nobel 2021, dado a conocer este jueves, al tanzano de expresión inglesa Abdulrazak Gurnah, residente en Londres, de quien el jurado ha destacado su “penetración intransigente y compasiva de los efectos del colonialismo y el destino del refugiado en el abismo entre culturas y continentes”. 

Tras hacerse público el fallo, y asumir el golpe de extrañeza, lo primero que se plantea cualquier amante de la literatura que no sea un gran experto en letras africanas, es la duda ¿de dónde ha salido este autor? ¿Quién es? Porque, aunque, hace unas pocas décadas, era absolutamente desconocida, hoy la literatura africana negra tiene ya una serie de nombres reconocidos: como los del patriarca ya fallecido Chinua Achebe, o la muy popular Chimamanda Ngozi Achie, ambos nigerianos, al igual que el nobel Wole Soyinka, sin olvidar al que durante años ha sido el favorito a llevarse el gran premio, el radical y combativo keniano Ngugi Wa Thiongo. Pero la pregunta, quién demonios es Abdulrazak Gurnah, no lo olvidemos, no indica la poca importancia del galardonado sino nuestra ignorancia respecto a la escritura de ese inmenso continente que tan solo ha sumado hasta el momento para el gran premio cinco nombres: el ya mencionado Soyinka (1986), el egipcio Naguib Mahfuz (1988) y los blancos sudafricanos Nadine Gordimer (1991) y J. M. Coetzee (2003).

Un refugiado más

Gurnah nació en 1948 en el entonces sultanato de Zanzíbar, hoy territorio de Tanzania, y a los 20 años se vio obligado a trasladarse a Londres en régimen de refugiado, huyendo de la lucha intestina entre la minoría árabe en el poder y la sojuzgada mayoría africana. El carácter cosmopolita de Zanzíbar, su pluriculturalidad será uno de los temas centrales en el universo del autor, que se compone de diez novelas - solo tres de ellas, ‘Paraíso’, ‘Precario silencio’ y ‘En la orilla’ publicadas en castellano y ya descatalogadas- y de diversos cuentos. El profesor Juan José Martínez González, experto en relaciones en literaturas costeras por la Universidad de Málaga, destaca la importancia de ese enclave: “Toda la costa oriental de África ha estado conectada con Oriente Medio y la India durante milenios. Ha sido una isla por la que han pasado comerciantes indios, persas, árabes. Es puro cosmopolitismo”. No hay más que recordar que Freddy Mercury, de origen parsi, es decir indio, nació allí también –dos años antes- y que, al igual que Gurnah, se trasladó muy joven a la metrópolis. El flamante premio Nobel ha integrado en sus novelas asuntos bastante inéditos tanto para la cultura occidental como para la literatura de autores africanos negros, como el racismo que los indios practicaban frente a la población africana autóctona. De hecho, ‘Paraíso’, considerada su obra maestra y sin duda la obra que lo dio a conocer, explora aspectos tan insólitos como el histórico comercio de esclavos que fue la principal y abominable riqueza de Zanzíbar durante el siglo XIX, pero una práctica anterior a la colonia.  

Otro de los temas del autor es, por supuesto, la experiencia de la migración obligada. “El protagonista de ‘En la orilla’, una de sus últimas novelas publicadas en castellano en 2003 -cuenta Martínez- es un refugiado y es muy interesante porque no contemplamos a aquellos que se han visto obligados a huir de su país de una forma sencilla o binaria sino en toda su complejidad ya que la historia de su protagonista abarca varios continentes, religiones y nacionalidades”.

Brutales como cualquier otra sociedad

El periodista Chema Caballero, gran conocedor del África negra y un lector atento de Gurnah, destaca que su literatura se ha dedicado a romper algunos mitos sobre el periodo precolonial, que lo alejan de la visión adánica de un Chinua Achebe, por ejemplo. “No le importa mostrar algo que pudiera estar en sintonía con las viejas ideas de la literatura occidental: que aquellas sociedades africanas eran tan brutales como cualquier otra sociedad”. El tanzano tomó también una decisión bastante difícil en el importante debate de las letras africanas: ¿hay que escribir en el idioma del colonizador? Él, que ha sido profesor de inglés en la universidad de Kent, no ha tenido jamás la menor duda de hacerlo en ese idioma, aunque su lengua materna sea el suahili. “Ahí también concurren muchos estereotipos que damos por válidos -dice Caballero-. El escritor keniano Binyavanga Wainaina defendía que su idioma materno era el inglés, que no podía hacerlo en kikuyu, porque nunca había manejado esa lengua. Quizá deberíamos replantearnos nuestras ideas sobre África. ¿Por hacerlo en esa lengua se es menos africano?”.

Es una pregunta más que plantea la literatura del tanzano. La del título de este artículo, quién es Gurnah, se la hacen incluso los actuales tanzanos. Chema Caballero acaba de llegar de ese país donde hasta este jueves apenas se le conocía: “Un librero me dijo que no compraban sus libros porque los lectores de allí no los piden”. Una situación que, a buen seguro, cambiará después del Nobel. Para ellos y para nosotros.