Cine fantástico
El hombre lobo saca los colmillos en Sitges
El festival revisa este año el mito de la bestia interior con varias películas sobre el hombre lobo, personaje clave del género fantástico.
![El hombre lobo](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/fea87e2a-145c-4ed2-b7cb-f410a3c7ffb4_16-9-discover-aspect-ratio_default_0.jpg)
El hombre lobo / El Periódico
![Quim Casas](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/74ea7dd1-c4d0-4b33-bf06-cbb516da5662_source-aspect-ratio_default_0.jpg)
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Quim Casas
Periodista y crítico de cine
Profesor de Comunicación Audiovisual en Universidad Pompeu Fabra y docente en ESCAC, FX, Cátedra de Cine de Valladolid y Museu del Cinema de Girona. Autor de diversos libros sobre David Lynch, David Cronenberg, Jim Jarmusch, Fritz Lang, John Ford y Clint Eastwood. Miembro del Comité de Selección del Festival de Cine de San Sebastián.
Hay varios personajes del género fantástico que representan la idea de la bestia interior que el festival de Sitges ha tomado este año como ‘leit motiv’, caso de la dualidad de ‘Doctor Jekyll y Míster Hyde’. Pero la gran criatura teriantrópica, mitad bestia (therion) y mitad humana (anthropos), es sin duda alguna el licántropo, el mito fantástico más universal junto al vampiro. Es aquel varón o hembra que, afectado por una maldición o la mordedura de otro lobo, se transforma en pura bestialidad durante las noches de luna llena y sacia su instinto matando y desgarrando a hombres y animales.
Si el mito vampírico tiene grandes antecedentes literarios (Bram Stoker y Sheridan Le Fanu), el doctor Frankenstein y el hombre invisible surgieron de la pluma de Mary Shelley y H. G. Wells, hay rastro de las historias de momias revividas en libros de Louise May Alcott y Loudon Webb, y otras criaturas clásicas del fantástico proceden de Robert Louis Stevenson y Edgar Allan Poe, no hay base novelesca en la gestación del hombre lobo. Es, como los zombis, una creación muy cinematográfica que ha sido trasladada con éxito a otros lenguajes: ‘Moonshine’, un cómic actual de Brian Azzarello y Eduardo Risso –los autores de ‘100 balas’– mezcla hombres lobos y gánsteres en plena Ley Seca.
![Fotograma de 'Aullidos', de Joe Dante (1981)](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/cd7c5523-948c-4814-b5c3-bb91db88c286_alta-libre-aspect-ratio_default_0.jpg)
Fotograma de 'Aullidos', de Joe Dante (1981) / El Periódico
En la época dorada de Universal, la gran productora de cine de terror en el Hollywood de los 30 y 40, el licántropo fue recurrente. A las dos películas que sentaron la iconografía básica, ‘El lobo humano’ (1935) y ‘El hombre lobo’ (1941), se sumaron después las presencias del personaje, siempre con los rasgos de Lon Chaney Jr., en las extravagantes reuniones de monstruos: ‘Frankenstein y el hombre lobo’ (1943), ‘La zíngara y los monstruos’ (1944) y ‘La mansión de Drácula’ (1945). Universal cerró el ciclo cambiando de género en ‘La loba humana’ (1946), en la que la afectada por la maldición es una burguesa londinense de 1900. La productora británica Hammer Films, heredera de los personajes de Universal, solo realizó una película interesante sobre el tema, ‘La maldición del hombre lobo’ (1961) de Terence Fisher y con Oliver Reed. Ambientada en España, su premisa es muy distinta, ya que la bestia es el hijo de una joven violada.
El cénit de las metaformosis
Las metamorfosis de hombre en lobo, con trucajes magníficos que hacían realidad lo que en los filmes de Universal eran ligeros efectos de maquillaje, alcanzó su cenit en cuando John Landis y Joe Dante realizaron en 1981 ‘Un hombre lobo americano en Londres’ y ‘Aullidos’, respectivamente, dos de los filmes programados en el ciclo de Sitges. De ese año es también la misteriosa ‘Lobos humanos’, en la que un policía investiga unos crímenes cometidos en apariencia por un licántropo; Tom Waits aparecía como borracho en un bar. Neil Jordan firmó una obra maestra, ‘En compañía de lobos’ (1984), en la que cruzó la licantropía con una revisión modernista y sexual del cuento de Caperucita Roja.
El hombre lobo cinematográfico no ha cesado: anime –‘Los niños lobo’ (2012)–, 'gore' –‘Dog soldiers’ (2002)–, visiones realistas –‘Lobo’ (1994), con Jack Nicholson, y ‘El hombre lobo’ (2010), con Benicio del Toro–, comedias –‘De pelo en pecho’ (1985)– y las sagas de ‘Underworld’ y ‘Crepúsculo’, licántropos contra vampiros. Mención especial para la aportación española. Además de los rudimentarios filmes de Paul Naschy-Jacinto Molina –‘El retorno del hombre lobo’ (1980), ‘La bestia y la espada mágica’ (1983)–, cuenta con acercamientos personales como ‘El bosque del lobo’ (1970), de Pedro Olea, y ‘Romasanta’ (2004), de Paco Plaza. Estos cuatro títulos se proyectan en Sitges junto a una auténtica rareza, ‘Nazareno Cruz y el lobo’ (1975), producción argentina sobre un lobizón de la Pampa.
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