Pérdida de la infancia

¿Por qué Disney es una fábrica de adultos infelices?

Selena Gomez se suma a la larga lista de estrellas críticas con la compañía que les catapultó a la fama

La odisea de Britney Spears hacia la libertad

selena gomez

selena gomez / AFP

Antonio Porras

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Disney no tiene la exclusiva. La fama infantil genera un alto porcentaje de adultos desgraciados. El reciente documental 'El chico más bello del mundo', sobre Björn Andrésen, el actor que dio vida a Tadzio en 'Muerte en Venecia', de Luchino Visconti, es un descorazonador ejemplo. Pero en el caso de Disney, la gran factoría del entretenimiento juvenil, la tasa de infelicidad adulta se dispara. Lo que un día llegó a conocerse como 'la fábrica de los sueños', pronto reveló que era un sueño adolescente no tan idílico como aparentaba.

De esta mina artística han salido nombres como Britney Spears, Miley Cyrus, Ryan Reynolds o Zendaya, jóvencísimos artistas que se convirtieron en ídolos de masas incluso antes de llegar a la adolescencia y que sufren las consecuencias del prematuro estrellato durante la edad adulta. Y ellos lo advierten. La última, Selena Gomez, que hace unos días admitió no saber lo que estaba haciendo cuando "renunció" a su infancia "en favor de Disney".

Adultos que siguen siendo niños

La adultez de la cantera de jóvenes Disney es tan confusa como variopinta. Son muchas las maneras en que estos inexpertos artistas tratan de desvincularse de la imagen de 'niños perfectos'.

"Cuando llegan a la adolescencia los niños suelen hacer su primer balance y las estrellas juveniles comienzan a tener el sentimiento de haber sido utilizados", explica José Ramón Ubieta, profesor de Estudios de Psicología en la Universidad Oberta de Catalunya (UOC). "Ya sea por las empresas o por sus propios padres, que desarrollan un discurso narcisista de que el éxito de su hijo es también suyo, estos jóvenes se sienten dejados por los adultos."

Entonces, como todo adolescente, pasan por su etapa rebelde, pero pasada de vueltas. Britney Spears y Lindsay Lohan comenzaron a protagonizar portadas por sus desenfrenadas fiestas junto a Paris Hilton, una irreconocible Miley Cyrus rapada se desnudaba sobre una bola de demolición, Bella Thorne se hacía de oro por colgar fotos subidas de tono en Onlyfans y, a sus 17 años, Demi Lovato probaba su primera raya de cocaína (y, con 26, una sobredosis casi le quita la vida).

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Uno de los primeros escándalos de Miley Cyrus, posar con la espalda descubierta, ocupó la portada del New York Post con el titular "La vergüenza de Miley" /

Aunque siempre se había mostrado muy reservada sobre este tema, Selena Gomez, famosa gracias a su papel como Alex Russo en 'Los Magos de Waverly Place', se sinceró la semana pasada durante la rueda de prensa de su nueva serie para Hulu ('Only murders in the building'), donde explicó cómo había tenido que renunciar a su infancia a una edad muy temprana. "No sabía lo que estaba haciendo", reconoció la actriz, que también relató que no llegó a aprender demasiado de la experiencia. "Simplemente me limitaba a correr por el set de rodaje", afirmó.

Gomez, que en otras ocasiones ha hablado abiertamente de su "lucha diaria" contra la depresión, la ansiedad y el trastorno bipolar, se une así a la extensa lista de afectados por la empresa de los sueños.

"En situaciones de sobreexposición infantil, la fragilidad psíquica aparece en primer plano", explica Ubieta. "Hablamos de diferentes adicciones para tratar de olvidar su dolor y crearse un mundo alternativo. De abusos de sustancias a problemas sexuales, ya que buscan ser queridos más allá de su éxito y para afrontar ese miedo al fracaso cuando ven que ya no son tan populares como antes", concluye el psicólogo. Un cóctel explosivo que se convierte en campo de cultivo para enfermedades y trastornos mentales.

Y, aunque su lucha por la salud mental la llevó a ser ingresada en un centro psiquiátrico durante dos semanas en 2018, la caída a los avernos de Gomez parece ser más liviana que la de algunos de sus excompañeros.

Una larga lista de afectados

Antes de convertirse en la 'princesa del pop', Britney Spears también tuvo su debut televisivo con Disney. Junto a un reparto estelar, compuesto por unos jovencísimos Justin Timberlake, Christina Aguilera y Ryan Reynolds, se estrenó como presentadora del programa de talentos infantil 'The Mickey Mouse Club'. Una imagen que la acompañó durante los primeros años de su carrera musical, en los que predominaba esa estética de colegiala inocente con cara de no haber roto nunca un plato.

Britney Spears en el programa 'The Mickey Mouse Club House' cuando tenía 10-11 años.

Britney Spears debutó en el programa 'The Mickey Mouse Club House' junto a Christina Aguilera, Justin Timberlake y Ryan Reyndols. /

Eso pronto cambiaría. Spears se hizo adulta y quería salir de fiesta hasta las tantas. Quería beber. Quería cantar sobre sexo y vestir con tops escotadas y esos pantalones de tiro bajo que se estilaban en los 2000. La prensa y la sociedad la lapidó por ello. Aunque estaba en el zénit de su éxito, Britney había dejado de ser la niña que todos querían y esa fue la primera piedra en el camino de la cantante: una serie de malas decisiones, abusos y crisis nerviosas que terminarían con la polémica tutela que la tiene esclava desde hace 13 años y que ha desarrollado todo un movimiento para liberarla.

Pero estas exigencias de pureza son algo común entre los jóvenes Disney. A la historia pasará el anillo de castidad que llevaban los Jonas Brothers, con el que prometían llegar vírgenes al matrimonio. Ninguno lo consiguió. De hecho, Joe Jonas llegó a hablar de la presión que sentían por no decepcionar a nadie. "Es una presión que ningún adolescente debería tener que soportar", afirmó entonces.

Algo similar vivió la actriz Miley Cyrus, o, como la conocíamos entonces, Hannah Montana, que con 18 años, tras su primera relación sexual, quiso dejar de interpretar al personaje. "Me sentí ridícula, como si me hubiera vuelto mayor, y no quería volver a ponerme esa peluca", explicó. Reconoce también haberse sentido como una mascota y llegó a repudiar al personaje que le dio la fama. "Me dí cuenta en un viaje a Disneyland: en el 'backstage' vi a Peter Pan fumándose un cigarrillo. Pensé 'esa soy yo'. No soy una mascota Disney, soy una persona", reflexionaría con los años Cyrus, cuyo último álbum con el sello discográfico de Disney, 'Can't Be Tamed' ('No me puedes domar', en español), se convertiría en un presagio para las polémicas que le seguirían: shows y videoclips con poca ropa, 'twerkeando' y fumando marihuana.

Y la lista es extensa. Lindsay Lohan, la adorable gemela de 'Tú a Londres y yo a California', se pasó su juventud entrando en centros de rehabilitación, "como si fuera una broma, para pasar el tiempo", Zac Efron se pasó años sin comer carbohidratos por miedo a dejar de tener un buen cuerpo y Hillary Duff ha batallado contra la anorexia.

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