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‘El caso Wanninkhof-Carabantes’: ¿juicio o circo mediático?

‘El caso Wanninkhof-Carabantes’, que se presenta este sábado en el DocsBarcelona y a partir del 23 de junio en Netflix, analiza el delirio en que se convirtió el juicio por el asesinato de la joven Rocío y sus posteriores consecuencias

Fotograma del documental 'El caso Wanninkhof-Carabantes'

Fotograma del documental 'El caso Wanninkhof-Carabantes' / El Periódico

Quim Casas

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El 9 de octubre de 1999 desaparecía la joven Rocío Wanninkhof en La Cala de Mijas (Málaga). 25 días después, era hallado su cadáver. Dolores Vázquez, excompañera sentimental de la madre de Rocío, Alicia Hornos, fue juzgada y encarcelada por el asesinato. El 14 de agosto de 2003, en la también malagueña localidad de Coín, desaparecía otra joven, Sonia Carabantes. Tardaron cinco días en encontrar su cuerpo. A diferencia del cadáver de Rocío, al de Sonia se le pudieron realizar pruebas de tejido y ADN. Revelaron que su agresor era también el de Rocío. Tony King, el verdadero culpable, sería condenado. Dolores Vázquez fue exonerada tras 519 días en prisión. La opinión publica, más que las pruebas y la decisión de un jurado poco parcial, la condenaron en su momento.

El caso tuvo una enorme repercusión mediática. Y sobre aquel juicio, la muerte de Sonia y los hechos que llevaron a la detención de King gira el documental ‘El caso Wanninkhof-Carabantes’, que se presenta este sábado en el DocsBarcelona, y a partir del 23 de junio, en Netflix. Su directora es Tània Balló, corealizadora de ‘Las sinsombrero’ y ‘Milicianes’. “Hacia mucho tiempo que quería hacer una película sobre este caso”, explica la directora a EL PERIÓDICO. “Yo tenía dos o tres años menos que Rocío cuando desapareció, y recuerdo perfectamente ser espectadora del circo mediático. Había algo muy oscuro en aquel delirio colectivo”.

Una de las películas preferidas de Balló es ‘Furia’ (1936), filme de Fritz Lang que explica como se edifica la figura de un falso culpable que acaba siendo linchado. “Esa era una de las ideas que más me atraían al realizar el filme, la forma en que se construye un falso culpable”, asegura la directora. Cuando plataformas como Netflix demostraron su interés por el género, Balló le propuso al productor Raimon Masllorens el proyecto y Netflix se interesó de inmediato por él. “Lo compró con un formato de largometraje de 90 minutos, que era perfecto, ya que me permitía explorar una narrativa más cinematográfica. Además, yo no soy periodista, vengo más del concepto de un cine social”, argumenta Balló en cuanto al dispositivo narrativo de su película.

Linchamiento mediático

Además de criminalistas, policías, periodistas, un amigo de Roció y la madre de Sonia, Balló intentó que participaran la condenada Dolores Vázquez y la madre de Rocío. “Lo intente con Vázquez, pero sabía que diría que no, así que desde el primer momento plantee la película sin ella. Es un búnker, hizo dos ruedas de prensa cuando salió de la cárcel y no ha vuelto a hablar. Su silencio me reafirma en mi idea del linchamiento mediático al que fue sometida”. Balló confiesa que, con ella presente, el filme habría sido distinto. En cuanto a Alicia Hornos, la madre de Rocío, “hablé varias veces, pero estaba enferma y decidimos no insistir”. La película se rodó en plena pandemia.

Tània Balló, directora del documental 'El caso Wanninkhof-Carabantes'

Tània Balló, directora del documental 'El caso Wanninkhof-Carabantes' / El Periódico

‘El caso Wanninkhof-Carabantes” explora la idea de que el equipo de investigación y el fiscal creían firmemente en la culpabilidad de Vázquez, pero no tenían pruebas. Ni siquiera tuvieron en cuenta su coartada. “La presunción de inocencia no estaba ni se la esperaba”, afirma Balló. “Cómo el cuerpo de Rocío no pudo aportar pruebas, decidieron que era un crimen pasional y no sexual. Establecieron su relato, en el que era primordial convencer a la opinión pública que Vázquez era la asesina. Decidieron aprovechar que era lesbiana, masculinizarla aún más y borrar cualquier rastro de feminidad”. Un caso claro de lesbofobia. De este modo, cara a la opinión pública, era alguien capaz de cometer un crimen pasional, algo que se atribuye más a hombres que a mujeres.

Muy interesante es el registro de la madre de Sonia, Encarna Guzmán. Su esposo murió hace un año. Cuando habla a cámara, explica que, si la policía y el jurado hubieran hecho bien su trabajo, su hija estaría viva. “Me dijo que nunca superaría lo que ocurrió”, recuerda Balló, “pero que quería hablar desde la dignidad y denunciar lo que se hizo mal. Gracias a su hija encontraron al verdadero asesino. Ella se enfrenta al duelo a partir del sacrificio y la resignación”.

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