Estreno en salas

'Pequeño país' y las heridas del genocidio en Ruanda

Éric Barbier adapta la novela superventas en Francia de Gaël Faye en la que un niño es testigo de la escalada de violencia étnica que se produce en Burundi tras el genocidio tutsi en Ruanda.

Fotograma de 'Pequeño país'

Fotograma de 'Pequeño país' / El Periódico

Beatriz Martínez

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Gaël Faye se convirtió en una estrella literaria hace tres años gracias a ‘Pequeño país’ (Salamandra), un libro en el que plasmaba sus experiencias como hijo de francés y madre tutsi en Burundi, territorio limítrofe con Ruanda y que también fue testigo de la ola de violencia que desató el genocidio étnico que tuvo lugar en los años noventa. 

Éric Barbier conoció la novela gracias a su hija, que le obligó a leerla. Acababa de llevar a la pantalla otra obra autobiográfica sobre el exilio, 'Promesa al amanecer', centrada en la juventud del escritor Romain Gary y, en 'Pequeño país', encontró una mirada limpia, la de un niño, sobre un tema extremadamente complejo como es el odio racial que desemboca en exterminio.

“Fue lo que más me interesó, que la historia estuviera contada a través de los ojos de Gabriel, el protagonista, porque no sabe nada de lo que está ocurriendo. Poco a poco irá tomando conciencia de la situación y su proceso de descubrimiento será también el del espectador a lo largo de la película”, cuenta Barbier. 

El director se centra en el microcosmos del pequeño, en su vida doméstica junto a su hermana y sus padres, que se encuentran en proceso de separación. Ella soñaba con hacer compras en los Campos Elíseos y él apuesta por vivir en África. La estabilidad del niño irá progresivamente desmoronándose hasta que estalle la violencia y no haya vuelta atrás. “Gabriel irá despertando a la existencia del racismo, primero en su propio espacio privado, en su casa, entre sus padres y después este sentimiento comenzará a inundarlo todo hasta que se vea obligado a tomar partido por un bando u otro, es decir, elegir entre sus raíces”. 

La naturaleza mestiza del protagonista marcará su destino y su sentimiento de desarraigo allá donde vaya. Y las heridas jamás desaparecerán. “Creo que el libro fue un éxito en Francia porque todavía el país tiene que hacer un ejercicio de memoria histórica importante. Los políticos siguen sin reconocer su papel en este conflicto, la posición que tomó François Mitterrand de apoyar esta barbarie”. Al mismo tiempo, reconoce que son personas como Gaël, o su alterego en la ficción, Gabriel, los únicos que pueden poner las cosas en su sitio en el presente rescatando esta afrenta para que todos tomemos conciencia y se haga justicia. 

‘Pequeño país’ fue la vencedora del pasado BCN Film Festival. Es una película que nos enfrenta al fin de la inocencia de una manera al principio sosegada para ir volviéndose cada vez más incómoda hasta desembocar en un primitivismo atávico que nos desvela a la cara más salvaje del ser humano. Lo hace a través de dos niños maravillosos (Djibril Vancoppenolle y Dayla De Medina) que se ponen por primera vez frente a la cámara para transmitir cómo la felicidad es un paraíso perdido en medio de un mundo cruel.