LA GRAN CITA DEL CINE FANTÁSTICO DE CATALUNYA

'Cosmética del enemigo': esos abominables fantasmas del pasado

El director barcelonés Kike Maíllo presenta en Sitges su tercer largometraje, una adaptación "infiel" de la novela superventas de Amélie Nothomb

Kike Maillo posa junto a los actores Athena Strates y Tomasz Kot durante la presentacion de 'Cosmetica del enemigo' en Sitges

Kike Maillo posa junto a los actores Athena Strates y Tomasz Kot durante la presentacion de 'Cosmetica del enemigo' en Sitges / periodico

Julián García

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Hace justo nueve años, Kike Maíllo llenó Sitges de sueños eléctricos con su ópera prima, 'Eva', aquella delicada aleación de drama y ciencia ficción que cualquier fan de 'Devs' o 'Tales from the loop' debería revisar, si es que no lo ha hecho ya. El día de la presentación de 'Eva' en Sitges-2011 fue más bien extraño, ya que  coincidió con la muerte de Steve Jobs y el estreno de la profética 'Contagio', de Steven Soderbergh. Este cronista recuerda las coincidencias a Maíllo, quien, oculto tras una mascarilla negra, echa a reír antes de guardar silencio durante algunos segundos. «Es curioso. Mira dónde estamos: en manos de los diabólicos inventos de Jobs. Y con una pandemia», reflexiona el director barcelonés. Hoy, otro día más bien extraño, Maíllo regresa a Sitges, uno de los templos en los que se formó como cinéfago y cineasta,  para presentar su tercera película, 'Cosmética del enemigo', un intenso 'thriller' psicológico sobre los fantasmas del pasado basado en la novela superventas de Amélie Nothomb

Maíllo andaba buscando material para volver a rodar tras el 'thriller' de acción 'Toro' cuando alguien, no recuerda quién, le habló de 'Cosmética del enemigo'. «Conocía otras obras de Nothomb, como 'Estupores y temblores' o 'Metafísica de los tubos', pero esta no. Y fue leerla y seducirme. Había algo irresistible en ese duelo dialectico de altura, muy intelectual, entre dos personajes antagónicos: un sociópata en los bordes de la civilización y alguien que opera en lo aceptable socialmente». En efecto, el filme del director catalán relata el asfixiante 'tête à tête' dialéctico que entablan en un aeropuerto un arquitecto de éxito (Tomasz Kot, protagonista de 'Cold war') y la misteriosa Textor Texel (Athena Strate), una joven que le aborda en plan pelmazo y que, poco a poco, se acabará convirtiendo en la  abominable encarnación de todos sus demonios interiores. 

Cambio de sexo

Quien haya leído la estupenda novela de Nothomb, puro nervio ultraconcentrado en menos de 100 páginas, se habrá percatado de que el personaje (masculino) de Texor Texel se convierte aquí en mujer: «Vivimos en una sociedad sexualizada y sexista, y las tensiones entre chico y chico son distintas a las tensiones entre chico y chica. Además,  tenía muchas ganas de que el personaje sociópata fuera encarnado por una mujer, ya que siempre suele ser representado por hombres», justifica Maíllo, quien apunta, en voz baja, una rotunda tercera razón de peso: «No tenía muchas ganas de trabajar con dos hombres».

Se solía decir que 'Cosmética del enemigo' no se podía trasladar  al cine por su arquitectura cien por cien teatral y su ametrallador concepto del diálogo. «Era un reto, no le engaño, porque no deja de ser una conversación entre dos personas en un aeropuerto. Además, es la primera vez que me acerco a un material prestado, siempre he escrito mis propias historias. Así que teníamos que cimbrear la obra, darle un meneo, pero respetando su seña de identidad. Es una adaptación infiel», explica el cineasta, muy contento por el hecho de que la propia Nothomb, mujer de armas tomar, haya dado el visto bueno a la película. «No solo eso: conservamos un correo electrónico precioso suyo en el que nos felicita por las interpretaciones y por la película. Tenemos su aval. Aún estamos sorprendidos», afirma, ufano, Maíllo. Por cierto: aparte del cambio de sexo de Textor Texel, hay bastantes cosas diferentes al libro: «Los fans de Nothomb son gente adulta, abierta de miras, que seguramente disfrutará al ver que no todo es a pies juntillas. La diferencia también enriquece».

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